jueves, 24 de febrero de 2011

Santo Tomás, sobre el entendimiento en la Suma Teológica.

Santo Tomás plantea la cuestión del entendimiento (siendo una de las potencias del hombre) y cómo va accediendo al conocimiento de las cosas, con lo que algunas pueden ser conocidas con facilidad por el entendimiento mientras que otras no, con lo que concluirá que el entendimiento humano no conoce por sí mismo sino por revelación de la Verdad divina, y siendo que el ser de Dios supera por mucho al entendimiento, será más excelente la voluntad que el entendimiento.

Ahora bien, distinguiendo las potencias más importantes del alma, presenta las potencias intelectivas y la voluntad, las primeras están conformadas por la razón y el entendimiento. El entender “consiste en la simple aprensión de la verdad inteligible; raciocinar es discurrir de un concepto a otro concepto para conocerla.”[1] Dichas potencias intelectivas se presentan en el hombre unidas entre sí, pues el hombre, partiendo de ciertas verdades o primeros principios y mediante un proceso de raciocinio, llega al conocimiento de la verdad, de manera que la razón y el entendimiento actúan de manera conjunta, por ello, no se considera que sean dos potencias distintas sino una sola pues en el momento de actuar no se distingue una de otra puesto que hacen un proceso convergente y único para que el hombre llegue al conocimiento de la verdad.

Santo Tomás se plantea el problema de sí la voluntad es más excelente que el entendimiento, siendo que la voluntad tiene como objeto el bien y el mal y el entendimiento a la razón para acceder a la verdad. Al hacerse una comparación entre ambas potencias, es difícil declarar cuál de las dos potencias es más importante, por lo que Santo Tomás dice que en algunos casos la voluntad es más excelente y en otros el entendimiento pues todo depende del lugar donde se encuentre su objeto. Así, “cuando la realidad en la que se encuentra el bien es más noble que el alma misma, […] la voluntad es más noble que el entendimiento [y en cambio] cuando la realidad en que se encuentra el bien es inferior al alma, entonces por comparación, el entendimiento es superior a la realidad.”[2] Y aunque hay muchas cosas nobles para el alma, Dios es lo más noble para toda alma y en su caso, es preferible amarle que conocerle, con lo cual es más excelente la voluntad que el entendimiento, mientras que en las cosas corporales es más excelente el entendimiento que la voluntad.

Ahora surge el problema de cómo se entienden los seres corporales, siendo que estos están en continúo movimiento, a lo que Santo Tomás dice que “el alma no entiende los seres corpóreos, sino sus especies separadas”[3] porque los seres corporales están en un movimiento constante, en cambio las especies no y ellas son las que dicen lo que es una cosa y no otra en cualquier ser, es decir, son las que hacen distinguir, por ejemplo, entre un caballo y un hombre. Y aunque la especie es lo que nos ayuda a entender a cada ser, también es importante conocer su cuerpo porque es lo que nos hace diferenciar cada ser dentro de la misma especie.

Y sobre si el alma conoce las cosas en las razones eternas, dice Santo Tomás que una cosa se conoce de dos maneras, como en objeto ya conocido o en otro objeto como su principio de conocimiento, por lo que “las razones nos son conocidas en las razones eternas y en la verdad inmutable”[4] sin embargo, no todas las almas tienen la capacidad de conocer las razones eternas sino sólo aquellas que son santas y puras.
Por otro lado, desde la antigüedad ha sido causa de discusión si el conocimiento proviene o no de las cosas sensibles, a lo que Demócrito decía que la causa de nuestros conocimientos proviene de las imágenes de los cuerpos. Por su parte, los naturalistas no establecían diferencia entre el entendimiento y el sentido, Platón, en cambio sí distinguía el entendimiento de los sentidos al considerar al entendimiento como la facultad inmaterial que para su acto no se servía de ningún sentido. Mientras que San Agustín decía que no es el cuerpo el que siente, sino el alma por el cuerpo. Así, Santo Tomás concluye que “la operación intelectual es causada por los sentidos en lo que concierne a las imágenes”[5] por lo que no hay una contrariedad entre el entendimiento y los sentidos sino una complementariedad pues una es causa de la otra para hacer el proceso de intelección.

Por ello, dice Santo Tomás que el entendimiento no puede entender ninguna osa sin recurrir a las imágenes por medio de los sentidos, por eso, el entendimiento debe ayudarse de las potencias de los órganos corporales, como el sentido y la imaginación. Por lo tanto, si un hombre está impedido de algún sentido, no puede entender ninguna cosa pues tiene una fuerte posibilidad del error al pretender conocer una cosa. Dice Santo Tomás que “para que el entendimiento entienda en acto su objeto, es necesario que recurra a las imágenes de la fantasía, a fin de descubrir la naturaleza universal existiendo en un objeto singular.”[6]
Por otro lado, la facultad cognoscitiva tiene tres grados, el sentido, acto del órgano corporal; el entendimiento angélico, la forma subsistente sin materia; el entendimiento humano, que ocupa un grado intermedio pues es una facultad del alma y forma del cuerpo. Con lo cual, dice Santo Tomás que “nuestro entendimiento conoce las realidades materiales abstrayendo las imágenes”[7] considerando dos maneras de abstraer, por composición y división y a modo de consideración simple o absoluta. Abstraer lo universal de lo particular consiste en considerar la naturaleza específica independientemente de los principios individuales representados por las imágenes.

