Hieronymus Van Aken (1450?-1516), conocido como El
Bosco o Jerónimo Bosch, fue un pintor holandés, que firmó sus obras con el
nombre de su aldea natal, Hertogenbosch conocida como Den Bosch, de ahí tomó el
nombre. El hecho que utilizara un seudónimo quizá se debía a su voluntad de
diferenciarse de su familia; esta se
dedicaba al arte, se supone que aprendió las técnicas de la pintura en el
taller familiar. La vida de Hieronymus se reduce a muy poca cosa; la Cofradía
de Nuestra Señora, de la que Bosch era miembro nos da a conocer, mediante sus
archivos, que trabajó como pintor en Hertogenbosch, de 1480-1516, donde pasó
toda su vida. Su obra está fuertemente marcada por ese apego a la tradición
medieval, mejor conservada en el ambiente rústico de la provincia, que en las
grandes ciudades imbuidas de espíritu moderno (renacentista).
En 1463, un terrible incendio, que comenzó dos pasos
de la casa del Bosco, destruyó gran parte de la ciudad; en esa época Hieronymus
era todavía un niño y las impresiones de terror y de asombro que experimentó
ante ese inmenso brasero, influyeron poderosamente en un alma sensible y
ardiente, ya que toda su obra aparece obsesionada por los braseros, las llamas y
las humaredas rojizas[1].
“Su obra
todavía enigmática en muchos aspectos, refleja el mundo interior del ser
humano, cosa que no se realizaba en su época. Mientras que la mayoría de los
pintores se dedicaban a observar el paisaje para plasmarlo, El Bosco utilizaba
una serie de elementos que entonces resultaban muy sorprendentes”.[2]
Tachado su arte de enigmático y obsceno, creó un mundo
extraño, mundo imaginario, que no había aparecido en las pinturas, pero sí en
los sermones y en las obras literarias. Se liberó de sus sueños tormentosos
mediante sus cuadros. Su pintura es de carácter moralista, didáctica y en ella
refleja todos los vicios de su inquietante época, la del paso de la Edad Media
al Renacimiento, que llevó consigo una subversión de valores importantes y la
relajación de las costumbres que afectó a toda la sociedad laica y clerical.[3]
“El Pintor Oscuro “
Para que exista lo fantástico en el artista es
necesario que haya una ruptura con lo real, una intensa participación en otro
mundo, pero, la identificación del artista con ese mundo debe ser absoluta; y transmitida al espectador de manera inmediata; tal como
sucede en el Bosco. Su universo fantástico, tiene su soporte esencial en la
metamorfosis: la alianza íntima del hombre, el animal, el vegetal e incluso del
objeto inanimado. Abundan ejemplos de esos seres, más o menos híbridos en la
belleza como en la fealdad. Los seres metamorfoseados aparecen junto a objetos
aislados que, por su excesivo tamaño, o por sus transformaciones aumentan la
extrañeza del conjunto. Estos elementos
no nacieron espontáneamente de la imaginación, ya que buen número de ellos
derivan de la iconografía de la época, y, en particular de la simbólica
medieval[4].
En la Edad Media, la iglesia predicaba
iconográficamente a la población, que el mundo era una lucha constante entre
Dios y el Diablo, que se debatían por llevar al hombre a su terreno, por lo
tanto, el mundo que crea el Bosco está lleno de seres imposibles e introduce
numerosos elementos simbólicos y ocultos que aun no se han podido interpretar
del todo, ya que, la complejidad de los símbolos que utiliza dificulta a menudo
la comprensión de sus obras.
Protagonista de sus cuadros es la Humanidad que
incurre en el pecado y es condenada al infierno. Todos los hombres que pintó
Hieronymus Bosch, están afectados de locura, necedad, egoísmo frenético o
crueldad, están condenados al infierno por su inconsciencia. En sus primeras
obras pintó el extravío de los hombres, en su aspecto más elevado, mostrándonos
tontos y gente que había perdido el juicio, por ejemplo:
“El prestidigitador”
Es
la escena que representa a un charlatán, que ha colocado una mesa delante de
una pared que se está desmoronando, los espectadores observan fascinados, ya
que, el charlatán hace surgir de la boca del anciano, una rana o un sapo[5];
mientras, a sus espaldas, un cómplice del prestidigitador le corta la bolsa del
dinero. El charlatán queda a la derecha, llevando una cesta en la que asoma una
lechuza[6].
