En el presente texto se expondrá de manera breve el contenido de los libros quinto y sexto de la obra de Agustín de Hipona titulada Las confesiones, también se clasificará el contenido de estos libros en las siguientes categorías: Ontología y epistemología, antropología, ética, pensamiento social y pensamiento político.
El quinto libro de las confesiones trata sobre el traslado de Agustín a Cartago, debído a tropelías de estudiantes viajó a Roma y por un motivo similar partió ahí para dirigirse a Milán, donde permaneció en Milán no únicamente por su trabajo de docente, sino con la intención de revisar el maniqueismo. El resultado de esta revisión y el diálogo tenido con Fausto, decepciona a Agustín y lo dirige a un tentativo escepticismo. En las confesiones, Agustín reconoce que fue dirigido por voluntad de Dios a relacionarse con el obispo Ambrosio, “a él era conducido por ti, sin yo saberlo, para que yo me condujera a ti”.1 El quinto libro culmina con el abandono total del maniqueismo por Agustín.
El sexto libro de las confesiones trata sobre la llegada de Mónica2 a Milán, ya que la constante preocupación por su hijo la motiva a viajar hasta donde se encuentra él. Mónica encuentra a Agustín inquieto por encontrar la verdad, por lo que fomenta la relación de Agustín con el obispo Ambrosio, esta relación será para Agustín de vital importancia a pesar de que el obispo Ambrosio era un hombre muy ocupado. Agustín busca seguir la predicación del obispo con una intención aclaratoria en relación con la religión cristiana.
En su búsqueda de la verdad Agustín procura junto con unos de sus amigos formar una comunidad en la que se dedicaran únicamente a la reflexión estando retirados de las turbas, este plan más tarde se verá frustrado por la intención de algunos miembros, de contraer lazos fuertes de compromiso con mujeres, situación que el mismo Agustín experimentó. En este libro se comenta también de Alipio, una amistad de considerable significado para Agustín, y finalmente concluye con un comentario de Agustín en relación con el miedo a la muerte y al juicio futuro, además de manifestaciones de amor insatisfactorio que sentía por sus amigos y por el gozo carnal.
Ahora se expondrá lo que se puede interpretar que es para Agustín el ser, la forma en que se presenta el conocimiento, así como la manera adecuada y tal vez única para acceder al conocimiento. Sin embargo en estos libros no se encuentra de forma explícita el tema de la ontología, pero se puede llegar a deducir que Agustín en los libros quinto y sexto de Las confesiones, trata el tema del ser, denunciando que es un error el creer en un Dios delimitado por la figura del cuerpo humano3; y en cuanto al conocimiento, afirma de que sólo es posible aproximarse a algunos aspectos del ser de Dios por medio de iluminación o ayuda divina, dice Agustín: “Dios me había enseñado, de modos admirables y ocultos [...] no hay otro maestro de verdad”,4 y casi al final del sexto libro hace referencia a Dios como la verdad y el camino que se debe recorrer para acceder a la verdad misma.
Agustín menciona que no sirve conocer todo y no creer en el creador, el conocimiento de las cosas que se perciben con los sentidos, debe de llevar a la contemplación del mismo creador “con la mente y con el ingenio que tú les diste”,5 se pueden conocer las cosas ausentes a los sentidos partiendo de las cosas que pueden ser percibidas por los mismos sentidos corporales. Agustín menciona una característica para poder ver la belleza de la verdad, resalta la importancia de no estar hundido en el pecado para no tener obstáculos definitivos en la búsqueda de la verdad, pues mientras el hombre esté segado por el pecado, sin la ayuda de Dios difícilmente podrá sentir pasión y amor por la búsqueda de la verdad, que según Agustín es sinónimo de Dios. El hombre es débil para poder encontrar la verdad guiado únicamente por su razón, necesita de Dios para poder llegar a la verdad, es decir a Dios mismo, por ello puede ser que Agustín en su quinto libro de Las confesiones haga referencia a Dios, dándole el título de “maestro de verdad”. Por lo tanto se puede llegar a la conclusión que para Agustín era necesaria la iluminación de Dios para poder llegar a intuir la esencia del ser de Dios, y únicamente por medio de la contemplación del mundo terreno será posible llegar a la contemplación de lo que no se percibe por medio de los sentidos corporales.
Se pasará ahora al tema de la ética y de la antropología, al igual que en el tema anterior que no se ha encontrado de forma explícita un contenido relacionado con los temas a tratar, se puede intuir una conclusión relacionando el contenido de los libros quinto y sexto en lo tocante a la ética y antropológica. De manera general se puede especular que los actos morales o de conducta relativamente buena van en correlación con la búsqueda del conocimiento de Dios y de sus criaturas, por consiguiente todo aquello tanto pensamiento como acción que vaya adherido a los deseos inmoderados de la carne serán moralmente reprobable por el modelo ético que propone Agustín. Al escribir Las confesiones, Agustín tenía por poco ético o inmoral, el acto que se le conoce como pecado, remarcando que “el pecado más incurable es el no juzgarme pecador”,6 pecado que los maniqueos ordinariamente solían cometer, sobre todo al hablar del pecado como un ente externo que impulsaba al hombre a actuar de forma inmoral, dejando como responsable del acto a un tipo de mente que repta por los suelos.
