Durante la Edad Media, una de las
teorías que predominaba acerca del origen de Lucifer iniciaba por catalogarlo
como uno de los ángeles de más alto rango que, por desobediencia, fue enviado
al infierno, pasando de ser un ángel con un puesto alto en la jerarquía a
reinar a los demonios, según teorías como la de Isidoro.[1]
Problemática interesante ya que, pese a todo, Lucifer fue alguna vez un ángel
lo que pone a consideración la posibilidad de su salvación. Sin embargo, ésta
no es posible ya que Lucifer no se arrepiente y peca de soberbia al querer ser
Dios, al querer tentar a Adán y Eva para, por así decirlo, convertirlos a él.
Los
discursos de varios pensadores buscaban, en muchos casos, explicar ciertas cuestiones
en torno al problema de Dios como la dificultad de concebir la
Providencia y la libertad humana al mismo tiempo. A este respecto, un problema
importante para el cristianismo era entender el origen del mal. ¿Cómo se podía
explicar que Dios fuese creador de todo y que existiese el mal?, ¿cómo pudo
Dios haber creado a Lucifer? Para entender esto, los filósofos tomaron
diferentes posturas, las cuales abarcaban, por ejemplo, la idea de la dualidad
y la del no-ser, es decir, entender al diablo como el ajeno, el adversario (tal
como lo entendía Gregorio)[2]
o entenderlo como lo que no es en
contraste con Dios, que es. Este último
punto representó también ciertos problemas ya que se buscaba explicar que el ser de Dios no podía ser el mismo que el
ser de las cosas que nos rodean.
Aun
teniendo en cuenta esto, faltaba explicar cómo es que el Diablo, la maldad,
claramente existía en un mundo creado por Dios. Una de las respuestas que se
explora es pensar que el Diablo reina en el mundo terreno y en el inframundo y
que tiene cierto derecho sobre nosotros a causa del pecado original[3].
Como seguimiento a esta teoría, se pensó en cómo la venida de Jesucristo pudo
representar una de las derrotas del Diablo.
Pese
a las dificultades para conciliar el mal dentro de un contexto cristiano, lo
que se puede observar es que no es posible divorciarse de la idea del Diablo ya
que no es posible negar a la maldad que claramente se presenta frente a
nosotros y, ya sea que se explique ontológica o moralmente, por lo menos puede
comprenderse como una metáfora, una forma de observar cómo el mal es
prácticamente inherente al hombre.
Posiblemente
éste último punto pueda dar cuenta de cómo se vivió la brujería en la Edad
Media ya que se creía que las brujas estaban estrechamente relacionadas con el
Diablo y puede observarse la enorme influencia de la sexualidad en estas ideas,
como se ve claramente con la idea del súcubo y el íncubo. En este sentido, la
brujería es una forma de acercamiento al Diablo, una rendición a las pasiones y
una aceptación del pecado, lo cual era terriblemente condenado en la época. Así
la brujería haya sido un culto al Diablo, lo que tenemos de cierto es la
inmensa carga sexual relatada constantemente en obras como el Malleus Maleficarum donde la bruja es
una mujer sexualmente poderosa, una mujer que cautiva y atrapa y que puede
incluso provocar terror hacia la idea de la genitalidad, generado por el miedo
a perder la virilidad pues literalmente se creía que podían castrar a los
hombres.
En
este sentido, los castigos a las brujas y la Santa Inquisición pudieron haber
sido un método de confesión o una forma de pedir redención a Dios, quemando y
purgando el mal de la humanidad como buscando exterminarlo completamente para
voltear a Dios y pedir de nuevo su amparo. La persecución de las brujas era una
forma de tapar y negar la sexualidad humana y de entenderla como un pecado e
incluso como el mal mismo.
Bibliografía
Bibliografía
·
Russell, J.; 1995; Lucifer; Laertes; Barcelona.
·
Sprenger, J., Kramer, H.; Malleus Maleficarum; recuperado el 26 de octubre del 2013 de http://www.malleusmaleficarum.org/downloads/MalleusEspanol1.pdf
y http://www.malleusmaleficarum.org/downloads/MalleusEspanol2.pdf.
De que libros o autores construye la iglesia el concepto de diablo?
ResponderEliminar