Debajo del anciano, un niño lo contempla divertido, lo que aludiría a un
proverbio: quien escucha a los ilusionistas pierde el dinero y se gana la mofa
de los chiquillos.
“La extracción de la piedra”
En esta obra nos muestra la locura y le credulidad humana ya que en tiempos del Bosco, la extracción de la piedra era un ejemplo de curanderismo, mediante el cual, supuestamente se curaba al paciente de su estupidez. Aparece un falso doctor con un embudo[7] en la cabeza, que extrae la piedra de la cabeza de un señor, aunque realmente es un tulipán. Su bolsa de dinero es atravesada por un puñal. Están presentes en la obra, un fraile con un cántaro de vino y una monja que lleva un libro cerrado en la cabeza, tal representación, podría apuntar al anticlericalismo del Bosco, influido por las corrientes religiosas pre-reformistas en Flandes. Una condena más abierta a aquellos que formaban parte de las órdenes religiosas se puede observar en:
“La Nave de los locos”
El bote de extraña construcción, lleva un árbol como
mástil que ondea una bandera rosa con una media luna[8], en el follaje aparece la lechuza, una
calavera que representa la muerte que contempla la escena, y una de las ramas que esta partida es usada
como timón. Una monja y un fraile franciscano, distraídos en comer un pedazo de
comida que cuelga de un hilo; no se dan cuenta que un ladrón les va a robar lo
poco que les queda sobre la mesa, estos religiosos con un laúd[9], cantan
juntos, lo que tiene ciertas asociaciones eróticas, ya que hombres y mujeres de
las ordenes monásticas debían permanecer separados. Entres los vicios
monásticos, la Lujuria y la Gula tenían preeminencia desde hacía mucho tiempo;
y, durante el siglo XV, estás y otras acusaciones eran dirigidas con frecuencia
contra las órdenes religiosas. En el cuadro también se observa gente en el
agua, un embudo invertido que sería la locura, un ave asada como la gula, un
cuchillo como símbolo fálico o del pecado de la ira. Un hombre vomitando por
los efectos del alcohol y un bufón está sentado en el cordaje de la derecha.
La nave era una metáfora predilecta durante la Edad
Media, por ejemplo una imagen popular era, la nave de la iglesia, tripulada por
los prelados y el clero, que lograba que su carga de almas cristianas llegara
sana y salva al puerto del Cielo[10]
Alegoría de la Lujuria y la Gula
La relación íntima entre la Lujuria y la Gula, dentro
del sistema moral de Medievo, fue expresada también en un fragmento de una
pintura de la Universidad de Yale. La Gula la personifica los nadadores del
ángulo superior izquierdo, reunidos alrededor de un gran barril de vino sobre
el que está sentado un campesino gordo, otro personaje nada cerca de la orilla
y un pastel de carne le tapa los ojos, a la derecha una pareja de enamorados dentro
de una tienda están bebiendo vino.
Durante la Edad Media, los moralizadores repetían a su
audiencia que la Gula y la embriaguez conducen a la Lujuria. Y una de las
preocupaciones de la iglesia de este tiempo era la preparación para el Juicio
Final, y enseñaban a los creyentes que
tipo de conducta debían seguir para ser incluidos en los bienaventurados;
advirtiendo a los pecadores sobre el terrible castigo que les aguardaba sino
seguían el camino del Bien, mostrándoles con detalles espeluznantes los terribles tormentos que iban a pasar. El
Bosco, como hombre de la época, tuvo ese gusto del cilicio y de la muerte, y
gracias a su imaginación pintó la más extraordinaria colección de torturas que
pueda imaginar un verdugo, pues nada era demasiado para apartar al pueblo de la
herejía. En este tríptico las representaciones del Juicio Final, del paraíso y
del infierno eran las consecuencias de una larga tradición desarrollada en el
Medievo
El Juicio Final
Esta obra, pintada para Felipe el Hermoso, es la única fechada, 1504, en el panel central se representa el Juicio Final, las tablas laterales representan el paraíso y el infierno. Este tríptico abarca todos los seres, como un evento que termina con la historia de la humanidad. La mayor parte del cuadro está ocupada por las escenas de tortura, por ejemplo: los condenados que serán asados o hervidos en una caldera, la mujer presa del hombre-dragón, los hombres desnudos empalados en el árbol espinoso; escenas de heridas, mutilaciones atroces. Se le da mucha importancia a las armas, al metal, a las substancias metalizadas. En la forja infernal, los condenados son herrados, moldeados sobre el yunque; el hombre se convierte, en materia prima de experiencias monstruosas[11].
