jueves, 13 de enero de 2011

Tertuliano algunos escritos.

En este presente escrito abordaré, a grandes rasgos, las obras de Tertuliano tales como: Apologético, Sobre el testimonio del alma, Contra Marción, Contra Praxeas, Contra Hermógenes, Sobre la resurrección del cuerpo, Sobre el alma. Ante todo Tertuliano fue otro gran debelador de la filosofía pagana y de todas sus derivaciones anticristianas, considerado como uno de los mayores apologetas y polemistas de su tiempo. Nació en Cartago entre 150 y 160 d. C, muere alrededor de 220 d. C.; se convirtió al cristianismo en el año 195 d. C.[1].

En el escrito Apologético, ante todo toma la postura de defenderse atacando. Además, “en ese tiempo se situaban hechos políticos en el imperio romano, refiriéndose a la revuelta de Albino contra Septimio Severo en Lión el 19 de febrero del año 197”[2]. Lo que le lleva a sostener que los cristianos son compatibles con los romanos y que no tienen culpa ninguna en las calamidades que afligían al imperio, sin dejar de mencionar la persecución de estos mismos. Es por eso que invita a adorar a un Dios que los cristianos no pueden ignorar, porque Él es el Dios único, invisible, inabarcable. Subraya el punto de delito que se vuelve a aquellos que no quieren reconocer a quien no pueden ignorar[3].

En el escrito Sobre el testimonio del alma, hace uso de su retórica y, en parte, de su filosofía. Una forma de manifestar que el alma hable de sí misma, que no mienta, ya que algunos filósofos piensan que es divina y eterna. Sin embargo, quiere demostrar que no necesita de estas cuestiones pues la llama con fuerza, demostrando que es capaz de hacer al hombre racional en el grado más alto de sentir y de pensar[4]. Les hace la exhortación para dar su testimonio en ayuda de los que dudan de ella y calumnian a los cristianos, por que son los cristianos que predican un único Dios, de quien todo procede, a quien todo está sujeto y con su aporte, demuestren la existencia y los atributos de Dios por que no hay necesidad de reflexión ni de instrucción. Todas estas verdades están presentes en el alma.

En el escrito Contra Marción, en el libro I hace un interrogante sobre la característica de los dioses del Ponto, uno que no puede negar, el Creador, el nuestro; y el que no puede probar, el de ellos. Esto se refiere a la deplorable invención de la naturaleza del Señor, que propone el ejemplo del árbol bueno y el árbol malo, sin duda, descarta la divinidad y hace referencia a los hombres, porque ni el bueno produce malos frutos ni el malo buenos. Relación que va directa a los herejes ante el problema del mal, arraigado en la vehemencia exagerada de su curiosidad. Sin embargo, no convencen ya que buscan convencer con el pensamiento de que debería haber un dios para el árbol bueno y otro para el malo. Lamentablemente, a uno de los dioses, lo anuló atribuyendole todo el mal, aunque no queda del todo centrada, también surge la disputa a partir de la cantidad, es decir, si hay dos dioses, cómo es que entonces podrían manifestarse. Ante ello, la fe cristiana lo declara terminantemente: “si Dios no es único no existe. Se atribuye esta definición, diciendo que todo el mundo la aceptará: Dios es un ser supremo, eterno, no nacido, sin principio, sin fin”[5].

En el libro III , en el capitulo V se habla de dos potestades que hay en Dios y que ponen a considerar la manera de ser del hombre, es decir, el hombre es creado por Dios, es libre y dueño de sí, a imagen y semejanza de Dios, aunque no lo sea en líneas corporales, sino por la sustancia que ha recibido de Dios, el alma; el hombre dotado se halla en la ley misma que Dios estableció, pues no se puede poner una ley si ésta no se atribuye a la libertad del hombre. Todo presupone la obediencia o la desobediencia del hombre libre y que obra por propia voluntad. En el capítulo XIV, menciona que el hombre comparte lo que realiza con Dios, por un lado hiere pero también sana, causa la muerte y da la vida, humilla pero también exalta. Esto como respuesta a los herejes que declaraban a Dios como el autor de los males, los males son los delitos y las penas, insistiendo que el hombre es el autor de los males. No obstante, Tertuliano separa los males de culpa y de pena, la primera es la malicia, la segunda de la justicia. Entra en juego el Creador, cuyos males son para aquellos quienes se infligen, pero son bienes para aquellos que defienden a los buenos, y castigan los delitos, por lo tanto, son dignos de Dios..[6]

El escrito Contra Praxeas en el capítulo V trata sobre la existencia de Dios. Antes de todas las cosas, Él existía sólo, no había nada fuera de Él, aunque en realidad no estaba sólo, ya que tenía consigo algo de su propio ser; su razón. En ámbito filosófico, Dios es un ser racional, la razón primero estaba con Él, de Él se derivaron todas las cosas. Razón que es el conocimiento que tiene de sí mismo, el λόγος para los griegos, para los cristianos el sermo. Si bien Dios no había admitido todavía su palabra, sin embargo, tenía ya dentro de sí con la razón y en la razón, lo que después había de expresar con su palabra. A este personaje, le invita a recapacitar que todo lo mencionado se lleva a cabo en su interior. “Es la razón que se presenta en palabras a cualquier intento de pensamiento, cualquier movimiento de conciencia que se tiene es por la razón. Concibiendo sin temeridad alguna que Dios, no existía solo, tenía en sí mismo la razón, y en la razón, su Palabra”[7].

