Tristan
e Iseo, los amantes que se enfrentan a
un amor imposible dando una nueva concepción sobre la relación de pareja. En la
versión de Béroul, se rompen los esquemas tradicionales sobre lo que es el amor
y erotismo, el matrimonio y la sexualidad, fidelidad y adulterio y la intervención
de Dios a favor de los amantes.
Tristán
e Iseo, lejos de ser los amantes que se eligen a sí mismos, como lo
planteaba el amor cortés, es el filtro del amor quien se encarga de unirlos y hacer
de ellos amantes pasionales que nada pueden hacer contra esa naturaleza, los
amantes viven un amor descontrolado ante su propia voluntad y ante las normas establecidas
de la sociedad y la religión cristiana. Ante la imposibilidad de la mesura, Tristán
e Iseo nos muestran un erotismo más fuerte que la razón, un amor profundo del
que nace un deseo sexual incontenible y que consuman constantemente como algo
sublime.
Por
otro lado, el filtro del amor provoca una relación de igualdad entre los
amantes, aspecto contrario a las pautas corteses en los que la imagen de la
mujer se define en términos de superioridad, inaccesibilidad, donde la mujer era
moralmente respetable, admirable y distante o podía actuar con desdén e incluso
altanería hacia su amante. Con Tristán e Iseo no existe idealización metafísica
de la mujer como en el amor cortés de los trovadores, ni la mujer es un medio a
través del cual el hombre engrandece su espíritu, desarrollando un sentimiento
religioso. Sin embargo, el filtro no tiene los mismos efectos en los dos
amantes. Tristán parece sufrir en mayor medida por el amor que siente hacia
Iseo, siempre dispuesto a hacer cualquier cosa por su amada, y que incluso habiéndose
casado con Isolda de las manos blancas, nunca consumo su matrimonio y siempre
le fue fiel a Iseo la rubia.
En la versión de Béroul, el autor presenta a
los amantes como inocentes, donde a pesar del adulterio lo único que importa es
su verdadero amor y su fidelidad entre ellos. Existe una ayuda divina que
protege a los amantes; hay una ruptura entre poder divino, tolerante ante un
amor prohibido y poder religioso, el que hace como censor ante este tipo de amor
adúltero. El peso censor de la religión cristiana, está representada en la
actitud y las palabras del ermitaño Ogrín y el filtro del amor se convierte en
un elemento con un gran poder de liberación ante un peso de moral, ya que Tristán
e Iseo intentan justificar el desvío de su actitud aludiendo al poder del
filtro del amor que en todo momento supera los dictados de su voluntad.
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