miércoles, 4 de enero de 2012

Juliano, algunos aspectos del texto "Contra los galileos"


Juliano nacido entre los años 331-332, hijo de Julio Constancio y de Teodora, ilustre dama de la época[1], fue un magnífico emperador romano que gozó de amplio bagaje cultural e inteligencia política. Logramos ubicarlo en un periodo histórico bastante peculiar dentro de la historia, caracterizado principalmente por una serie de hechos políticos, en muchos de los cuales es protagonista[2], así mismo le hallaremos dentro de una atmósfera de gran sensibilidad por el aspecto religioso, al cual mostró gran deferencia, de tal modo que fue iniciado en los misterios de Eleusis y en los de Mitra, además es preciso señalar que su formación intelectual y religiosa estuvo a cargo de dos maestros, el obispo arriano Eusebio y el eunuco Mardonio[3].

Algunos de los rasgos más notables de este personaje fueron; su agudeza intelectual la cual manifestó con mayor esplendor mientras ocupó el trono como emperador y muestra de ello son sus composiciones más notables como la Carta a Temistio, Los Césares, Contra el cínico Heráclito, Contra los cínicos incultos, entre otros[4].

A continuación señalaré algunos puntos evidentemente enfatizados en su obra Contra los galileos cuya motivación principal es su inclinación a los cultos mistéricos de las religiones orientales, de las cuales ya he hecho mención y de su convencimiento a cerca de la maldad de los “galileos” con la que según él han elaborado una fe sin nada de divino. El primer punto a señalar es el reproche que realiza contra la “secta hebrea” con respecto a sus orígenes religiosos dentro de la tradición mosaica, donde pretende demostrar que el culto hebreo no propone elementos nuevos, originales y, diversos, afirmaciones de las que se vale para no condenar la mitología griega, como lo hicieron los judios, primordiálmente sobre sus dioses y el origen del universo, sino que demuestra que la fe de los hebreos posee un gran número de semejanzas con las creencias “paganas”, para ello coteja las escrituras sagradas de este pueblo, presentes en la fe cristiana, con los relatos griegos.

Y dice que dios ordenó que existiesen unas cosas, como la luz y el firmamento, y otras las creó, como el cielo y la tierra, el sol y la luna, y las que existían, pero estaban ocultas hasta entonces, las separó, como el agua según creo y la tierra seca… “y el espíritu de dios se movía sobre la superficie del agua”[5].

A continuación confronta este relato del Génesis con las palabras de Platón sobre el creador y el origen del universo.

El cielo entero o el universo, o démosle cualquier otro nombre que pueda ser más aceptable, ¿existió siempre, sin contener ningún principio de nacimiento, o ha nacido y comenzado a partir de un principio? Ha nacido, puesto que se puede ver, tocar y tiene cuerpo, y todas las cosas semejantes son sensibles[6]

Continua cotejando otros dos textos.

Y creó dios al hombre y lo creó a imagen de dios; y lo hizo macho y hembra diciendo: creced y multiplicaos y llenad la tierra y sed dueños de ella; que manden sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo y sobre todos los rebaños y sobre toda la tierra[7].

… Ahora aprended lo que os digo a las claras: quedan aún tres razas mortales sin nacer y hasta que no nazcan el cielo estará incompleto… cuando gracias a mí hayan nacido y participen de la vida podrán ser iguales a los dioses…por lo demás, vosotros, entretejiendo lo mortal con lo inmortal, fabricad seres vivos y engendradlos dándoles alimento, aumentadlos y, cuando mueran, recibidlos de nuevo.[8]

Es claro que Juliano no sólo conoce las escrituras, sino que es capaz de elaborar una confrontación ordenada y sistemática como tratando de predecir la defensa del adversario, lo cual es más notorio en los argumentos donde hace ver las contradicciones que posee la tradición hebrea y cómo no es posible que Israel sea el pueblo elegido y predilecto de dios ya que su suerte, según Juliano, ha sido peor que la de un esclavo pasando los judíos por la misma suerte que estos sin poder mover las calamidades que pesan sobre ellos.

