miércoles, 29 de febrero de 2012

Pomponazzi: el alma inmortal

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Pietro Pomponazzi fue uno de los traductores del aristotelismo durante el siglo XVII, lo que lo llevó a ser el representante más famoso de esta corriente filosófica en su época, en especial tratando de la polémica de la inmortalidad del alma humana.

Pomponazzi afirma que el hombre consta de dos naturalezas, por lo que se apoya en Aristóteles y sus argumentos para confirmar que estas naturalezas son las que llevan a la inmortalidad al alma. El hombre no es de naturaleza simple debido a que consta de tres: la vegetativa, la sensitiva y la intelectiva; figuras que llevan al alma a considerarla de “doble naturaleza”. Partiendo de estas aserciones surge una incógnita, si cada uno tiene su propia alma mortal y su propia alma inmortal, entonces ¿es una misma la esencia del alma como mortal e inmortal?

Como una primera solución que propone es considerar la parte intelectiva que se distingue de la sensitiva, sin embargo estos aspectos se identifican, puesto que la parte sensitiva muestra el lado mortal como la intelectiva el lado inmortal de la trascendencia refiriéndose al alma. Pomponazzi para especificar el lado intelectivo del alma considera las siguientes ideas:

“Hay unos seres que existen completamente separados de la materia; por consiguiente, esos seres, en su conocimiento, no necesitan del cuerpo ni son conocidos por el cuerpo, pues son moventes, no movidos, ésos son las sustancias separadas que llamamos intelectos o inteligencias”[1]

Estos caracteres mencionados muestran una inmaterialidad, elemento que puede considerarse también como la parte espiritual; no obstante en la escala de los seres cognoscitivos y en sus operaciones, éstas pasan a ser las últimas, debido a que estos conocimientos son recibidos por un órgano, por tanto, pasan a ser considerados como cosas corpóreas que se identifican como facultades sensitivas. Para argumentar mejor esta postura Pomponazzi habla sobre Aristóteles, quien dice que “todo ser cognoscitivo es acto del cuerpo físico orgánico[2]. En otras palabras, las inteligencias y el querer no necesitan al cuerpo, puesto que no son almas; ahora bien, el hombre tiene un alma intermedia porque cuenta con la facultad de la inteligencia y sin embargo no está desligada del todo del cuerpo:

“La diferencia entre la inteligencia y el entendimiento humano está en el depender del órgano: el entendimiento humano recibe y es perfeccionado por el objeto corporal, ya que es movido por él; en cambio, la inteligencia no recibe nada del cuerpo celeste, sino que tan sólo le da algo” [3]

Si el alma consta de lo intelectivo como lo sensitivo por consiguiente también es inmaterial como material. Según Aristóteles el alma es intermedia por estar inmersa en la materia como objeto, pero también coincide con las inteligencias lo que la difiere de los animales; en efecto, dicha relación del alma mortal se encuentra por estar conectada a los sentidos, no puede estar desligado por completo de la materia y de la cuantidad. Por otro lado también tiene al entendimiento como voluntad en lo que se le compara con los seres divinos, así pues, para el alma el entendimiento no necesita del cuerpo orgánico, sin embargo sí para mover las inteligencias.

Los componentes por lo que se puede afirmar que el alma es inmortal, Pomponazzi los fundamenta en Aristóteles quien dice: “el alma es acto del cuerpo[4] (el alma se manifiesta a través de sus acciones) lo que la hace ser corruptible y al mismo tiempo, el alma puede tener su existencia en el obrar del ser, por consiguiente, al participar de esta divinidad es el componente que la lleva a la trascendencia, es decir, a la inmortalidad.

Con las afirmaciones anteriores se puede determinar que el alma tiene un entendimiento universal a través de lo singular, al participar de lo inmortal como lo mortal llega a contener el carácter de forma, y de ser contenido como de la materia. Por conclusión, “el simple entendimiento del alma conoce de manera intuitiva todas las cosas: el racional entiende discursos desconociendo de una cosa a otra y temporalmente; esa servidumbre delata su imperfección y su materialidad: ésas son precisamente los condiciones de la materia.”[5]

Pomponazzi llega a una conclusión definitiva en esta cuestión: “cuanto la luz supera a lo luminoso, y a la verdad a lo verdadero, y cuanto más excelente es la causa infinita que el efecto finito, con tanta mayor eficacia prueba eso la inmortalidad del alma[6] a la vez que se apoya con el pensamiento de Aristóteles quien dice: “la inmortalidad del alma es un artículo de fe[7], lo que atestigua con tales expresiones es afirmar la inmortalidad que tenemos por Cristo, quien se hizo hombre y resucitó el tercer día, haciéndonos partícipes de esta divinidad con su entrega. Este tratado fue acabado por Pedro Pomponazzi el día 24 de septiembre de 1516.

