viernes, 29 de noviembre de 2013

La constitución del carácter negativo de la melancolía.



Si se sigue el rastro que deja la cultura occidental sobre lo que conocemos como melancolía podríamos empezar por revisar las consideraciones contenidas en los textos atribuidos a Aristóteles al respecto. En Problemas XXX se encuentran las particularidades alrededor de la melancolía, una característica que para el autor del texto refiere a los hombres que son excepcionales, una primera definición del carácter melancólico sería el exceso de bilis negra[1] dentro del cuerpo del afectado, y aunque es una característica común a todos los hombres el contener la bilis negra, la cantidad de esta puede verse perturbada por distintas causas, algunas tan simples como un cambio en la temperatura. 

Las características propias del carácter melancólico tienen su fundamento en la teoría Hipocrática de los humores, teoría médica que sostiene que a todos los cuerpos les son propias cuatro sustancias fundamentales las cuales determinan el estado de salud de cada cuerpo, la variación en cantidad y cualidad de estas provocaría reacciones distintas en los cuerpos contenedores[2], de ahí que al humor melancólico le sea propia la relación que mantiene con las estaciones que son particularmente frías o con una mala alimentación del sujeto, sin embargo, hay hombres que tienden al humor melancólico por naturaleza, mientras que para los hombres que no lo son, la melancolía sería una enfermedad de carácter estacionario, para los otros sería un mal permanente debido a una singularidad contenida en la bilis negra.

La normalización del carácter melancólico, sin embargo, continúa durante el periodo medieval, pues durante este periodo tanto la teoría de los humores como el Problema XXX serían retomados en distintos ámbitos del conocimiento, a lo largo de la edad media la teoría de los humores se expande al reciente ámbito cosmológico propio de la época  tradicionalmente se vincula a la melancolía con el otoño, lo seco, el frio, el norte, el viento, el color negro, la madurez  y el planeta Saturno, además de los síntomas y enfermedades asociadas al humor melancólico como la epilepsia, la histeria, entre otros.

Si bien podemos referirnos a una forma oscura o negativa de la melancolía en tanto su tipificación como enfermedad, también podemos ubicarla en otra forma, como se mencionó al principio una característica propia de los hombres excepcionales, la misma tradición ya establecía a la melancolía en relación directa con la poesía y la filosofía, esta forma de concebir esta condición se encontraba presente ya en el Problema XXX, en la respuesta de por qué es que sucede esto, Giorgio Agamben observa el principio de un movimiento dialectico entre la constitución de un genio u hombre excepcional al que le resulta inseparable el humor melancólico[3],  según la respuesta aristotélica, esto obedece a las reacciones  que tiene el ordenamiento adecuado de la bilis negra respecto a su temperatura y cantidad en el cuerpo del sujeto, el juego de polaridades entre genialidad y melancolía tiene otros aspectos que giran alrededor de la tipificación de la melancolía como un humor negativo.

Otra de las formas en las que se consolidó fue con el caso del demonio meridiano, demonios que acechaban a los padres pertenecientes a la antigua doctrina patrística y a los cuales se les asociaba con conductas perezosas, la denominada acedia, pues, se dice, que cuando uno de estos demonios decidía perturbar la mente de un padre este quedaba suspendido de sus menesteres divinos, lo cual no significa que dejara de desearlos. Esta retracción del recto camino que tiene hacía la divinidad pone de manifiesto en términos psicológicos como el sujeto perdía el camino para encontrarse con su objeto de deseo, más no perdía el deseo de conseguirlo, pues aún cuenta con la voluntad de encontrarse con él, esta caracterización de la acedia cuenta también con una ambivalencia pues le es propia una característica que refiere a la contemplación. Durante el medioevo se dio un reacomodo simbólico que replanteaba la acedia en conjunción con la doctrina médica de la bilis negra pues en la iconografía en la que se representaba la melancolía se identificaban imágenes de sujetos que padecían de acedia. Agamben trata de recuperar la melancolía como algo más que la caída del sujeto, como el territorio de la profecía o la revelación pues le es propia a la melancolía la fantasía si seguimos el caso de los padres asediados por el demonio meridiano como suspendidos de su realidad.

BIBLIOGRAFÍA
AGAMBEN, Giorgio, Stanzas: Word and Phantasm in Western Culture, U of Minnesota Press, Minneapolis, 1993.
ARISTOTELES, Problemas, Gredos, Madrid, 2004.
HIPOCRATES, Tratado de los aires, aguas y lugares,  Madrid.




[1] Justo de estas palabras proviene la raíz etimológica de la Melancolía, μέλας y χολή, negro y bilis respectivamente.
[2] Hipócrates, Tratado de los aires, aguas y lugares.
[3] Giorgio Agamben, Stanzas: Word and Phantasm in Western Culture

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