jueves, 10 de enero de 2013


Apuleyo: La metamorfosis o el asno de oro, libro IV


El asno de oro narra la historia de Lucio, un hombre que, en su afán por aprender las artes ocultas, y por el error de una aprendiz de bruja, es convertido en asno. El azar hará que Lucio, en esta nueva condición, pase por distintas circunstancias, de tal suerte que, entre las desventuras y desdichas que vivirá con sus despóticos amos, tendrá la oportunidad de recopilar una cantidad muy amplia  de cuentos y sucesos vistos, vividos u oídos, en tanto busca la solución para  volver a su condición humana. En esta búsqueda por volver a su condición humana, con bastante acierto nos refleja el símbolo de un crecimiento en la sabiduría que Lucio sólo puede alcanzar después de un arduo camino de aprendizaje y padecimiento.
En el cuarto libro, específicamente, comienzan los relatos de la vida Lucio en su forma de asno, el cual nos muestra dos  relatos que escucha de los bandidos y un tercero,  muy interesante, que es narrado por la anciana que los acoge. El primer  relato de ellos fue un asalto a Criseros, un cambiador muy rico y señor de gran dinero, el cual, por miedo de los tributos y pechos de la ciudad, con grandes artes disimulaba y encubría gran riqueza”.[1] Este asalto fue frustrado debido a que aquel hombre tenía bien reforzada su casa, lo que dificultó a los ladrones el poder entrar, sin embargo en los hechos el capitán de ellos al querer arrancar el cerrojo de la puerta para poder acceder, fue clavado en la mano por Criseros, propiciando que en la huida tuvieran que arrancarle la mano a su capitán para poder sacarlo del lugar, de modo que esto le propició la muerte, mientras tanto en otro lugar del mismo sitio, otro de los compañeros logró acceder a la casa de una anciana que  estaba en su cama, a la cual despojó hábilmente, pero en uno de sus descuidos al quererse agachar para arrojar a la anciana por la ventana, la vieja lo empujó propiciándole la muerte.

El segundo relato nos cuenta cómo los bandidos asaltan a un hombre llamado “Democares, el cual celebraba grandes fiestas al pueblo, porque él era principal de la ciudad, hombre muy rico y liberal; hacía estos placeres y fiestas al pueblo por mostrar la magnificencia de sus riquezas”.[2]  En este relato los bandidos tienen la astucia de convencer a uno de sus miembros para que se disfrace con el cuero de un oso y de esta manera se infiltre en la casa de Democares, y que una vez llegada la noche les abra la puerta para ejecutar el robo sin ningún problema, ya que tenía demasiada seguridad y de este modo podía ser burlada. Una vez que todo estuvo preparado e introducido el compañero en el cuero de la osa, los demás miembros tramaron entre sí el botín que habían de obtener y de esta forma esperaron la noche pues no hubo ningún disgusto en que el rico aceptara aquella bestia para celebrar sus fiestas, como era costumbre, dando un espectáculo. Una vez que todos se fueron a descansar, Trasileo que era el ladrón, degolló a los guardias que lo custodiaban y al  portero, y llamó a sus compañeros para que acarrearan el botín, sin  embargo, no se dio cuenta que lo rodeaban los guardias,  los cuales le dieron muerte. De esta forma, contando estos sucesos, los demás bandidos celebraban contemplando el botín que habían obtenido de estos atracos.
El  último  relato muestra el  secuestro de una doncella poco antes de su boda, la cual sufre mucho debido a que no se llevó a cabo este suceso, y para calmar un poco su pena la anciana que acoge a los bandidos la trata de consolar con este relato. La historia habla de un rey que tenía tres hijas muy bellas, de las cuales sobresalía la más pequeña, Psiche,[3]  de la cual se decía  que “era tanta su hermosura, que no bastan palabras humanas para poder exprimir ni suficientemente alabar su belleza”[4]pero debido a su belleza nadie se atrevía a casarse con ella por lo cual permanecía en la casa de sus padres con una amarga soledad, debido a ello aborrecía su hermosura, pues le hacía falta el amor, como algo necesario para su felicidad. Por causa de esta belleza, era comparada con  la diosa Venus, los seguidores de esta diosa dejaron los sacrificios que le ofrecían para contemplar a esta bella joven, lo que propició la ira de esta diosa contra Psiche.

El amor  es representado por  Eros[5], llamado también  “Cupido,  hijo de Venus, con alas, que es asaz, temerario y osado; armado con saetas y llamas de amor”[6]este personaje es mandado por su madre para cobrar venganza, la cual consistía  en  enamorar a Psiche  de un hombre que fuera  contrario a ella, feo, sin dignidad, sin fortuna y con el cual encontrara miseria.
Después a la escena sale un oráculo que es consultado por el padre de Psiche, al creer que los dioses estaban en su contra, sin embargo, descubre en la respuesta de  la consulta al dios Apolo lo siguiente:
“Pondrás esta moza adornada de todo aparato de llanto y luto, como para enterrarla, en una piedra de una alta montaña y déjala allí. No esperes yerno que sea nacido de linaje mortal; mas espéralo fiero y cruel, y venenoso como serpiente: el cual, volando con sus alas, fatiga todas las cosas sobre los cielos, y con sus saetas y llamas doma y enflaquece todas las cosas; al cual, el mismo dios Júpiter teme, y todos los otros dioses se espantan, los ríos y lagos del infierno le temen”[7]

Al final del libro cuarto, concluye  con el sufrimiento de los padres por la suerte de su hija  y el abandono de Psiche en la cima de un risco del monte donde Apolo había mandado que la dejaran en su oráculo. En este lugar estando la bella joven muy temerosa, vino el viento que la toma  y la  lleva abajo del valle depositándola en un  prado muy verde y hermoso de flores y hierbas, donde la dejó.
Estas tres analogías nos reflejan tres casos que pudieran pasarnos en la vida cotidiana y en las cuales podemos aprender, de modo que crezcamos en sabiduría sin pasar por estas situaciones.
Bibliografía: Lucio ApuleyoLa metamorfosis o el asno de oro, [traducido por Diego López de Cartagena], Madrid, Ed. Espasa Calpe, 1949 (versión en pdf).

[1]   Lucio ApuleyoLa metamorfosis o el asno de oro, [traducido por Diego López de Cartagena], Madrid, Ed. Espasa Calpe, 1949 (versión en pdf), Pág. 57.
[2] Ibíd. Pág. 59. 
[3] Psique (en latín Psyche, en griego Ψυχή), divinidad griega, es la personificación del  «alma», es un concepto procedente de la cosmovisión de la antigua Grecia, que designaba la fuerza vital de un individuo, unida a su cuerpo en vida y desligada de éste tras su muerte.
[4] Ibídem. Pág. 67.
[5] En la mitología griega, Eros (en griego antiguo Ἔρως) era el dios primordial responsable de la atracción sexual y  el amor, venerado también como un dios de la fertilidad. En algunos mitos era hijo de Afrodita y Ares, pero según El banquetede Platón fue concebido por Poros (la abundancia) y Penia (la pobreza) en el cumpleaños de Afrodita. Esto explicaba los diferentes aspectos del amor.
A veces era llamado, como Dioniso, Eleuterio (Ἐλευθερεύς), ‘el libertador’. Su equivalente romano era Cupido (‘deseo’), también conocido como Amor.
[6] Lucio, Ibíd., Pág. 68.
[7] Ibídem. Pág. 69.

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