Bibliografía:

Fernández, Clemente, Los filósofos del renacimiento,Pomponazzi Madrid, Editorial BAC, 1990, pp. 93-122.


[1] Fernández, Clemente, Los filósofos del renacimiento,Pomponazzi Madrid, Editorial BAC, 1990, p. 98

[2] Ibídem 99

[3]Ibídem 100

[4] Ibídem 107

[5] Ibídem 118

[6] Ibídem 119

[7] Ibídem 120

3 comentarios:

  1. Considero que el autor que has descrito es totalmente aristotélico por la forma de pensar. De igual forma Pico de la Mirandola toma ciertas posturas de Aristóteles para afirmar lo que es el uno y el ente, por lo cual te invito a que lo leas y veas el tinte aristotélico.
    Según la antropología filosófica el hombre es un ser integro que solo tiene una alma, y ésta es trascendente. Es decir, no muere como el cuerpo lo hace.

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  2. Pomponazzi dice que el alma es inmortal, y se fundamenta con Aristóteles quien dice “el alma es acto del cuerpo”. Realmente estoy de acuerdo de que el alma es inmortal, y de que ésta puede existir separada el cuerpo, pues no depende de él en cuanto a su ser, mas no creo que ésta sea el acto del cuerpo tal como menciona Aristóteles, ya que según dice Santo Tomas de Aquino que “el alma y el cuerpo no son dos sustancias que existan en acto por separado, existen sólo en tanto que sustancialmente unidad. El hombre es una sustancia, surgida de la unión de dos principios de ser.” Por lo que el alma al estar separada del cuerpo tras su muerte, existe en una situación inconveniente a su naturaleza, e incluso se puede llegar a inferir que existe en contra de su naturaleza. Si el alma existe en una situación inconveniente fuera del cuerpo, entonces, su estado en el cuerpo es más perfecto que fuera de él. Con la premisa anterior se puede afirmar que el alma no puede ser el acto del cuerpo, y se deja atrás posibles residuos del pensamiento Platónico.
    Gracias joven Carlos Morgado sdb por tu aportación en este bonito blog.

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  3. Al hacer un análisis del hombre y determinar que tiene alma, y querer considerar esta alma desde el punto de vista cristiano y a la vez aristotélico, es posible determinar que el hombre posee alma mortal e inmortal, sin embargo, surge una gran interrogante, que es la que Pomponazzi toma para su reflexión filosófica: ¿es una misma la esencia del alma como mortal e inmortal? Y realmente me parece una pregunta muy ingeniosa, puesto que podemos ver que el cuerpo está animado tiene vida, por lo que podríamos llamar el alma mortal, pero a su vez, posee elementos que lo distinguen de los animales, como el entendimiento y la inteligencia, que manifiestan su alma inmortal.

    Ahora bien, siendo el ser uno solo, ¿posee dos almas en esencia distintas? Me parece que intenta zanjar el problema argumentando cierta unidad entre ambas (una visión hilemórfica) y que, más que contraponerse, ambas almas se complementan. Por lo tanto, pese a que Pomponazzi da respuesta a la interrogante, a mi me parece que está un poco errónea su postura al hablar de dos almas. Yo considero que el alma es una sola, que forma parte de mi ser, que es unidad. Ahora bien, yo soy cuerpo también, por lo que mi corporeidad, mi alma, no puede sino manifestarse en todo lo que soy y eso incluye mi cuerpo. Esto porque soy un ser unitario, total, no seccionado ni dividido. Me parece que podría caer en un error o en una ambigüedad al hablar de "alma mortal" y "alma inmortal", porque, a mi parecer "alma" solo tenemos una: alma humana, con lo que ella implica: las especificaciones propias del ser hombre (y no animal, por ejemplo).

    En fin, muchas gracias Carlos por tu aportación. Me parece una reflexión bastante interesante en torno al alma.

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