jueves, 3 de febrero de 2011

Al-Kindi: Sobre las cinco esencias

Al-Kindi nació en el año 800 en Kufa Persia y por mandato de Al-Ma’mun, corrigió las traducciones de Aristóteles y otros autores griegos. Se distingue por sus muchos comentarios a Aristóteles y la redacción de muchos tratados. Sus ideas fundamentales eran inspiradas por el Estagirita y se le ha considerado como el “primer gran aristotélico árabe”.[1]
 
Este texto parte de una explicación de lo que es la filosofía, diciendo que “es la ciencia de todos los seres”,[2] y que toda ciencia es parte de ella; posteriormente hace una división de ésta para estudiarla mejor: la filosofía se divide en ciencia y operación, la ciencia se entiende como la parte teórica y la operación como la práctica; justifica esta división diciendo que se clasifica así porque el alma igualmente se estudia en dos partes, a saber: el pensamiento y los sentidos, de manera que “la ciencia aparezca como la parte correspondiente al pensamiento, y la operación como la parte correspondiente al sentido”.[3]
 
Continúa haciendo una clasificación más del alma desde la parte del pensamiento, diferenciando el pensamiento que se encarga de las cosas divinas y el que trata las cosas artificiales. La siguiente división que servirá como base para explicar las esencias, es la de “las cosas” con referencia a la filosofía, y dice que “unas cosas se hallan en todas las sustancias, otras no lo están. Las que no están en todas las sustancias, todas son celestes, y constan de las estrellas y el orbe celeste y otros seres similares. De las que se hallan en todas las sustancias, unas se dan con la generación y corrupción.”[4] Y con esto se da pie a la parte de las esencias. 

Dice Al-Kindi desde una postura aristotélica:
“Las cosas que se dan en todas las sustancias son cinco: la primera es la materia, la segunda es la forma, la tercera es el lugar, la cuarta es el movimiento, y la quinta es el tiempo. En toda cosa en que se dé la sustancia, existe la materia, de la cual esa cosa consta, y la forma, por la cual se ve y se distingue por el aspecto de otras cosas, y el lugar, en el cual existirá siempre en algún sitio, y eso porque ningún cuerpo tiene tendencia más que para estar en un lugar y en un sitio. También existe en ella el movimiento, por el cual se desenvuelve su existencia y cuya esencia está en el lugar y en el tiempo. El tiempo es, en efecto, el número del movimiento”.[5]
 
Aclara para finalizar este tratado, que la materia y la forma son los principios de que consta cada una de las cosas, y por ello escribe sobre sus propiedades. Dice de la materia, que “es aquello que recibe y no es recibido, lo que retiene y no es retenido. Cuando desaparece la materia, desaparece lo que hay además de ella”.[6] Es de la materia de lo que está compuesto todo y la materia no tiene definición. 

De la forma, termina diciendo que es una palabra que designa muchas cosas. Hace una clasificación de ella diciendo que, “una es la que es objeto de los sentidos, otra es la que es del orden genérico, y es aquella por la cual algo resulta género y se dice de muchas cosas diversas numéricamente.”[7] Para Al-Kindi la forma es “por la cual algo se discierne visiblemente de las demás cosas, sustancias, de la cualidad y de la cantidad, y de los demás géneros supremos: ésa es la que es constitutiva de toda cosa”.[8]
 
Bibliografía: 

Fernández, Clemente S.I, Los filósofos medievales, selección de textos, “Al-Kindi”, Tomo I, BAC, Madrid, 1979, p. 562-567.
Ferrater, Mora, “Alkindi”, buscado en, Diccionario de filosofía, Tomo I, ed. Ariel, Barcelona, 2001, pp. 108-109.


[1] Ferrater, Mora, “Alkindi”, buscado en, Diccionario de filosofía, Tomo I, ed. Ariel, Barcelona, 2001, p. 109.
[2] Fernández, Clemente S.I, Los filósofos medievales, selección de textos, “Al-Kindi”, Tomo I, BAC, Madrid, 1979, p. 564.
[3] Ibídem.
[4] Ibíd., p. 565.
[5] Ibídem.
[6] Ibíd., p. 566.
[7] Ibíd., p. 567.
[8] Ibídem.

1 comentario:

  1. Solo una observación, Se ha dudado de que el de quinque essentiis sea realmente una obra de Al Kindí, ni se ha encontrado original árabe ni tampoco fue mencionado por ninguno de los autores que catalogaron obras del filósofo en cuestión. Cruz Hernández, en su Historia del pensamiento islámico, fue el primero en el medio intelectual hispánico en señalar esto. En relación con el contenido del texto parece no encajar en sentido estricto con una metafísica de origen enteramente neopitagórico y neoplatónico, como señala Majid Fakhry en su A History of islamic philosophy.

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