miércoles, 11 de abril de 2012

El Bosco, introducción a sus obras




Hieronymus Van Aken (1450?-1516), conocido como El Bosco o Jerónimo Bosch, fue un pintor holandés, que firmó sus obras con el nombre de su aldea natal, Hertogenbosch conocida como Den Bosch, de ahí tomó el nombre. El hecho que utilizara un seudónimo quizá se debía a su voluntad de diferenciarse de su familia; esta  se dedicaba al arte, se supone que aprendió las técnicas de la pintura en el taller familiar. La vida de Hieronymus se reduce a muy poca cosa; la Cofradía de Nuestra Señora, de la que Bosch era miembro nos da a conocer, mediante sus archivos, que trabajó como pintor en Hertogenbosch, de 1480-1516, donde pasó toda su vida. Su obra está fuertemente marcada por ese apego a la tradición medieval, mejor conservada en el ambiente rústico de la provincia, que en las grandes ciudades imbuidas de espíritu moderno (renacentista).


En 1463, un terrible incendio, que comenzó dos pasos de la casa del Bosco, destruyó gran parte de la ciudad; en esa época Hieronymus era todavía un niño y las impresiones de terror y de asombro que experimentó ante ese inmenso brasero, influyeron poderosamente en un alma sensible y ardiente, ya que toda su obra aparece obsesionada por los braseros, las llamas y las humaredas rojizas[1].


 “Su obra todavía enigmática en muchos aspectos, refleja el mundo interior del ser humano, cosa que no se realizaba en su época. Mientras que la mayoría de los pintores se dedicaban a observar el paisaje para plasmarlo, El Bosco utilizaba una serie de elementos que entonces resultaban muy sorprendentes”.[2]


Tachado su arte de enigmático y obsceno, creó un mundo extraño, mundo imaginario, que no había aparecido en las pinturas, pero sí en los sermones y en las obras literarias. Se liberó de sus sueños tormentosos mediante sus cuadros. Su pintura es de carácter moralista, didáctica y en ella refleja todos los vicios de su inquietante época, la del paso de la Edad Media al Renacimiento, que llevó consigo una subversión de valores importantes y la relajación de las costumbres que afectó a toda la sociedad laica y clerical.[3]


“El Pintor Oscuro “


Para que exista lo fantástico en el artista es necesario que haya una ruptura con lo real, una intensa participación en otro mundo, pero, la identificación del artista con ese mundo debe ser absoluta; y  transmitida  al espectador de manera inmediata; tal como sucede en el Bosco. Su universo fantástico, tiene su soporte esencial en la metamorfosis: la alianza íntima del hombre, el animal, el vegetal e incluso del objeto inanimado. Abundan ejemplos de esos seres, más o menos híbridos en la belleza como en la fealdad. Los seres metamorfoseados aparecen junto a objetos aislados que, por su excesivo tamaño, o por sus transformaciones aumentan la extrañeza del conjunto.  Estos elementos no nacieron espontáneamente de la imaginación, ya que buen número de ellos derivan de la iconografía de la época, y, en particular de la simbólica medieval[4].

En la Edad Media, la iglesia predicaba iconográficamente a la población, que el mundo era una lucha constante entre Dios y el Diablo, que se debatían por llevar al hombre a su terreno, por lo tanto, el mundo que crea el Bosco está lleno de seres imposibles e introduce numerosos elementos simbólicos y ocultos que aun no se han podido interpretar del todo, ya que, la complejidad de los símbolos que utiliza dificulta a menudo la comprensión de sus obras.

Protagonista de sus cuadros es la Humanidad que incurre en el pecado y es condenada al infierno. Todos los hombres que pintó Hieronymus Bosch, están afectados de locura, necedad, egoísmo frenético o crueldad, están condenados al infierno por su inconsciencia. En sus primeras obras pintó el extravío de los hombres, en su aspecto más elevado, mostrándonos tontos y gente que había perdido el juicio, por ejemplo:



“El prestidigitador”

Es la escena que representa a un charlatán, que ha colocado una mesa delante de una pared que se está desmoronando, los espectadores observan fascinados, ya que, el charlatán hace surgir de la boca del anciano, una rana o un sapo[5]; mientras, a sus espaldas, un cómplice del prestidigitador le corta la bolsa del dinero. El charlatán queda a la derecha, llevando una cesta en la que asoma una lechuza[6]. Debajo del anciano, un niño lo contempla divertido, lo que aludiría a un proverbio: quien escucha a los ilusionistas pierde el dinero y se gana la mofa de los chiquillos.



