jueves, 24 de febrero de 2011

Tomás de Aquino: Comentario a los doce libros de la metafísica de Aristóteles

Santo Tomás comienza diciendo que el filósofo cuando enseña, debe enseñar que las cosas se ordenan por una de ellas, en donde una tiene que ser la que regula y las otras reguladas, esto se ve en la unión entre el alma y el cuerpo, en la cual, el alma por naturaleza manda; y el cuerpo obedece; lo mismo sucede en las potencias del alma: la irascible y la concupiscible, que por orden natural son regidas por la razón, ya que una de ellas lleva a la ira y la otra manifiesta atracción a los placeres. De la misma manera sucede con las ciencias y las artes que se ordenan a una sola cosa, a la perfección del hombre, es decir, llevarlo a su felicidad. Por tanto, es preciso que una de ellas rija y lleve merecidamente el nombre de sabiduría, ya que es propio del sabio el ordenar “la ciencia que por naturaleza debe ser la reguladora de las demás tiene que ser la que es más intelectual”[1] y la que sea más instruida en los objetos inteligibles.

Ahora bien, se ha de saber que los objetos inteligibles es estudiada por tres ciencias, la primera recibe el nombre de ciencia divina o teología, en cuanto que estudia las sustancias separadas de la materia y no sólo como cuerpo material, sino también como aquello alejado de la materia sensible. La segunda es la metafísica, en cuanto que estudia el ser común y sus atributos, es decir, el ser y la realidad del ente, la unidad y la pluralidad de la potencia y el acto, y la última se le llama filosofía primera, en cuanto que estudia las causas primeras de las cosas. A estas no se les ha de entender por separadas, ya que el sujeto de estudio de estas ciencias, es tan sólo el ser común, es decir, conocer las causas de su respectivo género.

Libro I
A continuación santo Tomás refuta algunas ideas de Platón, diciendo que uno de los errores de Platón, estuvo en creer que el modo de ser del objeto conocido por el entendimiento es idéntico al modo de conocerlo, pero no es necesario, porque aunque el entendimiento entiende las cosas haciéndose semejante a ellas, es decir que conoce lo que está en acto, no es necesario que dicha especie esté en el entendimiento del modo como se halla conocida “de la naturaleza del entendimiento, que es diversa de la del objeto conocido, se concluye necesariamente que el modo de conocer como conoce el entendimiento es diverso del modo de ser que tiene el objeto conocido”[2]. Continúa argumentando contra las ideas de Platón, diciendo que éste señala la existencia de un tercer hombre. Ante esto santo Tomás expone tres maneras: la primera es que el hombre ideal sea un tercer hombre distinto de los hombres sensibles, distinto del hombre común. La otra manera es que se llame tercer hombre al hombre común, ante el hombre ideal y hombre sensible, sin embargo esto no podría ser, ya que entre el hombre sensible y el ideal convienen en el concepto, es decir, que hay un pacto entre estos. La tercera manera de entenderla, es que Platón ponía algunos géneros, tales como: los seres sensibles, los matemáticos y las especies. Sin embargo ante esto, santo Tomás expresa que no hay mayor razón para poner seres intermedios en unas cosas y otras, ya que de hacerse así, habría que poner en la especie del hombre un hombre intermedio, que tiene que ser distinto al sensible y al ideal. Por tanto, señala que no hay hombre intermedio, porque esta categoría no entra en las dos categorías antes señaladas, ya que los seres naturales tienden a hacer una acción por determinados medios, es decir, que hay algún principio que las dirige y ordena su fin a cada uno y ese principio es el entendimiento que conoce el fin “el primer entendimiento dirige las fuerzas naturales[3].

Libro IV
En este apartado, santo Tomás expone que el ente se dice en varios sentidos, unas veces se hace designando una razón completamente idéntica, y es cuando se señala que es algo unívoco, otras veces se hace designando razones completamente diversas, entonces se predica algo equívocamente, y otras designando razones que son diversas y en parte no, entonces se dice que se predica análogamente, es decir que cada uno se ordena a lo que es según su relación, por tanto concluye que el ente, aunque se predica de diversas maneras, no se predica equívocamente, sino por referencia o relación a uno, no a un uno conceptualmente, sino a lo que es como naturaleza “ente se predica de diversas maneras. Sin embargo, todo ente se dice por orden a uno primero...pero esto primero no es el fin ni la causa, sino el sujeto”[4].