Que no sólo de los hebreos se preocupó dios, sino que, cuidándose de todos los pueblos, no otorgó a aquellos nada importante ni grande, mientras que a nosotros nos otorgó cosas mucho mejores y superiores…[9]

Y por si fuera poco, en un segundo punto, refuta los diversos modos de jactarse de los galileos sobre los demás pueblos haciéndoles ver que su dios es celoso y colérico que no permite a su pueblo ser grande y sobresaliente, pues no vaya a ser que se les ocurra atentar en su contra, como lo demuestra desde el relato de la torre de babel donde dios confunde las lenguas para que no pudiendo entenderse, se dispersen.

Desechad esas tonterías y no arrastréis sobre vosotros mismos tamaña blasfemia. Pues si quiere que ningún dios sea venerado, ¿por qué veneráis a ese hijo bastardo suyo que nunca juzgo ni consideró como propio? Y esto os lo voy a demostrar fácilmente. Vosotros, no sé por qué, le habéis asignado un supuesto hijo[10]

Por otro lado mediante la cita anterior trata a los cristianos de impíos, acusándoles de herejes por asumir una tradición que ellos mismos contradicen y pasan sobre ella ya que, desde su punto de vista, no son capaces de explicar cómo un dios celoso, manifiesto en el libro del Deuteronomio, afirma que no hay salvación fuera de él y ellos aseguran que Jesús “procedente de él”, es decir fuera de dios, pueda traer la salvación, para Juliano esto no es posible.

En cuanto a la ley, pretende demostrar que ellos la han manipulado incluso lo ya establecido por los propios apóstoles de Jesús a manera arbitraria, contradiciendo así lo que ya estaba escrito, argumentando que la nueva ley es Jesús, lo cual somete a duda puesto que las referencias de un supuesto mesías se las acuñan a este hombre galileo cuando realmente lo dicho por los profetas remite a David, rey de Israel.

¿Dónde anunció dios a los hebreos otra ley junto a la existente? En ninguna parte está, ni tampoco una rectificación de la existente, escucha, en efecto otra vez a Moisés: “No añadiréis nada a la palabra que yo os recomiendo y no quitareis nada de ella. Guardad los mandamientos del Señor vuestro dios que yo os recomiendo hoy” y “maldito todo el que no observe todos ellos”[11].

Es claro cómo Juliano influyó en el aspecto religioso de su época y trato de proteger con ello los cultos “paganos” que se veían en peligro, a tal grado que no sólo elaboró diversos textos de tipo apologético en defensa de su religión, sino que atacó de manera directa a la fe oficial del imperio al cual gobernó.

Bibliografía.

Juliano, Contra los galileos, Madrid, Gredos, 2002, trad. Jiménez Gazapo J. y García Blanco J. p 3-49.



[1] Cf. Juliano, Contra los galileos, XII.

[2] Cf. Ibid. XI, XII.

[3] Cf. Ibid. XII, XXI.

[4] Cf. Ibid. XXI.

[5] Ibid. 8.

[6] Ibid. 9.

[7] Ibid.10

[8] Ibid. 10, 11.

[9] Ibid. 23.

[10] Ibid. 22.

[11] Ibid. 42, 43.

2 comentarios:

  1. Poco conocía de textos o personas que escribieran directamente en contra de la religión judía o incluso contra los cristianos en sus orígenes. Resulta muy interesante cómo es muy fácil a través del discurso filosófico atacar cualquier postura religiosa si ésta no se conoce bien, pues muchas veces los textos religiosos o incluso expresiones comunes resultan ambiguas. Es decir, muchas veces, para entender alguna expresión o frase de alguna religión es necesario entender todo el contexto en que fue escrita y el mensaje que intenta transmitir, y no solo juzgar de buenas a primeras como se le entiende al lector ignorante. Gracias José David por tu aportación.

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  2. Es interesante esta aportación porque más allá de si es verdadero o no el argumento de Juliano en contra de los cristianos, refleja la importante necesidad de confrontar las creencias con el contexto. Desde mi parecer un fe será auténtica en la medida que se haya confrontado con otras posturas saliendo victoriosa y si no llegase a vencer sería porque en realidad la contraparte tenía razón. Gracias por este aporte, porque nos permite confrontar nuestro pensamiento con sus orígenes de manera que sea cada vez más auténtico.

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