Sobre si el entendimiento conoce las cosas singulares y tangibles, dice Santo Tomás que no puede conocer directamente las cosas materiales singulares nuestro entendimiento porque conoce sólo lo universal y podría indirectamente, por la reflexión, conocer lo individual, aunque lo propio del entendimiento es lo universal. Por lo tanto “directamente conoce las especies inteligibles el universal, e indirectamente los singulares representados en la imágenes.”[8] Y en cuanto a las cosas contingentes, las cuales son aquello que pueden ser o no ser, en cambio, pueden ser conocidas directamente por los sentidos e indirectamente por el entendimiento.

Finalmente, sobre si el alma intelectiva se conoce a sí misma y a lo que en ella existe, dice San Agustín que dicho conocimiento puede ser doble, es decir, particular o universal, con el primero basta la misma presencia del alma para conocerse a sí misma y en el segundo, no basta la presencia del alma sino que se requiere una ardua investigación, sin embargo, no depende de cada alma conocerse o no sino que “el juicio y la eficacia de este conocimiento por el que conocemos la naturaleza del alma se debe a la iluminación de nuestro entendimiento por la Verdad divina.”[9] Por lo tanto, siendo que Santo Tomás expone todo esto para lograr conocer a Dios, siendo la Verdad divina la que ilumina el entendimiento, se vuelve más difícil poderle conocer por completo, por lo cual, no es una labor fácil sino que requiere todo un proceso para llegar a él.

César Águila Cázarez sdb.
 

[1] TOMÁS DE AQUINO, “Suma teológica” en Fernández, Clemente, Los Filósofos Medievales Selección de Textos, Tomo II, BAC, Madrid, 1979, p. 564, § 2.407.
[2] Ibid., p. 566, § 2.409.
[3] Ibid., p. 567, § 2.412.
[4] Ibid., p. 570, § 2.416.
[5] Ibid., p. 572, § 2.420.
[6] Ibid., p. 574, § 2.422.
[7] Ibid., p. 575, § 2.423.
[8] Ibid., p. 579, § 2.432.
[9] Ibid., p. 581, § 2.436.
 
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA.


TOMÁS DE AQUINO, “Suma teológica” en Fernández, Clemente, Los Filósofos Medievales Selección de Textos, Tomo II, BAC, Madrid, 1979, p. 563-583.

5 comentarios:

  1. Me parece interesante el tema en cuestión porque se ve la síntesis que hace Tomás acerca de lo que se pensaba sobre el entendimiento y cómo se daba esto, pues claramente se puede notar los fundamentos que toma de S. Agustín (platónico) para ampliar y concluir su especulación con fundamentos aristotélicos. Pero me queda la curiosidad de saber porqué la voluntad es potencia si, a mi parecer,el hombre siempre está ejerciendo la voluntad de Dios. Y otra cosa que no me parece es la afirmación de que sólo las almas santas y puras pueden conocer las razones eternar; más bien sería que todas las almas pueden conocerlas en la medida en que alcancen la perfección o en qué sentido lo expresa Tomás de Aquino.

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    1. Por qué la voluntad es potencia? El problema es que para Tomás antes que nada es el intelecto el que presenta los objetos a la voluntad y enseguida la voluntad puede escoger el que le conviene. Tomás sin dudas aquí es muy equilibrado, porque había posiciones extremas que exponían un total primado de la voluntad o un total primado del intelecto. Tomás tiene una vía media, de ahí sus dubitaciones sobre cuál de los dos es más excelente. Pero es una potencia porque ella debe recibir su objeto.

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  2. Me parece bastante interesante y a la vez difícil de entender lo que el autor a expresado en su obra. Ahora bien, me surge la pregunta ¿cuales son las almas santas y puras? por que, se ha expresado que sólo ellas pueden conocer las razones eternas. Y por otro lado, has dicho que el entendimiento humano no conoce por sí mismo sino por revelación de la Verdad divina, y posteriormente dices: que el hombre partiendo de ciertas verdades o primeros principios y mediante un proceso de raciocinio, llega al conocimiento de la verdad; entonces ¿la verdad es revelada o es por proceso del hombre?

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  3. Me parece muy interesante como es que Tomás de Aquino aborda el tema del entendimiento en esta obra, ya que en textos anteriores se denota que de igual forma se habla de esta capacidad del hombre pero desde otra perspectiva, por ejemplo desde la comprensión del Ser Supremo, cuestión en la cual especifica Tomás de Aquino que el hombre puede alcanzar el conocimiento de Dios a través de la revelación o por la luz de la razón. Sin embargo me surge una duda, dentro de esta obra, ¿el entendimiento posee una actitud ética por naturaleza o la va desarrollando en el contacto con la realidad?

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  4. Tomás era genial y muy fiel a Arsitóteles. La síntesis con Agustín es sin dudas uno de los hitos del pensamiento occidental. Pero tiene los límites que vienen con Arsistóteles, entre ellos no poder conocer los individuales.

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