Santo Tomás dice que, sí se pronuncia que las sustancias espirituales no tienen materia, con esto no se dice que tampoco se distingan, porque aunque se suprima en ellas la potencialidad de la materia, todavía queda en ellas una cierta potencialidad, en cuanto que no son el ser mismo, sino que participan de él, así como, una forma es, si se la supone separada, no podrá ser sino única, porque la naturaleza de la especie, considerada en sí, es una “él ser mismo subsistente en sí, es uno solo”[1], donde cada cosa se adapta a un modo determinado de ser conforme a la índole de sus sustancia, en la cual, el modo de ser de toda sustancia, está determinada por la forma. De este modo, el ser compuesto de materia y forma se hace capaz por su forma de recibir de Dios el ser, de modo particular.
Ahora bien, en la sustancia compuesta de materia y forma, se dan estos dos órdenes: uno, de la materia, que es considerada conforme a su esencia, ser en potencia y la forma, considerada como el ser en acto. Por tanto, se ha de entender que la materia recibe el ser determinado actual por la forma, y no a la inversa, porque la forma subsiste en sí “la forma subsistente no es no-ente, sino que es acto, el acto que precisamente de la que participa el ser”[2]. De este modo, la diferencia que separa la potencia de las sustancias espirituales, a la potencia que hay en la materia, es una potencia que se presenta en la sustancia espiritual dada por el orden que tiene el mismo ser, mientras que la potencia de la materia se da por el orden que tiene tanto a la forma así como al ser, es decir que intervienen dos cosas que lo constituyen materia, haciéndola más imperfecta que la otra; pero aunque se haga esta diferencia, no se quiere decir que las sustancias espirituales, sean infinitas, sino que también son finitas, pero de distinta manera a las materiales, ya que las materiales son finitas de dos maneras: por parte de la forma, que es recibida en la materia, y por parte del ser, del cual participa según su modo propio, es decir, que una tiende hacia arriba y otra hacia abajo por su forma y su materia. En cambio, en las sustancias espirituales que son inmateriales, éstas van hacia arriba, en el sentido que participan del primer principio del ser, siendo su primer principio Dios, que es infinito. Pero ante esto, no se puede comparar ninguna sustancia espiritual al modo de ser de Dios, porque aunque éstas participen del principio del ser, no pueden ser infinitas, porque infinito es Uno “el primer principio, Dios, es infinito absolutamente”[3].
Así, queda dicho que entre lo material y lo espiritual, no puede darse igualdad, en cambio en los seres que son materialmente nada impide que se dé una igualdad.
Bibliografía
Fernández, Clemente, S. I, Los Filósofos Medievales, selección de textos, “Santo Tomás, Sobre las sustancias separadas”, BAC, Madrid, 1979, Tomo II, págs. 450-455.
[1] Aquino, Tomas, Sobre las sustancias separadas, BAC, Madrid, 1979, Tomo II, Capítulo VIII, § 2.198.
[2]Ibídem, § 2.201.
[3]Ibídem, § 2.204
Está interesante tu entrada, trata muy bien el ser de los inmateriales y de los materiales, pero al ser inmateriales que los delimita para que no sean infinitos como Dios. O dicho de otra forma, si no tienen materia, no están en el espacio y por lo tanto no pueden ser finitos. ¿tu qué piensas de esto?
ResponderEliminarExpones un tema que es un tanto difícil de explicar pero lo has hecho adecuadamente. Me surge una duda ¿Hay alguna relación de las sustancias separadas con Dios?
ResponderEliminarRespuesta a Luis: me parece que ante esto, se puede hablar de una finitud en los seres espirituales, porque participan del principio de Dios, que es quien da la finitud a los seres, donde no pueden haber sustancias infinitas más que Él mismo; pero se puede hablar de una infinitud hacia abajo, es decir, que es infinito porque no es participada por un sujeto material terrestre que lo determine como materia.
ResponderEliminarRespuesta a César: me parece que de eso se habla en el texto. Las sustancias separadas son precisamente, hacer la división entre sustancias materiales y espirituales, que de una u otra manera, forman parte del principio creador, que es Dios, que es quien determina a un ser material o espiritual.
ResponderEliminarRespuesta a Luis: La respuesta es fácil, imagina que un ser inmaterial es como una gota inmaterial que cae en un océano inmaterial, la gota no puede ser más grande que un océano, porque es parte del océano, pero separado por el tiempo,el espacio y la materia, no hay diferencia entre los dos, son lo mismo, los seres inmateriales o sustancias separadas, no son como dios, son parte de dios.
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