Giordano Bruno nació en Nola en 1548, filósofo italiano. Ingresó como novicio con los dominicos y fue ordenado sacerdote en 1573, se doctoró en teología. Trató de fundar la nueva “filosofía nolana” postulando la materia viviente en diferentes formas. Se le acusó de hereje por el Santo Oficio, fue encarcelado, interrogado y condenado. Fue uno de los filósofos más reconocidos en el renacimiento, se distinguió por las dudas que tenía en cuanto el dogma de la Trinidad y la encarnación.
En las siguientes líneas hablaré acerca del segundo y tercer diálogo de Giordano en el que aborda los temas: “la casusa, principio y Uno”, donde los personajes Dicsono, Aurelio, Teófilo a través de preguntas desarrollan los contenidos; Gervasio y Ploihimnio inician la conversación con algunas incógnitas a Teófilo sobre el principio, la materia, naturaleza y más: “¿todo lo que es primer principio, ni causa primera, tiene principio y causa? Pero ¿cómo entendeís que las cosas que tienen causa eficiente (la cual es una de las que concurren en el conocimiento real de las cosas) permanecen ocultas?”[1]
Teófilo contesta en relación a este aspecto con una reflexión en la que dice que estos puntos no involucran tanto a los filósofos sino a los científicos, puesto que comprende los principales y principios de la naturaleza, es de ahí que el conocimiento de todas las cosas depende del primer principio y de la causa primera, del cual procede el efecto universal, en dicho de otra forma, abarca la naturaleza como constitutivo del principio y causa. Dicsono a tal afirmación hace una comparación con el universo, pues es como no conocer nada del ser y la sustancia del primer principio. Sin embargo esta comparación se argumenta como “una operación divina; los cuales, aunque sean la sustancia de las cosas, más aún, las sustancias naturales mismas, son sin embargo, como accidentes remotos y en orden a hacernos alcanzar el conocimiento aprensivo de la divina y sobrenatural esencia”[2].
El personaje de Teófilo con respecto al tema hace entender que cuando llamamos a Dios primer principio y primera causa, la entendemos como una misma cosa pero desde diferentes aspectos, es decir, cuando hablamos de la naturaleza en sus principios y causas, la entendemos con su diversidad de conceptos. Así pues, “llamamos a Dios primer principio, en cuanto que todas las cosas que son después del, conforme a un orden[3]” por consiguiente el término causa es entendido como el efecto de la causa eficiente o la cosa producida de aquello que la produce.
Teófilo frente a las dudas de los otros personajes sintetiza tales definiciones de manera más concreta:
“el término de donde (se parte), es principio, y no causa del movimiento; las premisas son el principio de la argumentación […] así que principio es término más general que causa […] y el entendimiento universal es la facultad, más real y propia y parte más potente del alma del mundo. Es uno e idéntico, lo llena de todo, ilumina al universo y se dirige a la naturaleza a producir sus especies como conviene”[4].
Dicsono es uno de los personajes con mayor protagonismo dentro del diálogo, sus preguntas son las que orientan el desarrollo de la plática y de la misma manera permite tener una profundización de los contenidos. Este mismo personaje define el fin y la causa final que la causa eficiente propone (la perfección de las cosas) y ésta consiste en que las distintas partes de la materia tangan todas las formas actual existencia: “en ese fin se deleita y complace el entendimiento, que no se cansa nunca de suscitar en la materia toda suerte de formas”[5]. En otras palabras, la perfección de la que menciona no es más que el poder contemplar a Dios, los principios de todas las cosas y la distribución de las órdenes también tiene esta finalidad, es en esa forma que se insinué y se explique la materia del universo:
“Se une a ella de manera que la naturaleza del cuerpo, que en sí no es bella, llega a serlo, en la medida en que es capaz de participar de ella, ya que no hay belleza que no consista en alguna especie o forma, y no hay forma que no sea producida por el alma” [6]
Teófilo fundamenta que por pequeña y mínima que sea una cosa, tiene en sí una parte de sustancia espiritual, la cual, si encuentran un sujeto dispuesto, se torna planta o animal, y recibe los miembros de cualquier cuerpo o lo que normalmente se dice animado; “pues el espíritu se encuentra en todas las cosas y no hay corpúsculos, por mínimo que sea, que no contengan todas las contenga en sí alguna porción suficiente para animarlo”[7], por consiguiente toda materia resulta el verdadero acto y la verdadera forma de todas los cosas por contener espíritu.
Continuando con el diálogo los personajes definen a la materia como este principio al que se le considera de dos maneras: como potencia y después como sujeto. Por ser potencia se le considera como activa por la cual el sujeto puede obrar y de manera pasiva se le percibe como el ser.
Finalmente, lo dicho anteriormente nos lleva a ver la postura teológica de Bruno, donde toda la naturaleza tiene como principio y fin el regreso con la divinidad, con Dios. Las definiciones de materia, principio y causa eficiente se comprenden desde una espiritualidad que tiene alma, es decir, está compuesta de algo divino, por tanto, la materia en potencia pasiva es el ser que en su manera activa busca la perfección, la divinidad de la que está constituido.
Bibliografía:
Fernández, Clemente, (1990), Los filósofos del renacimiento, Giordano Bruno, Ed. B.A.C, Madrid, pp.329-359.
Biografías y vidas, Giordano Bruno [en línea]. Disponible en: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bruno_giordano.htm [accesado el día 7 de marzo de 2012]
[1] Fernández, Clemente, (1990), Los filósofos del renacimiento, Giordano Bruno, Ed. B.A.C, Madrid, p. 331
[2] Ibídem p.333
[3] Ibídem p.334
[4] Ibídem 335 -336.
[5] Ibídem 339
[6] Ibídem 341
[7] Ibídem 343
El "mártir de las ideas heliocéntricas" como se le ha llegado a conocer a este filósofo, teólogo, astrónomo y poeta, sugiere mucho desde su seudónimo y esto es a la par entenderlo como tal, inmerso en el periodo renacentista muestra interés por algunas ideas copernicanas en las que defiende la postura del heliocentrismo ntre otras cosas, sin embargo una de las causas por las que fue condenado a muerte nos remiten a sus posturas panteístas que se logran percibir en varias de sus obras o al menos con cierta tensión hacía dichas ideas como el fragmento siguiente planteado por el autor de esta aportación
ResponderEliminar"Teófilo fundamenta que por pequeña y mínima que sea una cosa, tiene en sí una parte de sustancia espiritual, la cual, si encuentran un sujeto dispuesto, se torna planta o animal, y recibe los miembros de cualquier cuerpo o lo que normalmente se dice animado" siendo así que el espíritu se encuentra en todo. Es quizá lo relevante que puedo señalar para este aporte.
Pudo parecer un panteísta, pero hay que rascar más para estar seguros de que era un panteísta.Hay panteístas y panteístas. Era más bien un hermetista. Vivió en el Renacimiento, en la época donde se buscó ser práctico, y su filosofía es una filosofía práctica. Recomiendo leer la obra de Ignacio Gómez de Liaño, ya que es exponente de su filosofía. Hay que enraizar el pensamiento de Bruno en Egipto. Para ello recomiendo leer el capítulo 3 del libro "Temple of the Cosmos" para tener una visión análoga a lo que es el pensamiento de Bruno a través del dios Ptah, que los egipcios adoraban. Ptah en realidad es una variante de Hermes, e incluso creo que anterior a él.
Eliminar"Temple of the Cosmos", escrito por Jeremy Naydler. Es un texto sencillo, y por eso sirve para iniciarse en comprensión del tema de la filosofía controvertida de Bruno.
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