Pseudo Dionisio Areopagita es el nombre con el que se conoce al autor de este texto y el de otros tantos más como lo es la Jerarquía celeste y sus Cartas. Se pensaba antes que el autor era un converso al cristianismo discípulo de San Pablo, aquel que después de la predicación del apóstol en el areópago se convirtió. Después se descubrió que no era así, aunque aún no se sabe con certeza quién es el autor de dichos textos.
La importancia que se le ha dado a este texto de la Teología mística, ha sido de suma importancia a lo largo de la historia y en especial por parte de los grandes místicos dentro del cristianismo, así podemos mencionar por ejemplo a San Juan de la Cruz, el gran reformador de la orden del Carmelo que se basó en estos textos para su labor literaria que a la vez refleja su experiencia propiamente mística.
Es importante destacar que este texto está escrito bajo una fuerte influencia de la corriente plotiniana, heredera a su vez del pensamiento platónico. Esta influencia la tiene marcada directamente por Proclo quien estuvo más de cuarenta años al frente de la Academia fundada por Platón. Todo esto quiere decir que en el escrito se ve reflejado un dualismo entre el mundo de los términos humanos y el de lo supraesencial; éste último no se puede conocer por medio de los recursos humanos.
Aclarados por lo menos estos dos puntos podemos, ahora sí, desarrollar algunos de los temas que el autor nos plantea en su obra.
El texto de Sobre la teología mística habla de una oscuridad supraluminosa que es la que enseña las cosas arcanas, en donde se manifiestan los simples y absolutos e inmutables misterios de la teología; ella ilumina e inunda las mentes con bellos resplandores. Lo que nos dirige hacia esta oscuridad luminosa es esa a la que él llama Trinidad supernatural que es más que divina y más que buena.[i]
Al parecer este ejercicio de dirección por parte de esta Trinidad supernatural, es uno constante de contemplación que necesariamente exige el abandono de los sentidos y de las operaciones intelectuales. El fin de este ejercicio de abandono es espiritual y que el autor explica como la unión (en la medida de las posibilidades) con Aquel que está encima de toda esencia; dejamos las palabras del autor que expliquen este ejercicio: “por la libre y absoluta y pura renuncia de ti mismo a todas las cosas, serás elevado, solo ya y libre de todo, a ese rayo supernatural de la divina oscuridad”[ii]
Este tema es nuevo en los escritos de la época, la mística es pues un ejercicio espiritual el cual consiste en salir de sí mismo para poder conocer a la llamada divina oscuridad. Este acercamiento, esta unidad con Aquel que está por encima de todas las esencias, es decir: la supraesencia, es un conocimiento superior y que sólo se consigue logrando salir de uno mismo. Este conocimiento resultaría imposible de explicar en términos humanos puesto que al conocer a la supraesencia se hace fuera de estos parámetros; esta es pues la bella experiencia pero difícil tarea de dar a conocer este momento de éxtasis.
Tan especial es este ejercicio que el autor recomienda ocultar dicha experiencia a ciertos tipos de individuos que no compartirían la presencia de algo ajeno a las cosas naturales, diciendo “que no llegue esto a oídos de los espíritus rudos: me refiero a esos que están adheridos a las cosas naturales y no se imaginan que además de ésas pueda haber otras realidades supernaturales; es más, se creen que con su conocimiento entienden a Aquel que 'puso su morada secreta en las tinieblas'”[iii]
Otro aspecto interesante es el del conocimiento de la supraesencia por medio de la negación. Se conoce que el Areopagita encuentra dos vías por la que se puede llegar al conocimiento de Dios, que son la vía positiva y la negativa. La vía positiva pasa a ser la que es más limitada ya que se puede conocer a Dios por medio de símbolos que están dentro de los términos humanos, la limitante es que estos símbolos siempre representan distintas cosas que suelen ser una considerada como positiva y la otra como negativa. Por otro lado, la vía negativa tiene como fin, también el conocimiento de la supraesencia y se llega a él en la mediad de que se sabe lo que no es.
