domingo, 13 de marzo de 2011

VS Los arrebatamientos del Demonio meridiano.


Jean de Fécamp fue uno de los místicos más trascendentes del siglo XI, escribió “La confesión teológica” que está considerada como una de las obras de meditación más importantes del Medioevo.

La “cauta consideración para evitar los arrebatamientos del demonio Meridiano” probablemente no sea de su autoría, pero se tiene la certeza de que pertenece a su escuela. En estas consideraciones Fécamp expresa su preocupación, por ayudar al vidente o profeta a distinguir entre las visiones falsas y las verdaderas, afirma que el alma posee la facultad de alejarse de los sentidos del cuerpo hasta llegar a un punto más allá de nuestros sueños pero antes de cruzar la línea de la muerte, entonces puede hacerse presente una revelación, en este estado (incorporal) el alma será conducida a la región de las ideas intelectuales, donde será capaz de apreciar la verdad en todo su esplendor, en este momento es concedida al hombre la facultad de hablar con Dios, no corporalmente sino a través del alma, cuando la mente humana se ilumina a través de una visión es capaz de percibir la verdad, pues la luz que ilumina esta verdad no es otra cosa que Dios mismo, sin embargo, advierte que antes de que se presente esta visión se debe tener precaución para no dejarse cegar por el ángel de Satanás que es semejante al ángel de luz, pues si esto ocurriera el vidente se transformaría en un falso profeta.

Explica que la visión veraz se obtiene a través de una intuición pura, que se muestra al profeta a través del espíritu de Dios, para esto es necesario que el vidente posea un corazón puro, sencillez, adhesión a Dios y permanezca alerta para no sucumbir ante los arrebatamientos del demonio meridiano, que pretende siempre poseer las almas que se alejan del camino de la salvación, ya sea precipitando la muerte de aquellos que se encuentran alejados de Dios, o tratando de hacer sucumbir su ser ante el pecado. Cuando el alma se encuentra en éxtasis y el demonio trata de persuadirla, únicamente escapara a sabiendas de que este ángel de obscuridad está condenado a manifestarse como demonio, si el alma es capaz de formular la siguiente pregunta: ¿Quién eres?, con lo que el vidente podrá conocer realmente la fuente de la que procede su visión.

Conforme a lo anterior puede concluirse, que aunque esto del Demonio meridiano en el contexto actual hace referencia a sucumbir ante las tentaciones de la mediana edad, en el Medioevo este Demonio meridiano era una verdadera preocupación, en las primeras ordenes sacerdotales del desierto de Egipto, fue donde el término "Demonio meridiano" apareció por vez primera, y esto puede verse reflejado en la iconografía medieval donde suele aparecer al mediodía cuando el sol está en apogeo y escoge a sus víctimas de entre los religiosos, haciendo latente en ellos un hartazgo y vacio que los incitaba a doblegar su vocación, Sin embargo el demonio meridiano de Fécamp tenía connotaciones metafísicas profundas, se presentaba a la mitad del camino entre la inconsciencia y la muerte, tentando al profeta a sucumbir ante las palabras de la mentira disfrazada de verdad, me parece interesante la preocupación del autor por ayudar al “vidente” a discernir entre una verdadera y una falsa profecía, y la inocencia de este al pensar que los falsos profetas lo son por una mala interpretación y no por convicción propia.


ZOLA, ELÈMIRE (2000), Los místicos de Occidente, Tomo II, Barcelona, Bidos.

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