miércoles, 19 de enero de 2011

De la vida feliz

Como bien lo expresa el mismo titulo de la obra de S. Agustín De la vida feliz, es un diálogo entre sus convidados en un banquete que, posiblemente se lleva en su casa. En el diálogo trata sobre qué es la vida feliz y cómo el hombre la puede alcanzar y por ende, ser feliz. Refiriéndose en ellos a puntos éticos y antropológicos. De igual manera, introduce en el diálogo cómo el hombre puede conocer la manera de alcanzar ser dichoso, metiéndose de esta forma, dentro del campo epistemológico.

Para dar a conocer esas conjeturas a las que llega, sobre la qué es vida feliz del hombre, expone primeramente, la cuestión antropológica del hombre que se constituye de dos partes: alma y cuerpo, formando a un hombre dual, donde el alma es mas superior que el cuerpo. Cap. II, 258. “¿Os parece que nosotros constamos de cuerpo y de alma? Afirmando dicha cuestión, parte de este referente para desglosar el tema y detenerse en el punto central de su diálogo que quiere explicar: el alma y sus alimentos de lo que se goza para poder ser feliz.

Podemos suponer que Agustín comienza, en forma analógica, explicando la constitución del hombre: cuerpo y alma, y en sus necesidades primarias del cuerpo, aquellas que le permiten vivir: comer y vestirse, por mencionar algunas. Para que sus oyentes, quienes participan en el diálogo, puedan ir adentrándose a entender lo que explicará, cuando introduzca la idea de que el alma, también, al igual que el cuerpo, tiene necesidad de alimentarse. Cap. II, 259.“Pues todos confesáis que alma y cuerpo son los constitutivos del hombre, para cuál de los dos apetecemos los alimentos”. De esta manera, si el cuerpo necesita alimento para vivir, estar sano y no enfermarse, también el alma, aunque esté en el cuerpo, no puede alimentarse de lo mismo, es decir, de lo material, pues ella no es material [teniendo en cuenta el concepto platónico de alma y cuerpo] Cap. II, 260 “pues de ninguna otra cosa creo que se alimente el alma sino del conocimiento y ciencias de las cosas”, con esto, las almas de los sabios están mejor alimentadas que aquellos que no buscan ser sabio, nutrirse del conocimiento de las cosas. Por consiguiente, hace la comparación de dos tipos de almas: unas que son productivas o fecundas, teniendo como resultado la virtud, la templanza (alma de los sabios) y la otra que, no productiva ni es fecunda, por tanto, perece y si en dado caso están alimentadas, el alimento es de tipo temporal o perjudicial ( almas de los ignorantes).

Dando estas características del cuerpo y el alma, mostrando las similitudes y exigencias de cada uno, prosigue en exponiendo la búsqueda del alimento mas exquisito, según Agustín, que el alma necesita, esto es la felicidad. Que requiere ciertas disposiciones, Cap. II, 262:

“Cuál es este manjar, si no os falta el apetito, ya os lo diré. Porque es inútil y tiempo perdido empeñarse en alimentar a los inapetentes y hartos; y hay que dar filos al apetito para desear con más exquisito gusto las viandas del espíritu que las del cuerpo. Lo cual se logra teniendo sanos los ánimos, porque los enfermos, lo mismo que ocurre en cuanto al cuerpo, rechazan los alimentos”.

Con esto parte, para decir que, no sólo basta el querer ser felices ni en ir en busca de la felicidad, ni el poseer bienes que perezcan, Cap. II, 266. “-No lo será- respondió ella- por aquellas cosas, sino por la moderación del ánimo con que disfruta de las mismas. […] quien desea ser feliz debe procurarse bienes permanentes que no le puedan ser arrebatados por ningún revés de la fortuna”. aquí podemos observar una cierta metafísica, una realidad que se debe poseer, pero que a la vez trascienda más allá de la realidad misma donde quizás, puede alcanzar a Dios para poseerlo y ser feliz.

Ya en el tercer capítulo de este diálogo, centra el tema en la conducta del hombre encaminada hacia el encuentro de Dios para alcanzar la felicidad. Con esto, podemos analizar un cierto valor ético relacionado con una metafísica, en cuanto que, el hombre no sólo debe alcanzar una conducta que amerite ser feliz como finalidad última de su vida, sino que, esa felicidad perdure más allá de la propia vida, es decir, que lo lleve a una relación con Dios, a una unión sobrenatural.

