jueves, 17 de febrero de 2011

Santo Tomás y la ética de Aristóteles

En el libro de Comentario de la Ética a Nicómaco, Santo Tomás, trata sobre las acciones humanas y la virtud de éstas o del hombre. Es un muy breve tratado que no contempla todo lo que expone Aristóteles en su obra, sino sólo algunos fragmentos o algunas partes que el autor selecciona y de hecho no ofrece ninguna cita textual del libro Ética a Nicómaco. Este tratado, consta de 7 libros en los que Tomás de Aquino va hilando de forma amena y muy lógica las clases de razonamientos, acciones humanas, desprendiéndose de ahí las del hombre en sí mismo y de la “multitud civil” que el llama las acciones políticas. Así pasa a como deben estudiarse y enseñarse estas ciencias, cuales son los principios de las acciones y los hábitos, y termina disertando sobre las virtudes.

En el primer libro, comienza con el orden que la razón tiene sobre las cosas y dice que existen cuatro diferentes tipos de orden que se pueden hacer. El primero es el puramente natural, en donde la razón solo contempla el orden que la naturaleza impone. El segundo tipo de orden es el de la razón sobre sus conceptos o términos, en donde al ir creando estos conceptos, la gnosis también los va relacionando y ordenando. El tercer tipo de orden es el de los actos de voluntad del hombre y como el pensamiento humano los considera. Y el cuarto tipo de orden que la razón produce en las cosas de las cuales es causa, o sea, que ella misma ordena tanto exterior como mentalmente, por ejemplo los libros en una biblioteca.

Así divide, entonces, las cosas que ordena la razón en tres grandes grupos: los que la razón contempla que pertenecen a la filosofía natural; los que la razón crea, que corresponden a la filosofía racional; y los que se derivan de las “operaciones humanas” que son actos voluntarias y tienen un fin y las estudiaría la filosofía moral. “Llamo operaciones humanas a aquellas que proceden de la voluntad del hombre conforme al orden que prescribe la razón.”[i]

Aquí distingue entre las acciones propiamente humanas que son voluntarias, y las demás acciones hechas por el hombre que solo son acciones naturales “se dan en el hombre algunas operaciones que no están bajo la voluntad y la razón, no se las llama humanas, sino naturales, como se ve en las acciones del alma vegetativa”[ii]

Y continúa con las operaciones humanas dividiéndolas todavía en tres grupos. Esto debido a que al ser el hombre un ser social y no poder vivir sin esta sociedad, al menos dignamente, se generan algunas acciones sociales que el enumera así: las del hombre particular, que son las que hace cada individuo por y para sí mismo que el llama monástica; las de la “colectividad doméstica”, que son las operaciones básicas en familia, o sea, lo que el hombre recibe de ésta y que llama economía; y las que presta en la “multitud civil”, que son las que se generan en la interacción social y política, en los bines tanto temporales como en los morales y a estas las llama política.

Por lo tanto, dice que la ética debe enfocarse a este ultimo apartado, que es la política y que es la mayor de las ciencias por ser ella la que regula el actuar del hombre en cuanto las operaciones humanas. Y esto también por que al ser del hombre en común, se vuelve la mas “divina” de las ciencias. “Y se dice que es más divino, porque eso pertenece más a la semejanza de Dios, que es causa última de todos los bienes.”[iii]

Consecuentemente, los estudiantes de política no pueden ser los jóvenes que todavía no templan su alma y su razón, ya que esta ciencia engloba a la moral. Y los jóvenes a causa de si inexperiencia no juzgarán verazmente. “La ciencia moral enseña a los hombres a seguir a la razón y apartarse de aquello a que inclinan las pasiones del alma, como son la concupiscencia, la ira, etc.” El que no puede vencer a sus pasiones, Santo Tomás lo llama incontinente, y no puede seguir la política, ya que no conseguirá el fin de esta ciencia.

Continúa Santo Tomás con los principios de la acción, que al ser contingentes, pueden ser tomados o en sus aspectos universales, inmutables, o en los casos particulares, que entonces “son variables y no son objeto del entendimiento [...] que se llama razón particular, o la potencia cogitativa.”[iv] Tomados así como casos particulares, pueden ser “objeto de deliberación y acción”[v]

Termina Tomás de Aquino, con lo que hace al hombre virtuoso y al incontinente que cae en la concupiscencia. Dice él que la razón está en principio unida a la concupiscencia en el sentido de que las dos buscan algún bien, pero la razón luego se desprende de esta al someter el primer juicio de bien, que llama universal, a uno particular. Esto quiere decir que por ejemplo comer es bueno, y en este juicio se unen el incontinente en su concupiscencia con el virtuoso con la razón. Pero luego la razón le agrega el no comer a deshoras o en exceso, lo cual el incontinente no logra realizar. Pero esta incontinencia luego entra dentro del ámbito natural, si es que el incontinente no puede refrenar sus instintos. Por lo tanto, esto ya lo estudia la filosofía natural.

BIBLIOGRAFÍA

Fernández, Clemente, Los Filósofos Medievales II, “Santo Tomás de Aquino: Sobre la verdad”, BAC, Madrid, 1979



[i] Fernandez, Op. Cit., pág. 442

[ii] [ii]Idem.

[iii] Idem., pág. 445

[iv] Idem., pág. 447

[v] Idem.

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