martes, 15 de febrero de 2011

Suma teológica de Tomás de Aquino, las cinco vías

Es necesario entender que para Tomás de Aquino la contradicción entre la razón y la fe no puede darse, sino más bien se ayudan mutuamente, “la filosofía y la teología se distinguen por el objeto formal, pero su objeto material puede coincidir parcialmente”1 pues hay verdades reveladas que pueden adquirirse sólo por el uso de la razón natural, porque la fe puede fundamentarse en la razón y la razón puede llegar a lugares a los que antes no podía gracias a la fe, porque “al ignorante le bastará creer, pero el filósofo está obligado a demostrar”.2

Se puede especular que la intención de Tomás de Aquino en su libro Suma teológica, es dar a conocer las verdades de la religión cristiana de forma sencilla para las personas principiantes en estos temas. Dentro de estas verdades de la religión cristiana se encuentra el tema de la “doctrina sagrada”, que Tomás intenta explicar mediante la resolución de los siguientes diez cuestiones: de la necesidad de esta doctrina, si es ciencia, si es ciencia una o múltiple, si es especulativa o práctica, de su comparación con otras ciencias, si es sabiduría, cuál sea su objeto, si utiliza el raciocinio, si debe emplear locuciones metafóricas o simbólicas, y si los textos sagrados que utiliza pueden exponerse en varios sentidos. Mas sólo resuelve las dos primeras cuestiones y después continua explicando temas relacionados con la existencia y el ser de Dios.

A la primera cuestión si es necesario que haya una doctrina distinta de las ciencias filosóficas Tomás afirma que si es necesaria esta doctrina pues, “los principios que usa el filósofo derivan de la razón; la argumentación teológica saca los suyos de la revelación. Los dominios de una y otra ciencia son, pues, distintos”,3 puesto que algunas verdades sobrepasan la capacidad de la razón humana por lo que es necesario que estas verdades se le dieran a conocer al ser humano por medio de la revelación.

A la segunda cuestión si la doctrina sagrada es superior a las otras ciencias, responde que no es necesario poner una ciencia sobre otra en cuanto importancia, pero no niega que es muy necesaria la doctrina sagrada, pues el entendimiento humano se muestra muy débil y limitado frente a diversas verdades.

En el campo ontológico se muestra un contenido sustancioso que se relaciona con la existencia y el ser de Dios, pues Tomás demuestra la existencia de Dios mediante cinco vías. Y éste conocimiento de Dios implica inteligibilidad o luminosidad infinita para el hombre, pues lo que “no es evidente de un modo inmediato, requiere de una demostración racional. Tanta luminosidad es superior a las facultades humanas y, por lo tanto, se tiene que proceder paso a paso en la demostración de su existencia”,4 y esta demostración se lleva a cabo por medio de la explicación de las cinco vías para lograr el conocimiento de Dios.

Éstas cinco vías tratan de cinco caminos ascendentes, que parten de algo concreto y van a algo menos sencillo, para alcanzar las diversas facetas de Dios; dichas vías buscan concebir a Dios como: el primer motor, la primer causa, el ser necesario, el ser perfecto, y el ordenador Supremo del Universo. La primer vía, el primer motor “se funda en el movimiento. Es innegable, y consta por el testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas que se mueven”,5 y estas cosas que se mueven son por fuerza, movidas por algún otro movimiento, y este movimiento está precedido de otro movimiento, por lo que “es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, éste es el que todos entienden por Dios”.6

La segunda vía, la primer causa debe de ser necesariamente Dios, pues todos los demás seres tienen como causa una fuerza externa a dicho ser, y en el plano del hombre no existe un ser que sea causa de si mismo. Sólo Dios puede ser su propia causa, afirma Tomás, “es necesario que exista una causa eficiente primera a lo que todos llaman Dios”.7

La tercera vía, el ser necesario para la existencia de todos los demás seres, debe de ser necesario por el simple acto de existir, y todo ser ajeno de cierta forma a este ser tiene necesidad del mismo creador, pues no hay algo que puede iniciar su existencia de la nada, por lo que gracias a la existencia de un ser puede llegar a existir otro ser. Dice Tomás que, “aceptar una serie indefinida de cosas necesarias, es forzoso que exista algo que sea necesario por si mismo y que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad, sino que sea causa de la necesidad de los demás, a lo cual todos llaman Dios”.8

La cuarta vía que es llamada el ser perfecto, pues toma en consideración necesaria la capacidad de perfección a la que puede llegar algún ser, pues los seres se les puede decir su proximidad o distancia en la que se encuentran con respecto a la perfección. Y la perfección a la cual el ser quiere llegar está contenida en su totalidad y abundancia en el ser de Dios que “es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones”.9