“La extracción de la piedra”


En esta obra nos muestra la locura y le credulidad humana  ya que en tiempos del Bosco, la extracción de la piedra era un ejemplo de curanderismo, mediante el cual, supuestamente se curaba al paciente de su estupidez. Aparece un falso doctor con un embudo[7] en la cabeza, que extrae la piedra de la cabeza  de un señor, aunque realmente es un tulipán. Su bolsa de dinero es atravesada por un puñal. Están  presentes en la obra, un fraile con un cántaro de vino y  una monja que lleva un libro cerrado en la cabeza, tal representación, podría apuntar al anticlericalismo del Bosco, influido por las corrientes religiosas pre-reformistas en Flandes. Una condena más abierta a aquellos que formaban parte de las órdenes religiosas se puede observar en:

“La Nave de los locos”


El bote de extraña construcción, lleva un árbol como mástil que ondea una bandera rosa con una media luna[8],  en el follaje aparece la lechuza, una calavera que representa la muerte que contempla la escena,  y una de las ramas que esta partida es usada como timón. Una monja y un fraile franciscano, distraídos en comer un pedazo de comida que cuelga de un hilo; no se dan cuenta que un ladrón les va a robar lo poco que les queda sobre la mesa, estos religiosos con un laúd[9], cantan juntos, lo que tiene ciertas asociaciones eróticas, ya que hombres y mujeres de las ordenes monásticas debían permanecer separados. Entres los vicios monásticos, la Lujuria y la Gula tenían preeminencia desde hacía mucho tiempo; y, durante el siglo XV, estás y otras acusaciones eran dirigidas con frecuencia contra las órdenes religiosas. En el cuadro también se observa gente en el agua, un embudo invertido que sería la locura, un ave asada como la gula, un cuchillo como símbolo fálico o del pecado de la ira. Un hombre vomitando por los efectos del alcohol y un bufón está sentado en el cordaje de la derecha.

La nave era una metáfora predilecta durante la Edad Media, por ejemplo una imagen popular era, la nave de la iglesia, tripulada por los prelados y el clero, que lograba que su carga de almas cristianas llegara sana y salva al puerto del Cielo[10]


Alegoría de la Lujuria y la Gula


La relación íntima entre la Lujuria y la Gula, dentro del sistema moral de Medievo, fue expresada también en un fragmento de una pintura de la Universidad de Yale. La Gula la personifica los nadadores del ángulo superior izquierdo, reunidos alrededor de un gran barril de vino sobre el que está sentado un campesino gordo, otro personaje nada cerca de la orilla y un pastel de carne le tapa los ojos, a la derecha una pareja de enamorados dentro de una tienda están bebiendo vino.

Durante la Edad Media, los moralizadores repetían a su audiencia que la Gula y la embriaguez conducen a la Lujuria. Y una de las preocupaciones de la iglesia de este tiempo era la preparación para el Juicio Final, y enseñaban  a los creyentes que tipo de conducta debían seguir para ser incluidos en los bienaventurados; advirtiendo a los pecadores sobre el terrible castigo que les aguardaba sino seguían el camino del Bien, mostrándoles con detalles espeluznantes  los terribles tormentos que iban a pasar. El Bosco, como hombre de la época, tuvo ese gusto del cilicio y de la muerte, y gracias a su imaginación pintó la más extraordinaria colección de torturas que pueda imaginar un verdugo, pues nada era demasiado para apartar al pueblo de la herejía. En este tríptico las representaciones del Juicio Final, del paraíso y del infierno eran las consecuencias de una larga tradición desarrollada en el Medievo

El Juicio Final


Esta obra, pintada para Felipe el Hermoso, es la única fechada, 1504, en el panel central se representa el Juicio Final, las tablas laterales representan el paraíso y el infierno.  Este tríptico abarca todos los seres, como un evento que termina con la historia de la humanidad. La mayor parte del cuadro está ocupada por las escenas de tortura, por ejemplo: los condenados que serán asados o hervidos en una caldera,  la mujer presa del hombre-dragón, los hombres desnudos empalados en el árbol espinoso; escenas de heridas, mutilaciones atroces. Se le da mucha importancia a las armas, al metal, a las substancias metalizadas. En la forja infernal, los condenados son herrados, moldeados sobre el yunque; el hombre se convierte, en materia prima de experiencias monstruosas[11].