Se puede decir que es ético buscar la verdad por las vías correctas, según Agustín, lo más noble y digno de alabanza es buscar la verdad y esa misma verdad es Dios, de lo contrario al no buscar a Dios y mucho menos la verdad, se pueden cometer actos inmorales como buscar conocer todo lo que goza de cuerpo físico, que es criatura de Dios, pero aquél que no busca la causa de estos cuerpos físicos, dice Agustín: “infeliz, en verdad, quien todo esto lo conoce pero te ignora a ti”.7 El que se deja guiar por Dios es bueno, más el hombre que se deja guiar únicamente por los deseos carnales y busca el conocimiento para obtener placer no está dentro de los actos morales.
En lo tocante a lo antropológico, Agustín concibe al hombre como un ser creado por Dios a su misma imagen, pues dice: “el hombre fue creado por ti a imagen tuya”,8 concibiendo la imagen no de Dios no de forma corporal ni mucho menos antropomórfica, sino explica que el hombre fue creado a imagen de Dios no según una forma meramente material, sino según el espíritu racional que abunda en Dios, propone una figura de hombre racional, que está sobre todo ser cuadrúpedo, caracterizado por la capacidad de elegir entre el bien y el mal, con la posibilidad de elegir de dejarse manejar por los deseos de la carne o por los deseos del espíritu.
Finalmente Agustín no propone en los libros quinto y sexto de Las confesiones una imagen o idea en relación con el gobierno, el poder o la interacción social, sólo se puede hablar de un Dios que es fuego devorador que rige el gobierno de los hombres, en este punto se puede intuir que Agustín propone como norma de interacción social, la búsqueda coherente de la verdad, que es también la búsqueda de Dios, no una búsqueda pasiva sino una búsqueda que lleve a la acción. Para una mejor interacción social es necesario dejarse guiar por Dios y no por las pasiones de la carne, que gobierne la verdad, deseo de lo eterno y no las pasiones que vienen unidas al ser carnal.
Bibliografía:
San Agustín, Las confesiones, Tecnos, 3ª ed., libros V y VI, España, 2009, pp. 237-262
1Agustín, Las confesiones, tecnos, 3º ed., España, 2009, libro V, § XIII
2Madre de Agustín
3Antropomorfismo
4Ibidem, § 1, capítulo I
5Ibidem, § 4, capítulo III
6Ibidem, § 18, capítulo X
7Ibidem, § 7, capítulo IV
8Ibidem, libro VI, § 4, capítulo III
Las notas 2 y 3 quedarían mejor insertas en el texto, ya que no son muy explicativas, sino más bien una puntualización.
ResponderEliminarYo tampoco encontre casi nada sobre política en los primeros libros de Confesiones, pero si había mucho sobre la sociedad. ¿No encontraste nada de esó?
Me parece puntual la identificación de las líneas básicas a analizar. Conforme a tu exposición, percibo una estrecha relación entre el aspecto epistemológico y ético, al buscar la verdad, como criterio de conocimiento, por las vías correctas. ¿Podría decirse, entonces, que el conocimiento de la verdad se alcanza a través de un prudente comportamiento?
ResponderEliminarLa forma en que abordas los libros quinto y sexto de las Confesiones me parce muy concreta, y hasta cierto punto es interesante darse cuenta que en estos capítulos, San Agustín va en camino hacia la conversión a pesar de que éste no tenía la mas mínima idea, sin embargo el encuentro con Ambrosio poco a poco irá inclinando su corazón hacia la verdad que tanto anhelaba y que buscaba falsamente en el maniqueísmo. Por otro lado, me llama la atención como el hombre adquiere el conocimiento a través de los sentidos, e incluso dentro de La Ciudad de Dios se afirma, que además de los sentidos externos Dios da al hombre un sentido interno que le hace reconocer a su creador, que lo ilumina y lo ama, pero solamente pocos hombres son capaces de alcanzar la adhesión con éste amor, y un camino para lograrlo, es la contemplación que tú has mencionado.
ResponderEliminarLa nota 3 antropomorfismo se me ase buena, pero para mi punto de vista, Agustin en la forma que menciona al hombre que no cree en Dios le llama (Desafortunado,desgraciado,) siento que para Agustin el concepto de hombre es ese. "por que desventurado el hombre que conoce todas aquellas verdades pero no te conoce a ti" Montes de oca Francisco, San Agustin, " confesiones", lb.V, cap.IV,Porrua,Argentina,1982,p65.
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