Y por último está la quinta vía en la que se nombra a Dios como el ordenador Supremo del universo. Dios es el ser creador y ordenador de todo el universo pues hay muchos seres que carecen de conocimiento, por lo que solos y sin ayuda externa no pueden encontrar su lugar en el universo; y no sólo los seres que carecen de conciencia son ordenados por Dios, sino también los seres dotados de razón y libertad necesitan ser ordenados por una fuerza superior a ellos, por un “ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin, a éste llamamos Dios”.10

Un problema sonante dentro de la Suma teológica es la relación que existe entre la esencia y la existencia, pues es diferente la esencia de la existencia, porque la existencia es provocada por un factor externo, porque nada tiene más actualidad que aquello de lo que alguien se percata que existe. No se puede pensar que los principios esenciales de cada esencia causen su propia existencia, más estas especulaciones no se pueden aplicar a a la existencia y al ser de Dios, pues Dios es la primera causa eficiente por lo que es imposible que en Dios la esencia sea distinta de la existencia. Puesto que la esencia y la existencia son lo más perfecto que puede ser real, Dios por tener la capacidad de ser y existir sin la necesidad de otro ser externo, es perfección y el hombre es perfectible.

En cuanto a la perfección y su origen se puede concluir que Dios es el origen perfecto de la perfección que se encuentra en las demás seres creados. Pues, “Dios es la primera causa eficiente de las cosas, es necesario que preexistan en Él las perfecciones de todos los seres del modo más eminente”.11

El último punto que se trata en este libro es sobre si el bien tiene razón de causa final, más antes hay que explicar concretamente esta cuestión, pues es necesario conocer que el bien es lo que todas las cosas apetecen, y las cosas que se apetecen de alguna forma tienen razón de ser fin, por lo tanto el bien es buscado como fin. Como se ha explicado anteriormente, mientras que el bien es de carácter “apetitivo” para el hombre, lo bello se relaciona con la capacidad cognoscitiva del mismo, pues “se llama bello aquello cuya vista agrada, y por eso la belleza consiste en la debida proporción, ya que los sentidos se deleitan en las cosas debidamente proporcionadas como algo semejante en ellos”12, pues los sentidos de alguna forma son de carácter cognoscitivo, por lo que lo bello está fuertemente relacionado a la razón de la causa final. “La voluntad tiene como objeto propio el fin, y, por tanto, el dicho existimos porque Dios es bueno se ha de entender con referencia a la cusa final”.13


Bibliografia


  • Gonzalez Angel, Historia de la filosofía en cuadros esquemáticos, 4º ed., ESPESA, Madrid, 1953, 152 pp.

  • Gutiérrez Raúl, Historia de las doctrinas filosóficas, 19º ed., Esfinge, México, 1998, 238 pp.

  • Tomás de Aquino”, en Clemente Fernández, Los Filósofos Medievales Selección de Textos, tomo II, BAC, Madrid, 1979. pp. 480-497


1Gonzalez Angel, Historia de la filosofía en cuadros esquemáticos, 4º ed., ESPESA, Madrid, 1953, p. 69

2Ibid, p. 69

3Ibid, p. 69

4Gutiérrez Raúl, Historia de las doctrinas filosóficas, 19º ed., Esfinge, México, 1998, p. 89

5 Tomás de Aquino, “Suma teológica”, en Clemente Fernández, Filósofos medievales II, BAC, Madrid, 1979, p. 485

6Ibidem p. 486

7Ibidem p. 486

8Ibidem p. 487

9Ibidem p. 488

10Ibidem p. 489

11Ibidem p. 492

12Ibidem p. 497

13Ibidem p. 497

3 comentarios:

  1. La lectura del texto es muy fluido, el tema tratado es claro, lo que mme deja con duda es que si S.Tomás realmente separo en la práctica, la filosofía de la Teología o sólo se quedo en la pura teoría. Y la segunda cuestión es ¿cuáles son los princpios esenciales de las esencias? ya que, lo mencionas para exponer la diferencia entre esencia y existencia.

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  2. Me parece un trabajo muy bien desarrollado y con mutua realación entre el escrito y tu expresión. Me surge una incógnita al momento de leer las cinco vías de Tomás de Aquino, mencionas que hay un problema que existe entre la esencia y la existencia, lo cual me lleva a preguntar ¿Entran también los atributos de Dios al mencionar su perfección perfectible? ¿son causas que derivan del origen perfecto de Dios?

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