jueves, 27 de enero de 2011

Boecio, "Sobre las Semanas"

En este tratado “Sobre las Semanas”, Boecio aborda el problema de la sustancia. Dirá que las sustancias, en lo que son, son buenas, pero no siendo bienes sustanciales. Dicho problema lo trataré más adelante.

En este texto Boecio propone unos términos y reglas que más adelante nos serán de mucha utilidad. Comienza por definir lo que es concepción mental y dice que: “es aquella proposición que todos aceptan al oírla”[1]. Esta puede ser de dos clases, una de ellas es la común, la cual es aceptada por todos los hombres; y la siguiente vendrá ser propia de los doctos, y se deriva de enunciaciones comunes; he aquí un ejemplo: «lo que es incorpóreo, no está en un lugar», este es un ejemplo de premisas que las personas comunes no podrían entender, y por tanto no es objeto de comprobación para el vulgo sino para las personas doctas.

Boecio dice: “son algo diversos el ser (esse) y lo que es; pues el ser mismo todavía no es: en cambio, lo que es, una vez recibida la forma de ser, es y tiene conciencia”[2]. Es decir, pues, que lo que “es” puede participar de algo por el hecho de ser; pero el ser mismo no participa de nada; ya que la participación se da cuando ya “se es”, y “se es” cuando se ha recibido el ser.

Boecio deja en claro que lo que “es” participa de la naturaleza del ser, para ser; pero más para ser algo, participa de otra cosa y esto vendrá a participar en la naturaleza del ser, para poder ser. Es, ya, para participar de cualquier otra cosa.

Así pues, todas las cosas que son, son buenas, pues todo lo que es tiende al bien, dice: “hay que averiguar cómo son buenas, si son buenas por participación, o esencialmente”[3]. Es decir que si son buenas por participación, por sí mismas no podrían ser buenas. Pero se ha concedido que son buenas. Luego son buenas esencialmente o sustancialmente en eso que son, lo cual lo tienen por naturaleza del ser. Por lo tanto, el ser de ellas es bueno.

“Luego no son buenas en lo que son. Más por otra parte, tampoco participan de la bondad, pues, de lo contrario, no tendrían hacia el bien; luego de ninguna manera son buenas”[4]. Es decir, que hay muchas cosas que no pudiendo estar separadas por la realidad, lo están por el pensamiento de la mente.

Hay que suponer que todas las cosas que son, son buenas; ahora pongámonos a pensar cómo estas cosas podrían ser buenas si no precedieran del bien y aquí nos daremos cuenta que una cosa es el ser que ellas sean buenas y la otra es que ellas sean. “Por tanto, si de algún modo fuesen sin proceder del bien, y fuesen buenas, no sería en ellas lo mismo ser buenas que ser, sino que en ellas una cosa sería ser, y otra el ser buenas”[5]. Vemos pues que el ser mismo de todas las cosas precede de lo que es el primer Bien, por lo tanto, el mismo ser de las cosas es bueno, pues no serían buenas en lo que son, si estas no procedieran del primer Bien.

Por ello aunque en lo que son, son buenas, no son, sin embargo, semejantes al primer bien, entonces su ser mismo es bueno, porque lo que es, sea de la manera que sea, es bueno en lo que es.

Con esto vemos que todas las cosas tienen que ser justas, ya que aquel quien las ha creado es justo. Aunque esto no se sigue, ya que es cosa de la esencia, y el ser justo a la actividad. Con esto vemos que el bien es algo general, y la justicia algo específico; y vemos que lo específico no se ve en todos los seres, por eso veremos que algunas cosas serán justas y otras otra cosa.

“Cómo la Trinidad es un solo Dios, y no tres Dioses”

En este tema hablaremos pues que tres son las ciencias de la especulación, “la natural, la que trata del movimiento, no abstracta, esto es, inseparable, pues considera a las formas del cuerpo con la materia”[6]. Vemos pues que la sustancia divina es una forma sin materia y por esto vendrá a ser lo que es, cosa contraria con la forma que existe sin materia, está no podrá estar sujeta, ni tampoco estar en materia.

“Sobre la Persona y las dos Naturalezas contra Eutiques y Nestorio”

En este apartado se definirá a la naturaleza de tres formas. Primero: “La naturaleza es propia (o se da en) de todo aquello que, siendo, puede ser concebido por el entendimiento de algún modo”[7]. Esta definición se refiere a la naturaleza de las cosas, en ella quedan comprendidos tanto lo accidentes como las sustancias. He aquí que se pone en esta definición la cláusula de algún modo porque Dios y de la materia no se puede tener un concepto íntegro y perfecto, peri sí son conocidos de algún modo por la privación de las demás cosas.

No podemos pues sólo referirnos a las sustancias corpóreas dejando de lado las incorpóreas, y que esto hace parecer que sólo las primeras tienen naturaleza, entonces aquí tendremos otra definición que es: “el principio del movimiento por sí y no accidental mente.”[8] Con esto se indica que todo cuerpo tiene su propio movimiento.

La tercera definición que se le dará a la palabra naturaleza es: “diferencia específica que informa a cada cosa.”[9]

Se dice que toda naturaleza tiene persona, pero ahora bien ¿cuál es la diferencia entre naturaleza y persona?

Para poder aclarar esta duda tendremos que definir el término persona que es: “la sustancia individual de la naturaleza racional”[10]. Vemos que persona también viene del término «personado».

Veremos que está claro que la persona se da dentro del ámbito de la naturaleza, y que no se le puede hacer la atribución fuera del ámbito de naturaleza. Con esto vemos, pues, que “la persona no se puede dar fuera de la naturaleza y que la naturaleza, una son sustancias y otras más accidentes y en los accidentes no se dan personas y la persona se da en la sustancia.”[11]


Bibliografía:

Fernández, Clementes, Los Filósofos Medievales, selección de textos, BAC, 1970, Tomo 1



[1] Fernández, Clementes, Los Filósofos Medievales, selección de textos, BAC, 1970, Tomo 1, Pág. 548.

[2] Ibídem, Pág. 548, § 900.

[3] Ibídem, Pág. 549, § 901

[4] Ibíd.

[5] Ibídem, Pág. 550, § 903.

[6] Ibídem, Pág. 552, § 907

[7] Ibídem, Pág. 554, § 911.

[8] Ibídem, Pág. 555, § 913

[9] Ibíd.

[10] Ibídem, Pág. 557, § 920.

[11] Ibídem, Pág. 556, § 9917.

2 comentarios:

  1. Juan Carlos, en tu apartado de "Cómo la Trinidad es un solo Dios, y no tres Dioses” hablas de tres diferentes tipos de ciencias de la especulación pero no me queda claro que expliques las tres ciencias sino solamente una. Si es que estoy en lo correcto, ¿pudieras explicar las otras dos?

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  2. Me parece importante darle al “es” una interpretación o relación con el estado de actualización, o el tiempo. Por eso el ser se actualiza cuando “es”, por lo que es difícil ser si no se está inmerso en un tiempo, si no se “es” primero.
    Encuentro un fuerte contenido ontológico, pero no veo nada del aspecto social. Lograste hacer síntesis pues queda un contenido que para mi punto de vista es muy denso y amerita reflexionar un poco más (por parte del lector).

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