jueves, 24 de febrero de 2011

Santo Tomás de Aquino: razón, creación "ex nihilo", entendimiento y maldad

En la presente entrada abordaremos algunos fragmentos de cuatro obras escritas por santo Tomás de Aquino (1225-1274), filósofo y teólogo más eminente de la escolástica medieval.

La primera obra lleva por título Comentario a los libros de los «Analíticos posteriores» de Aristóteles, en la que comienza afirmando que el género humano desarrolla su vida por el arte y la razón, guiándose en sus acciones por esta última facultad. En cambio, el arte está en orden a la razón, que dicta cómo los actos humanos han de llegar al fin debido por determinados medios. Además, la razón dirige también sus propios actos y tiene como ciencia a la lógica.

Los actos de la razón son dos con respecto al entendimiento: la inteligencia de los indivisibles y la composición y división, que a su vez infieren tres procesos: un proceso racional que induce necesidad y proporciona la certeza del conocimiento científico; otro proceso en el que se obtiene la verdad, pero no induce necesidad; y el tercero, en el que la razón no logra la verdad. La lógica estudia estos procesos desde la parte judicativa, inventiva y sofística, respectivamente.

“La definición es la proposición que significa la quididad”1, permitiendo que sepamos que una cosa existe ya que nos proporciona una idea de ella. Cuando no sabemos que una cosa existe por algo de ella, no sabemos absolutamente si existe o no, sino sólo accidentalmente, por definición.

Sobre la eternidad del mundo es la segunda obra que abordaremos. Se parte de la proposición de que el hombre ha sido hecho de la nada, es decir, después de la nada, participando de un orden de duración y de naturaleza, refiriéndose al hecho de haber sido nada antes que ser y dándose en la creatura antes el ser nada que el ser. La creatura, si se le dejara sin Dios, sería nada, porque Él la ha hecho.2

La tercera obra del Doctor Angélico que trataremos lleva por título Sobre la unidad del entendimiento. El texto parte de la afirmación de que la multitud se da no sólo de forma numérica, sino también en género y especie, aplicándose lo anterior a las ideas, de tal forma que “si las ideas están separadas, una idea no se podrá predicar de muchos, ni podrá ser definida”3. Así mismo, toda cosa es ser en la misma medida que es una, por tanto, el alma perdura en su unidad y, por lo mismo, muchas almas en la multitud que forman.

Lo anterior se aplica también al entendimiento: “Si el entendimiento fuese naturalmente uno mismo el de todos, por no tener causa natural de multiplicación, pero pudiese ser multiplicado por una causa superior a la naturaleza, no habría en ello ninguna contradicción”4.

Con respecto al entendimiento, éste es una facultad inmanente al sujeto que entiende y se verifica conforme al modo de ser del que entiende, conforme a su especie. El entendimiento piensa la naturaleza universal haciendo abstracción de los principios individuantes.

La última obra que abordaremos en este documento lleva por titulo Sobre el mal. Santo Tomás dice que el mal es la privación de un bien particular y, siendo el bien aquello que todos apetecen, la que se opone a lo apetecible en cuanto tal es el mal, que no puede ser una realidad. Lo que es apetecible tiene carácter de fin, sin embargo, tiene que existir también un bien universal al cual se reduzcan todos los bienes, el agente primero y universal: Dios.

“El ser, pues, en cuanto apetecible, es bueno. Luego el mal, que es el opuesto en general al bien, debe ser también el opuesto del ser. Ahora bien: lo que es opuesto al ser no puede ser una realidad. En conclusión, pues: el mal no es realidad; pero aquello en lo que se halla el mal sí que es una realidad”5. Por tanto, el mal se da en las cosas, pero como privación, no como real.

Por otra parte, si al bien que pretende la voluntad va unido un mal rara vez, puede haber excusa de pecado, sabiendo que el pecado consiste tanto en el acto interior como en el acto exterior de la voluntad. El pecado es un acto que carece de orden, forma o medida. Sin embargo, está en la voluntad del hombre el preservarse del pecado, pero flaquea ante las pasiones y la fuerza se debilita, a pesar de que la voluntad se mueve por la atracción del bien. “Nadie, al obrar, intenta el mal como objeto principalmente querido; sin embargo, se le imputa el mal como voluntario consecuentemente al no rehuir incurrir [sic.] en el mal por gozar del bien deseado”6

Bibliografía

  • Tomás de Aquino, “Comentario a los libros de los «Analíticos posteriores» de Aristóteles” en Clemente Fernández, Los Filósofos Medievales Selección de Textos, t. II, BAC, Madrid, 1979, pp. 695-699.
  • Tomás de Aquino, “Sobre la eternidad del mundo” en C. Fernández, op. cit., pp. 699-702.
  • Tomás de Aquino, “Sobre la unidad del entendimiento” en C. Fernández, op.cit., pp. 702-708.
  • Tomás de Aquino, “Sobre el mal” en C. Fernández, op.cit., pp. 708-719.

1Tomás de Aquino, Comentario a los libros de los «Analíticos posteriores» de Aristóteles, libro II, lección 8, §484

2Cfr. Tomás de Aquino, Sobre la eternidad del mundo, §303-307

3Tomás de Aquino, Sobre la unidad del entendimiento, capítulo V, §248

4Íbidem, §251

5Tomás de Aquino, Sobre el mal, cuestión I, artículo 1

6Íbidem, artículo 12

3 comentarios:

  1. ¿Me puedes decir cuál es la diferencia sobre la teoría de que el hombre ha sido creado de la nada (concepción del mundo del génesis) a la de los helénicos como lo fue Aristóteles?

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  2. Con tu aportación me percato que varios de los temas que retomaste de estos textos, están contenidos en la obra Sobre el ser y la esencia de Tomás de Aquino, sin embargo dentro de esta obra se especifican con mayor profundidad. Por otro lado me queda claro que el mal es esta ausencia de la bondad de la Divinidad, que se da a cada hombre por naturaleza, pero sobre la cuestión del pecado en la vida del hombre, me surge una duda, ¿el mal es una actividad del alma o del cuerpo?

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  3. Me parece que tu aportación es muy rica en los aspectos antropológicos, ontologicos y epistemológicos en tanto a que profundizas ampliamente la visión tomista del hombre en relación a su razón y su quididad como referentes para alcanzar la verdad.
    Me surge una duda respecto a la concepción del entendimiento en Santo Tomás de Aquino. Por lo que dices, ¿el entendimiento está subordinado a la razón, al ser una acción inmanente al sujeto que entiende y se verifica al modo de ser del que entiende?

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