Podemos ver en lo dicho líneas arriba que, Agustín tenía ciertas nociones estoicas y epicúreas, [1] ya que, a partir de estas ideas diferencia la finalidad del cristiano y del pagano, definiedo cuál es la finalidad de la conducta humana. Pues, a base de argumentos estoicos y epicúreos, reestructura las finalidades del hombre en esta vida que éstos proponían, por ejemplo, los estoicos decían que el hombre será feliz cuando acepte conscientemente la voluntad del Logos y rijan su vida en virtud de las leyes naturales del universo, pues nada puede hacer frente al destino que le espera, porque ya está determinado. Mientras que los epicúreos establecían que la finalidad del hombre era vivir en virtud del placer,donde el placer es entendido como un estado sin dolor, o también, buscar el dolor que provea luego, de un placer mas duradero. [2] A todo esto, Agustín le da nuevo sentido, reformula dichos planteamientos, los refuerza en algunos casos, pues comenta que, éstos [estoicos y epicúreos] sólo se enfocan sobre el propio hombre o la naturaleza de su cuerpo,que son mutables y insuficientes por sí mismos y dice [Agustín] que sólo se podrá alcanzar la felicidad en cuanto posea algo más allá del hombre mismo, en este caso, Dios. Cuando lo posea, alcanzará su fin [el hombre], así mismo, describe que tampoco puede alcanzarse la felicidad por la propia virtud, pues [introduce la doctrina cristiana] no es la virtud por sí misma la que otorga la felicidad, “no es la virtud de tu alma lo que te hace feliz, sino el que te ha dado la virtud, que ha inspirado tu voluntad y te ha dado el poder de realizarla”.[3] Por tanto, es Dios mismo el que aporta la felicidad al hombre, “el anhelo de Dios es, pues, el deseo de beatitud, el logro de Dios es la beatitud misma”, [4] con esto hace una comparación con la idea griega de beatitud, poseer un objeto, con el tinte cristiano, que es, poseer a Dios, eterno e inmutable, superior. Por tanto, el logro del hombre es poseer a Dios, esa es la vida beata que debe tener el hombre para alcanzar su finalidad.

Es pues, esta temática que plantea Agustín en los capítulos III y en el IV de su diálogo: Quién posee a Dios, Cómo lo posee y en qué consiste ser feliz. Al parecer y sin querer Agustín platea, desde el ámbito filosófico, problemas epistemológicos en esta cuestión. Las respuestas que nos brinda Agustín, al seguir el desarrollo de sus diálogos es que, quien posee a Dios es aquella persona que tiene por propicio a Dios y por tanto, es dichoso. Cómo poseer a Dios, nos lo plantea desde el aspecto Escriturístico, a mi parecer, pues dice que, sólo aquél que cumpla la voluntad, dicha a través de la Sabiduría que es el Hijo de Dios, y a través de la Verdad [que es el Hijo], puede poseerlo y ser feliz. Por consiguiente, el ser feliz “consiste en conocer piadosa y perfectamente quién nos guía a la verdad, y los vínculos que nos relacionan con ella, y los medios que nos llevan al sumo Modo”,[5] es decir, a Dios.

En conclusión, podemos decir que, Agustín, trata muy a fondo el fin de la conducta humana y cómo poder alcanzarlo. Tomando como punto de partida la condición del hombre y sus necesidades corporales y espirituales. llevando hasta un plano metafísico la finalidad del hombre.

1 Historia de la filosofía, t. II, De S. Agustín a Escoto, 4a Ed., Ed. Ariel, Barcelona, España, 1980, pp. 87-92.

2 Cfr.. Historia de la filosofía, t. I, Grecia y Roma, Ed. Ariel, Barcelona,España, 1984, pp. 392-407.

3 Serm. 150, 8,9. cit. por Frederick Copleston en, Historia de la filosofía, t. II, De S. Agustín …

4 De moribus eccl., 1, 11, 18. cit. por Frederick Copleston en, Historia de la filosofía, t. II, De S. Agustín…

BIBLIOGRAFÍA

FERNANDEZ, Clemente S.I, Los filósofos Medievales, selección de textos, “San Agustín, De la vida feliz”, Tomo I, BAC, Madrid, 1979, p 157-167.

2 comentarios:

  1. Considero que Agustín hace una síntesis muy concreta entre antropología, epistemología, ética y ontología, pues el bien del hombre es buscar ser feliz y para eso hay que alimentar el alma con el conocimiento; desde una postura estoica esto solo se logra viviendo conforme a la naturaleza, mediante la razón, el autocontrol y el orden para llegar a esta "ataraxia" que sin duda lleva a una persona a ser feliz y creo que, como bien dices, lo que hace Agustín es enfocar esto a Dios que es el que da la vitud, pues no se trata solo del esfuerzo del hombre por cumplirlo. Me surge una pregunta, desde una postura Agustiniana, una persona muy virtuosa, pero pagana ¿no alcanzará la felicidad?

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  2. Es interesante conocer la vía para alcanzar la felicidad que plantea Agustín. Es importante hacer énfasis que según Agustín, por medio de nuestros sentidos corporales podemos aproximarnos un poco a la verdad y por nuestros sentidos internos, por la introspección podemos aproximarnos un poco más al conocimiento de la verdad, de Dios.
    Queda claro que el hombre va a alcanzar la felicidad buscando la sabiduría en la verdad que es Dios, pero no encuentro algún punto en el que se trate algo sobre la sociedad o política.

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