Para el Bosco el pecado y la locura son
condiciones universales de la humanidad, el fuego es el destino en común, el
pintor desarrolló más aún esta visión profundamente pesimista de la naturaleza humana
en otros dos trípticos: El carro de heno
y El Jardín de las Delicia,
relacionados al El Juicio Final en
cuanto formato.
“El carro de heno”
Muestra a la humanidad que se entrega al
pecado sin considerar las leyes divinas, ni considerar el destino que Dios les
tiene preparado. El Bosco enfoca uno de los pecados capitales; “La Avaricia”;
esta los lleva a la discordia, a la violencia y al crimen, aspectos que están
representados en el espacio abierto que hay delante del carro. La Avaricia
también lleva a los seres a engañar y a defraudar como el señor con el sombrero
de copa alta, que es un farsante y está acompañado de un niño. En el ángulo
inferior derecho, unas monjas introducen heno
dentro de un gran saco; mientras son vistas por un fraile glotón.
La repetición
de ciertos temas en las obras del Bosch,
hace que tomen valor de símbolos: los temas del abismo, temas fálicos, y
el arma blanca en especial; presentan la necesidad que tuvo Bosch durante toda
su vida, de liberarse de sus angustias. Al igual florecen ciertas imágenes de
refugio ligadas a lo órfico[12].
En la imagen del huevo, matriz del mundo, símbolo de la Madre, existe un
paralelismo con el mándala[13], surgido
del inconsciente, que aparece a veces en los sueños neuróticos.
Tablero de los Siete Pecados Capitales y las Cuatro
Postrimerías
El hombre de la edad Media, corrupto por el
pecado de Adán, luchaba débilmente por sus inclinaciones perversas, con
probabilidad de hundirse al nivel de las bestias que de elevarse al de los
ángeles, esto inspiró al Bosco la reinterpretación de en las Bodas de Canaán, y el Tablero de los Siete Pecados Capitales y las
Cuatro Postrimerías. En este, se presenta la condición y el destino humano
mediante una serie de imágenes circulares, la imagen central formada por
anillos concéntricos representa el ojo de Dios, cuya pupila emerge Cristo, con
sus heridas, alrededor de la pupila están inscritas las palabra “Atención,
atención, Dios ve”. Y lo que ve, está representado,” Los siete pecados”,
mediante pequeñas escenas. El concepto de Dios espía del género humano durante
el Medioevo, era un elemento disuasivo contra el pecado[14].
Las bodas de Canaán
Aquí, claramente se expresa la complejidad
del pensamiento del Bosco, ya que, por un lado se presenta una alegoría moralizadora
sobre la búsqueda del hombre de los placeres de la carne, a expensas de su
bienestar espiritual y, por el otro, el ideal monástico de una vida alejada del
mundo y dedicada a la contemplación de Dios.
Bosch, cuando pintó los extravíos de los hombres,
sus debilidades y su miseria, buscó ilustrar pensamientos o doctrinas que su
época y ambiente preferían. En las Tentaciones
de San Antonio, el Jardín de las
Delicias, los diversos Infiernos y
los Juicios Finales se expresa una
profunda angustia metafísica y de origen neurótico, íntimamente unido e
indisociable; donde el hombre busca liberarse.
Las Tentaciones de San Antonio
Los que sedujo al pintor en esta escena,
fueron las tentaciones simbolizadas de muchas maneras (cuchillo mellado,
escalas, el jarro del diablo, piezas de armadura, pequeños demonios-grillos y
un cerdo) a que estuvo sometido el santo, provocando en él ese estado de crisis
que afectaba al propio Bosch. El combate interior es lo que le interesa y le
atrae, donde el hombre se mide con su fe. San Antonio está acurrucado, debajo
de un árbol hueco que tiene un techo de paja, delante un arroyo donde hay
figuras demoniacas.
El bosco pinta en la vida de los santos una
vía para la salvación del género humano siendo un modelo de imitación que se
debe seguir, otro ejemplo son las tablas con la Pasión de Cristo, a través
de la meditación sobre las penas sufridas por Cristo, para rescatar al género
humano del pecado universal.