Para el Bosco el pecado y la locura son condiciones universales de la humanidad, el fuego es el destino en común, el pintor desarrolló más aún esta visión profundamente pesimista de la naturaleza humana en otros dos trípticos: El carro de heno y El Jardín de las Delicia, relacionados al El Juicio Final en cuanto formato.


“El carro de heno”

Muestra a la humanidad que se entrega al pecado sin considerar las leyes divinas, ni considerar el destino que Dios les tiene preparado. El Bosco enfoca uno de los pecados capitales; “La Avaricia”; esta los lleva a la discordia, a la violencia y al crimen, aspectos que están representados en el espacio abierto que hay delante del carro. La Avaricia también lleva a los seres a engañar y a defraudar como el señor con el sombrero de copa alta, que es un farsante y está acompañado de un niño. En el ángulo inferior derecho, unas monjas introducen heno   dentro de un gran saco; mientras son vistas por un fraile glotón.

 La repetición de ciertos temas en las obras del Bosch,  hace que tomen valor de símbolos: los temas del abismo, temas fálicos, y el arma blanca en especial; presentan la necesidad que tuvo Bosch durante toda su vida, de liberarse de sus angustias. Al igual florecen ciertas imágenes de refugio ligadas a lo órfico[12]. En la imagen del huevo, matriz del mundo, símbolo de la Madre, existe un paralelismo con el mándala[13], surgido del inconsciente, que aparece a veces en los sueños neuróticos.  


Tablero de los Siete Pecados Capitales y las Cuatro Postrimerías

El hombre de la edad Media, corrupto por el pecado de Adán, luchaba débilmente por sus inclinaciones perversas, con probabilidad de hundirse al nivel de las bestias que de elevarse al de los ángeles, esto inspiró al Bosco la reinterpretación de en las Bodas de Canaán, y el Tablero de los Siete Pecados Capitales y las Cuatro Postrimerías. En este, se presenta la condición y el destino humano mediante una serie de imágenes circulares, la imagen central formada por anillos concéntricos representa el ojo de Dios, cuya pupila emerge Cristo, con sus heridas, alrededor de la pupila están inscritas las palabra “Atención, atención, Dios ve”. Y lo que ve, está representado,” Los siete pecados”, mediante pequeñas escenas. El concepto de Dios espía del género humano durante el Medioevo, era un elemento disuasivo contra el pecado[14].

Las bodas de Canaán

Aquí, claramente se expresa la complejidad del pensamiento del Bosco, ya que, por un lado se presenta una alegoría moralizadora sobre la búsqueda del hombre de los placeres de la carne, a expensas de su bienestar espiritual y, por el otro, el ideal monástico de una vida alejada del mundo y dedicada a la contemplación de Dios.

Bosch, cuando pintó los extravíos de los hombres, sus debilidades y su miseria, buscó ilustrar pensamientos o doctrinas que su época y ambiente preferían. En las Tentaciones de San Antonio, el Jardín de las Delicias, los diversos Infiernos y los Juicios Finales se expresa una profunda angustia metafísica y de origen neurótico, íntimamente unido e indisociable; donde el hombre busca liberarse.


Las Tentaciones de San Antonio
                                         

Los que sedujo al pintor en esta escena, fueron las tentaciones simbolizadas de muchas maneras (cuchillo mellado, escalas, el jarro del diablo, piezas de armadura, pequeños demonios-grillos y un cerdo) a que estuvo sometido el santo, provocando en él ese estado de crisis que afectaba al propio Bosch. El combate interior es lo que le interesa y le atrae, donde el hombre se mide con su fe. San Antonio está acurrucado, debajo de un árbol hueco que tiene un techo de paja, delante un arroyo donde hay figuras demoniacas.

El bosco pinta en la vida de los santos una vía para la salvación del género humano siendo un modelo de imitación que se debe seguir, otro ejemplo son las tablas con la Pasión de Cristo,  a través de la meditación sobre las penas sufridas por Cristo, para rescatar al género humano del pecado universal.