En el escrito Contra Hermógenes, en el capítulo VIII, menciona el aspecto de la materia, misma que fue creada por Dios y que Dios mismo se sirvió de ella, de su entidad. Añade que nadie se libra de depender de aquello cuyo uso nadie se libra de ser inferior a aquel del cual se sirve en algo. No necesitó de Dios sino que se ofreció a Dios, y le hizo un gran beneficio. En el capítulo IX le reitera al personaje que la materia no puede decir que Dios usó la materia como señor para producir las cosas del mundo. Tal vez, pudo servirse de ella como de prestado pues era mala y en su débil poder la toma, y la convierte en buena, es ésta la respuesta que argumenta en contra de Hermógenes. Y es en el capítulo X donde le habla de forma clara, diciéndole que su ataque no es válido pues no se puede distinguir la materia y a Dios, ya que es “Dios mismo quien como bueno permite la maldad, que llega a desenvolver su mala forma de actuar si su bondad le hizo dejar la maldad pero que Dios será siervo del mal o su amigo ya que admitió la maldad de la materia, más aun, obró sirviéndose del mal”[8].

En el escrito Sobre la resurrección del cuerpo, en su capítulo VII se cuestiona sobre qué puso Dios en primera instancia, si al alma en el cuerpo o el cuerpo en el alma. Más es de creer que sea el alma quien lleva al cuerpo y lo domina porque está más próxima a Dios; al contrario, el mismo cuerpo con cierta gloria por tener dentro a quien esté más próximo a Dios. Sin embargo, el cuerpo ocupa la función de ejercitar las artes, de ahí que “los estudios y los ingenios, las obras, las empresas; los negocios, se llevan a cabo por medio del cuerpo”[9]. Pues bien todo está sujeto al cuerpo, en primera instancia el alma está sujeta por medio del cuerpo. Por lo tanto, si el cuerpo resulta partícipe y por destino natural del alma, se vuelve elemento de los bienes temporales, si es así ¿Por qué no de los eternos?.

En el capítulo XVII del escrito Sobre el alma, Tertuliano aborda la cuestión de los sentidos, y menciona que del alma sacan también algún partido los herejes. Los sentidos son los que ya conocemos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Si bien, éstos son atacados ya desde la antigua Grecia por medio de los filósofos tales como: “Heráclito, Diocles, Empédocles, con certeza Platón declarando el conocimiento sensible irracional”[10]. Posteriormente, los estoicos quienes no acusan de falsedad a todos los sentidos; los epicúreos, defendiendo que la verdad se halla en todos por igual no engañan, sino que es la opinión quien lo hace. Es por eso que el cuerpo sin alma será un cuerpo sin sensación, de esta manera, el sentido procede del alma y la opinión del sentido. Por ello, no hay que poner la falsedad en los sentidos. Con todos estos argumentos Tertuliano da pauta para describir al alma, expresa que se define como “nacida del soplo de Dios, inmortal, corpórea, dotada de una forma, inteligente por ella misma, con raciocinio pero solo falta ver cómo, cuándo, dónde y cómo ha sido producida o le ha venido al hombre”[11].

BIBLIOGRAFÍA:

l Fernández Clemente, Los filósofos medievales Tomo I, BAC, Madrid, 1979. 753 pp.

l Bernardino Llorca, Historia de la Iglesia Católica Tomo I, BAC, Madrid, 1955. 959 pp.



[1] Edad antigua, Historia de la Iglesia católica tomo I, B.A.C, Madrid 1955, p. 228

[2] Los escritos apologéticos de Tertuliano en: www.conoze.com [vía google] 11-01-11'

[3] Fernández Clemente, Los filósofos medievales Tomo I, BAC, Madrid 1979.p.39

[4] Ibid p.40

[5] Ibid p. 43

[6] Ibid p. 46

[7] Ibid p. 48

[8] Ibid p. 50

[9] Ibid p. 51

[10] Ibid p. 52

[11] Ibid p. 55

1 comentario:

  1. En cuanto a la entrada que as dado no me queda claro, ¿como se manifiesta el alma?,será en vas e a la fe, y solo así es capas de hacer al hombre racional en grado mas alto de sentir y de pensar, de acuerdo a tu cita.4 Por otra parte deacuerdo a lo que mencionas sobre Dios y el mal, para Tertuliano, Dios no es portador del mal, pero si el hombre, el que es a imagen y semejanza y menciona y se menciona que el Hombre es el autor de los males; y al haber un Dios que humilla y causa la muerte, ¿no tendrán razón los herejes en que Dios es portador del mal?. Es muy interesante tu aportación solo que no dejas claras algunas cosas, las das por entendido.

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