Todos los hombres, aspiran de una u otra forma a algún bien, en el cual encuentran felicidad, así pues, aquello en lo que cada hombre encuentra el mejor bien, se empeña por conseguirlo y realizarlo. Con esta motivación de fondo, Trifón, hebreo circuncidado, y recientemente llegado a Grecia, se acerca a Justino, precisamente con la intención de sacar un buen provecho de él, pues lo consideraba sabio. Justino inicia un diálogo con Trifón, sorprendido por el afán de éste de acercársele, para empaparse de su sabiduría, pues ciertamente Justino era sabio; así pues, inician un diálogo en el cual, a causa de los interrogantes de Trifón sobre el mejor bien que es Dios y sobre el hecho de si era o no objeto de la filosofía, le expone que aunque algunos filósofos no lo abordan, sin embargo la filosofía como tal sí lo tiene como objeto.
En realidad, el diálogo con Trifón es una exposición detallada y completa del proceso de Justino para conocer y encontrar a Dios, es éste el tema central de la obra; él considera que el mejor de los bienes y el que es mejor a los ojos de Dios es la filosofía porque siendo que proviene de Dios lleva también a Él mismo, siendo así, Él el mejor de los bienes, pues en la medida que el hombre se adentra en el conocimiento de la verdad, la encuentra en el mismo Dios.
A continuación, Justino le expone a Trifón cómo fue su proceso para conocer a Dios, con los filósofos y con el diálogo que tuvo con un anciano. Justino conoció diversas corrientes filosóficas, tales como: el estoicismo, a los peripatéticos, a los pitagóricos; los cuales no le convencieron y renunció a sus enseñanzas pues no encontraba conocimiento alguno de Dios, fue entonces que con los platónicos descubrió que tenía posibilidades de contemplar al mismo Dios, sin embargo, no esperó a que le enseñaran, sino que, con un buen ánimo se marcho a un lugar solitario en donde se encontró con un anciano, el cual le ayudo a conseguir su objetivo.
Justino comenzó un diálogo con el anciano, exponiéndole lo importante que era para él el conocimiento de Dios y su convicción de que “sin la filosofía y la recta razón no es posible que haya prudencia”[1], la prudencia entendida como la capacidad para distinguir y elegir lo que esta bien y lo que está mal, en este caso sobre el conocimiento de Dios, a fin de evitar cualquier error.
Justino manifiesta su visión sobre la filosofía refiriéndose a ella como “la ciencia del ser y el conocimiento de la verdad, y la felicidad es la recompensa de esta ciencia y este conocimiento”[2], como se puede apreciar, la filosofía es para Justino su mayor bien, le da mucho valor pues realmente encuentra en ella la felicidad, a lo cual parece que él aspira con un infinito deseo.
Sin embargo, aunque la afirmación hecha por Justino sobre la filosofía no convence del todo al anciano pues se preguntaba ¿cómo podía ser que los filósofos hablasen de Dios siendo que no tienen ciencia de Él? A lo que Justino firmemente respondió que la divinidad no es visible a los ojos de los hombres pero sí es comprensible por su inteligencia. Ante esto, aparece el tema del alma, sobre si es divina o inmortal, o si es parte de la inteligencia; a todo ello, Justino contesto que es así cómo se realiza el conocimiento de Dios, es decir, que el alma es la que tiene acceso a dicho conocimiento por medio de la inteligencia, “después de haberse purificado con la justicia y todas las demás virtudes”[3]. A esta respuesta, el anciano añadió que el hombre ve a Dios por ser templado y justo, cosa que no es contraria a lo que afirmaba Justino puesto que ser templado y justo es purificar la virtud; con esas afirmaciones se puede interpretar que no basta tener la inteligencia, sino que el alma necesita de la práctica de las virtudes para poder acceder a la Virtud mayor, que es Dios.