La Coronación de Espinas

“Estos cuatro verdugos pueden estar representando los cuatro tipos de temperamento: el flemático y el melancólico en lo alto y el sanguíneo y el colérico en la parte inferior. Arriba a la izquierda, un soldado romano pone la corona de espinas, que parece una aureola por su posición. Arriba, a la derecha, otro verdugo, con rostro más compasivo, apoya su mano en el hombro de Jesús; su animalidad queda subrayada por el collar de perro que luce. Las dos figuras de la parte inferior tienen expresiones más crueles y llenas de odio. El de la izquierda tiene pintado en la toca roja una estrella y una media luna, lo que aludiría a su pertenencia a una religión opuesta al Cristianismo: la media luna del Islam y una estrella amarilla del judaísmo.” [15]



Cristo cargando la Cruz


Esta fue la última obra que pintó el Bosco sobre el tema, aquí Jesús está acompañado por la Verónica, figura apócrifa, también se observa una turba clamorosa con caras alteradas y deformes, estos no son hombres sino demonios, encarnaciones perfectas de todos los deseos y pasiones que jamás hayan podido mancillar el alma. El rostro de Jesucristo y de  Verónica denotan  singular serenidad parecen estar sumidos en alguna visión interior.[16]

Estas son algunas pinturas de Hieronymus Bosch, que en España ha gozado de un particular interés, debido principalmente a los extraño de su iconografía, este interés por la creación del artista, es el perfecto broche que cierra una Edad Media cargada de negros horrores.

Este artista extraño, sigue envuelto en su complejidad y en su misterio, pocos pintores han sido objeto de juicios tan contradictorios sobre su obra, juicios que varían según las tendencias artísticas y filosóficas del momento.

El museo del Prado de Madrid, posee hoy en día varias de las obras más famosas de El Bosco, gracias a que el rey Felipe II de España, compró muchas de ellas; más de medio siglo después de la muerte del pintor, debido a su  pasión obsesiva por el artista, se puede considerar,  el punto de arranque de la pasión que sintió la aristocracia española por el pintor. Tal vez Felipe II halló placer en buscar su lado mórbido y erótico, el gusto por lo macabro, y una suerte de perversión mística que concordaba con su modo de ser.[17]


[1] M. Gauffreteau-Sévy, Hieronymus Bosch “El Bosco”, 2a. ed., Ed. Labor, S.A., España, 1969, pp. 17
[2] 1000 Biografías, en Grandes personajes, SPES Editorial, S.L., 1ª. ed., España, 2003, p. 127.
[3] El Renacimiento, en Historia del Arte 3, Ed. ESPASA CALPE, S.A., España, 2005, p. 678.
[4] Op cit, M. Gauffreteau- Sévy, pp. 67-68.
[5] Castelli, Enrico, Lo demoniaco en el arte, su significado filosófico, Ediciones Siruela, S.A., España, 2007, pp. 213-218.  Sapo: Figuración del diablo, símbolo de codicia y del sortilegio.
[6] Idem,  Lechuza, símbolo de la herejía.  .
[7]  Idem. Embudo: Emblema de la inmoderación y de la prodigalidad. Puede ser también emblema fálico. 
[8] Media luna: Símbolo de la vanidad y también de la vida sublunar ( la alternancia del crecer y el decrecer). A menudo representaciones del diablo.
[9] El laúd y el bol con cerezas tienen connotaciones eróticas,  http://es.wikipedia.org/wiki/La_Nave_de_los_locos
[10] Bosing, Walter, El Bosco, [Editado por Ingo F. Walther, Traducción: Lic. María Luisa Metz], Germany, 1989, p.30.
[11] Op cit, M. Gauffreteau- Sévy, p. 140.
[12] El onirismo es una actividad mental que se manifiesta en un síndrome de confusión que está especialmente caracterizado por alucinaciones visuales, que pueden indicar una disolución parcial o completa con la consciencia o la realidad. http://es.wikipedia.org/wiki/Onirismo
[13] Los mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A1ndala
[14] Op. cit. Bosing, Walter, pp.25-26.
[15] http://es.wikipedia.org/wiki/La_coronaci%C3%B3n_de_espinas_%28Bosco,_Londres%29
[16] Op. cit. Bosing, Walter, pp. 77-78.
[17] Ibid. p.12.

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