Al conocer estas dos vías propuestas por el mismo Dionisio Areopagita podemos entender algunas de sus expresiones literarias al decir que “hay que hablar de las negaciones de modo contrario a como lo hacemos con las afirmaciones”[iv]. Esto lo podemos entender así: ya sabemos que el anhelo es el de poder llegar y entrar a la oscuridad que es superluminosa, la manera en la que se llega es por medio de la vía negativa, es decir, que si sabemos que la supraesencia es luz entendemos ahora que llegaremos, por la negación de toda luz o visión, a ella. Por el mismo hecho de no ver ni conocer es como llegamos a “ver y conocer lo que trasciende toda visión y conocimiento”[v].
Al parecer, el trabajo del místico es conocer aquello que es imposible de explicar con las palabras, pues así nos lo dice nuestro autor: “cuando nos adentramos en esa oscuridad que trasciende toda inteligencia, caeremos no ya en la parquedad de palabras, sino en un silencio absoluto e inhibición de inteligencia”[vi]. Así, nos queda claro que el místico, cuando conoce a Dios no lo puede comunicar, por lo menos no con palabras, pues experimenta un silencio profundo y una inhibición de la propia inteligencia, sin duda este conocimiento es algo sumamente espiritual.
La reflexión acerca de Dios ha llegado a grados profundos puesto que ya no solamente se piensa de Dios sino que se busca un conocimiento personal con Él; ya no se quiere sólo saber sobre Dios, ni explicar o defender sólo las doctrinas cristianas. Se cambia entonces la manera de un conocimiento explicativo a uno vivencial; esto mueve la “gráfica” que ya se tenía entendida, en la que el conocimiento empezaba de arriba e iba cobrando una extensión lograda por el descenso mismo; ahora se empieza por un ascenso desde los seres ínfimos que se contrae por el mismo ascenso hasta llegarse a consumir y así, enmudecida por completo, se llega a la unión total con Dios que es inefable.[vii]
Este es el conocimiento de Dios y así se puede llegar a conocerlo; pero el autor no se limita a explicar el proceso de su conocimiento, también trata de dar a entender lo que es esa supraesencia por medio de la ya mencionada vía negativa. Dice que, aunque es creador de todas las cosas sensibles, Dios no es ninguna cosa sensible, ni tampoco es alguna cosa inteligible aún siendo Éste su autor. La conclusión a la que llega es, a fin de cuentas, que no se puede explicar ni siquiera con las vías que propone puesto que él mismo dice que “ni Él es objeto en absoluto de afirmación o de negación; mas, cuando hacemos las negaciones de los seres inferiores a Él, ni lo afirmamos ni lo negamos, ya que se mantiene perfecto más allá de toda afirmación”.[viii]
Esta es la experiencia de conocimiento de aquel que conocemos como Pseudo-Dionisio Areopagita, bienaventurado hombre que supo del verdadero conocimiento y de la frustración de no poderlo explicar a los que nunca hemos podido realizar esta experiencia del supremo conocimiento que implica una total ignorancia.
Bibliografía:
Pseudo-Dionisio Areopagita, “Sobre la Teología Mística”, en Clemente Fernández, Los filósofos Medievales I, BAC, 1979
[i] Cfr., Pseudo-Dionisio Areopagita, “Sobre la Teología Mística”, cap. I, en Clemente Fernández, Los filósofos Medievales I, BAC, 1979, p. 520.
[ii] Ibidem, p. 520-521.
[iii] Ibidem, p.521.
[iv] Ibidem, cap. II.
[v] Ibidem.
[vi] Ibidem, cap. III, p. 522.
[vii] Cfr., Ibidem.
[viii] Ibidem, cap. V, p. 523
Me parece interesatne el método que utiliza este autor para intentar conocer o llegar a Dios, pues ese es uno de los temas principales de la filosofía y despues, de la Teología, tratar de mostrar la existencia de Dios por medio de la razón y cuáles son sus caracterísiticas.Sin embargo, el método utilizado, aunque logra, según el mistico, conocer a Dios, se queda en las mismas conclusiones que los filósofos, no dar una solución concreta y sólidad, ya que, como bien se menciona, después de tener la experiencia de conocer a Dios, es imposible expresarlo claramente con el lenguaje humano.
ResponderEliminarbuen trabajo, me dejas claro de acuerdo a tu entrada, factores como la oscuridad supraluminosa, como la renuncia a uno mismo, ya que estos 2 puntos me fueron de más interés dentro de tu entrada gracias por tu aportación.
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