Ahora bien, los modos de ser se pueden reducir a cuatro: uno de ellos, es el más escaso que existe sólo en la razón, y es la negación y la privación. Otro modo de ser es aquel llamado generación, la concepción y el movimiento considerados entes, sin embargo, tienen mezclado algo de privación y negación, ya que el movimiento es un acto imperfecto. El tercer modo es el que no tienen mezclado nada de no-ente, pero poseen un ser de poca consistencia por no existir en sí, sino en otro, como lo son las cualidades, las cantidades y las propiedades de la substancia. El cuarto género de ente es el más perfecto, el que tiene ser en la naturaleza sin mezcla de privación, tiene lo firme y sólido, existiendo por sí, como lo son las sustancias “a ésta dicen orden o referencia todos los demás como a lo primero y principal. En efecto, las cualidades y las cuantidades se dice que son en cuanto que están en la sustancia; los movimientos y las generaciones, en cuanto que tienden a la sustancia; y las privaciones y las negaciones, en cuanto que lo niegan”[5]. De este modo, demuestra que es propio del filósofo primero estudiar todas las sustancias, ya que todas las cosas que pertenecen a un mismo género son objeto de un solo sentido y de una sola ciencia “todas las sustancias, en cuanto que son entes o sustancias, pertenecen al estudio de esta ciencia”[6].

Ahora bien, hablar sobre el ente, es hablar sobre el ser, por lo tanto, no es pensable decir que un ente de un determinado género o especie sea accidente de todo ente. Así, el ente en cuanto tal tiene por causa a Dios mismo, por lo que está sujeto a la divina providencia el ente mismo, así como también los accidentes del ente en cuanto tal, porque toda cosa tiene necesidad de ella, en cuanto que está sujeto al orden de la providencia divina, porque uno es necesario y otro contingente “la causalidad de esas otras causas depende el que exista su efecto. Pero el que exista necesariamente o contingentemente depende de una causa más alta, que es causa del ser en cuanto ser”[7].

Libro XII
Santo Tomás concluye diciendo que el ente, es lo que tiene que ser; los accidentes son entes del ente, tales como la cualidad y el movimiento. Por eso toca al filósofo estudiar primero las sustancias, ya que al investigar las causas del ente, investigan solamente las causas de la sustancia y no al ente en su ser como tal.




Bibliografía
Fernández, Clemente, S. I, Los Filósofos Medievales, selección de textos, “Santo Tomás, Comentario a los doce libros de la Metafísica de Aristóteles”, BAC, Madrid, 1979, Tomo II, págs. 719-732.


[1]Aquino, Tomás, Comentario a los doce libros de la metafísica de Aristóteles, BAC, Madrid, 1979, Tomo II, proemio, § 2.703.
[2]Ibídem, libro I, lección 10, § 2.711.
[3]Ibídem, libro I, lección 15, § 2.715.
[4]Ibídem, libro IV, lección 1, § 2.719.
[5]Ibídem, libro IV, lección 1, § 2.723.
[6]Ibídem, libro IV, lección 1, § 2.724.
[7]Ibídem, libro IV, lección 1, § 2.730.

4 comentarios:

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  2. Me parece que las ideas centrales de este apartado de Tomás de Aquino son: las de expresar porqué es importante las divisiones que hace Aristóteles en cuanto a las ciencias,estas son porque delimitan los campos del saber a la vez que esclarece o clarifica los conceptos del ser o los objetos de estudio; y, refutar las ideas platónicas con respecto a la manera de conocer.
    Sin embargo, la redacción impide tener fluidez al momento de leer esta entrada porque carece en algunas partes de nexos o palabras que den sentido al texto, por ejemplo en el primer párrafo no se entiende si es Tomás de Aquino o el filósofo quien ordena o de qué se habla.

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  3. Tu aportación me parece adecuada y sustanciosa, mas podrías enriquecerla señalando la jerarquización de las almas que propone Tomás. Pues existen el alma racional que es propia del hombre y la irracional que pertenece a los animales, a los seres que no tienen la capacidad de percatarse de su existencia. Opino que si son necesarias las diversas ciencias para conocer y entender lo intelegible, pues dentro de la experiencia sensible se puede encontrar una grande fuente de conocimiento, mas no es todo el conocimiento, porque al lugar donde no llega la especulación ni las ciencias duras es el lugar donde la razón e incluso la fe pueden llegar.

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  4. Gracias por tu aportación, ahora bien mi duda es: ¿cuando tu hablas de sustancias a que haces referencia a la de Dios o a cuales? no se si en este sentido puedas ser más específico

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