La Coronación de Espinas
“Estos cuatro verdugos pueden estar
representando los cuatro tipos de temperamento: el flemático y el melancólico
en lo alto y el sanguíneo y el colérico en la parte inferior. Arriba a la
izquierda, un soldado romano pone la corona de espinas, que parece una aureola
por su posición. Arriba, a la derecha, otro verdugo, con rostro más compasivo,
apoya su mano en el hombro de Jesús; su animalidad queda subrayada por el
collar de perro que luce. Las dos figuras de la parte inferior tienen
expresiones más crueles y llenas de odio. El de la izquierda tiene pintado en
la toca roja una estrella y una media luna, lo que aludiría a su pertenencia a
una religión opuesta al Cristianismo: la media luna del Islam y una estrella
amarilla del judaísmo.” [15]
Cristo cargando la Cruz
Esta fue la última obra que pintó el Bosco sobre el tema, aquí Jesús está acompañado por la Verónica, figura apócrifa, también se observa una turba clamorosa con caras alteradas y deformes, estos no son hombres sino demonios, encarnaciones perfectas de todos los deseos y pasiones que jamás hayan podido mancillar el alma. El rostro de Jesucristo y de Verónica denotan singular serenidad parecen estar sumidos en alguna visión interior.[16]
Estas son algunas pinturas de Hieronymus
Bosch, que en España ha gozado de un particular interés, debido principalmente
a los extraño de su iconografía, este interés por la creación del artista, es
el perfecto broche que cierra una Edad Media cargada de negros horrores.
Este artista extraño, sigue envuelto en su
complejidad y en su misterio, pocos pintores han sido objeto de juicios tan
contradictorios sobre su obra, juicios que varían según las tendencias
artísticas y filosóficas del momento.
El museo del Prado de Madrid, posee hoy en
día varias de las obras más famosas de El Bosco, gracias a que el rey Felipe II
de España, compró muchas de ellas; más de medio siglo después de la muerte del
pintor, debido a su pasión obsesiva por
el artista, se puede considerar, el
punto de arranque de la pasión que sintió la aristocracia española por el
pintor. Tal vez Felipe II halló placer en buscar su lado mórbido y erótico, el
gusto por lo macabro, y una suerte de perversión mística que concordaba con su
modo de ser.[17]
[1] M. Gauffreteau-Sévy, Hieronymus Bosch “El Bosco”, 2a. ed., Ed. Labor,
S.A., España, 1969, pp. 17
[2] 1000
Biografías, en Grandes personajes, SPES
Editorial, S.L., 1ª. ed., España, 2003, p. 127.
[3] El
Renacimiento, en Historia del Arte 3, Ed.
ESPASA CALPE, S.A., España, 2005, p. 678.
[4] Op cit, M. Gauffreteau- Sévy, pp. 67-68.
[5] Castelli,
Enrico, Lo demoniaco en el arte, su
significado filosófico, Ediciones Siruela, S.A., España, 2007, pp.
213-218. Sapo: Figuración del diablo,
símbolo de codicia y del sortilegio.
[6] Idem, Lechuza, símbolo de la herejía. .
[7] Idem. Embudo: Emblema de la inmoderación y de la prodigalidad. Puede ser también
emblema fálico.
[8] Media luna: Símbolo de la vanidad y también de la vida sublunar ( la
alternancia del crecer y el decrecer). A menudo representaciones del diablo.
[9] El laúd y el
bol con cerezas tienen connotaciones eróticas,
http://es.wikipedia.org/wiki/La_Nave_de_los_locos
[10] Bosing, Walter, El Bosco, [Editado
por Ingo F. Walther, Traducción: Lic. María Luisa Metz], Germany, 1989, p.30.
[11] Op cit, M. Gauffreteau-
Sévy, p. 140.
[12] El onirismo es una actividad mental que se manifiesta en un síndrome de confusión que está especialmente caracterizado por alucinaciones visuales, que pueden indicar una disolución parcial o completa con la consciencia o la realidad. http://es.wikipedia.org/wiki/Onirismo
[13] Los mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A1ndala
[13] Los mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A1ndala
[14] Op. cit. Bosing, Walter, pp.25-26.
[15]
http://es.wikipedia.org/wiki/La_coronaci%C3%B3n_de_espinas_%28Bosco,_Londres%29
[16] Op. cit. Bosing, Walter, pp. 77-78.
[17] Ibid. p.12.
Giovana, he corregido algunas cosas, y quitado algunos formatos espurios, por lo demás, muy bien
ResponderEliminarMuy bien, gracias Edgar.
Eliminarexcelente
ResponderEliminar