Surgen diversos interrogantes sobre el alma, ya que es el acceso al conocimiento de Dios, por ejemplo, que si el alma ¿ve a Dios estando dentro o fuera del cuerpo?, ¿cuál es el provecho de verlo?, ¿qué pena sufren las que no son juzgadas dignas de verlo? A lo que se concluye que las almas, si bien separadas del cuerpo alcanzan el perfecto conocimiento de Dios, estando en el cuerpo también lo hacen pero de diversas formas, de modo que el fin del alma es separarse del cuerpo para alcanzar el conocimiento perfecto de Dios. Por ello, Justino no es de la idea de que todas las almas mueran, afirma que, por ser creadas por Dios, “unas al ser dignas de Dios, ya no mueren; otras son castigadas mientras Dios quiera que existan y sean castigadas.”[4]
El anciano le hace ver a Justino que los filósofos se han equivocado y que no han alcanzado la verdad sobre el conocimiento de Dios, en cambio, los profetas, que fueron los que vieron y anunciaron la verdad de Dios a los hombres, llenos del Espíritu Santo y testigos fidedignos. De esta manera, el anciano le recomendaba a Justino que se olvidará de las enseñanzas de los filósofos y fijará su mirada sólo en los profetas, instrumentos de la revelación de Dios. Justino siguió su consejo y se dejó iluminar por la luz del Espíritu para comprender a Dios, “sentí que se encendía un fuego en mi alma y se apoderaba de mí el amor a los profetas y a aquellos hombres que son amigos de Jesús.”[5] Y fue así como Justino opto por la filosofía para conocer y poseer a Dios, renunciar a las enseñanzas de los filósofos y abrirse a las de los profetas daban certeza en su conocimiento de Dios, aunque no hizo una división sino que los conocimientos que poseía los complemento con los que descubrió en las enseñanzas de los profetas.
Así pues, para terminar su diálogo con Trifón, después de haberle expuesto su experiencia para llegar al conocimiento de Dios, lo exhorta a que él también emprenda esa búsqueda, le hace ver que no sólo debe conformarse con lo que otros puedan decir de Dios sino que también él debe hacer la experiencia. Finalmente le expone algunos requerimientos para saber si debe o no emprender esa búsqueda: “si tú también te preocupas algo de ti mismo y aspiras a tu salvación y tienes confianza en Dios…posible te es alcanzar la felicidad.”[6]
Como se puede apreciar, Justino buscaba conocer a Dios de diversas formas y Trifón, sacar provecho de la sabiduría de Justino, que finalmente era la sabiduría de Dios, sin embargo, de fondo se encontraba un anhelo profundo de alcanzar la felicidad, la cual estaban a punto de poseer, pues se encontraban en la busca del bien, del mejor bien, Dios, al cual podían acceder de manera excelente por la filosofía, la ciencia de Dios, ciencia de la verdad.
César Águila Cázarez.
[1] FERNANDEZ, Clemente S.I, Los filósofos Medievales, selección de textos, "San Justino, Diálogo con Trifón, Tomo I, BAC, Madrid, 1979, §8.
[2] Ibid., § 8.
[3] Ibid., § 11.
[4] Ibid., § 15.
[5] Ibid., § 18.
[6] Ibid., § 18.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:
FERNANDEZ, Clemente S.I, Los filósofos Medievales, selección de textos, “San Justino, Diálogo con Trifón”, Tomo I, BAC, Madrid, 1979, p 4-14.
De acuerdo a tu exposición, el aspecto antropológico del texto, señalando la naturaleza del alma, se relaciona con la línea epistemológica, al ser el alma quien es capaz de alcanzar la verdad, Dios mismo. ¿Podría decirse, entonces, que la verdad en sí es más bien revelada, según el texto de Justino?
ResponderEliminarLa forma de desarrollar los diversos temas es apropiada y clara. Pero dejas pendiente la tarea del alma en el cuerpo, es fácil percatarse de que la finalidad del alma es separarse del cuerpo para conocer a Dios. Y en cuanto el área antropológica ¿el hombre se realiza mediante una división de su alma y su cuerpo con la finalidad de alcanzar la vedad que es Dios?
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ResponderEliminargracias por tu aportación me parece que es muy importante cómo justino intenta intenta conocer a Dios atravez de la filosofía y que lo considara el emjor de los bienes pero mi duda sería ¿para justino como se alcanza el bien? ¿cómo saber que algo es bueno?
ResponderEliminarDe acuerdo a tu escrito, me parece que manejas la línea epistemológica y antropológica, pero me queda la duda de, ¿cuál es el verdadero papel de la filosofía?, ya que según Justino; dice que es el mejor de los bienes, porque está en búsqueda de la verdad, pero posteriormente señala que el alma es la que conoce y tiene acceso a dicho conocimiento. Y la otra pregunta que me suscíta es, ¿la verdad es revelada?.
ResponderEliminarCreo que esto puede entenderse mejor si se lee San Juan de la Cruz, cómo en la vida es imposible alcanzarlo, solamente tenemos fe y esto termina con nuestra partida en la que la fe muere porque vemos lo que creemos y solo queda el amor.
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