jueves, 15 de diciembre de 2011

Plotino: Enéadas I. 3. Sobre la Dialéctica

En la tercera parte del libro primero de las Enéadas, Plotino habla acerca de la dialéctica, que la considera como disciplina y como virtud. El objetivo de ésta es el acceso del Bien por la vía del discurso racional, es decir, la meta de la dialéctica es el Bien. Para poder llegar a su meta, el autor presenta tres candidatos para la subida, que se hace por medio de la vía racional. La razón eleva el alma a la inteligencia y de ésta nos eleva al Bien. Los candidatos son: el filósofo nato, el músico y el enamoradizo.

Además presenta el itinerario que estos tres candidatos ya descritos deben recorrer para alcanzar su meta. El camino consta de dos etapas iguales para todos. La primera de lo sensible a lo inteligible. Ésta “arranca de las cosas de acá abajo[1]. La segunda es para aquellos que ya han llegado a la parte inteligible y de ahí avanzan hasta la cima de ésta. El músico, hipersensible a la belleza sonora, es muy impresionable y embelesado por ésta. No es capaz de moverse por sí solo, y hay que enseñarle a captar la armonía inteligible y la Belleza presente en ella.

El enamoradizo, impactado por las bellezas visibles, se queda deslumbrado ante ellas. Es, por tanto, hipersensible a la belleza corporal. Hay que enseñarle a él a no quedarse embelesado con un solo cuerpo, sino que hay que conducirlo escalonadamente, con la razón, a la belleza corporal en general (a la universalidad de los cuerpos). Por último presenta al filósofo nato, que se encuentra ya listo y en marcha hacia lo alto. A él basta con guiarlo: enseñarle las matemáticas y promoverlo a la virtud perfecta y, posteriormente, hacer de él un dialéctico consumado. Ahora bien, es preciso señalar que es posible que el músico se vuelva enamoradizo y que se quede ahí o aún más pase hacia delante. La dialéctica es presentada por Plotino como:

El hábito capaz de declarar racionalmente, acerca de cada cosa, qué es cada una, en qué difiere de otras y qué hay de común en ellas; en qué clase de seres entra cada una, qué puesto ocupa entre ellos y si es lo que es, y cuántos son los Seres y cuántos, a su vez, los que no son Seres, sino distintos de los Seres[2].

Describe, pues, la dialéctica como el estudio científico de la realidad, definiéndola, clasificándola y estructurándola. Es, además, considerada como la parte valiosa de la filosofía (como una filosofía primera). La dialéctica versa sobre cosas reales y maneja los Seres como materiales. En ésta, la inteligencia proporciona principios evidentes (las verdades relativas al Bien) al alma del filósofo (que es capaz de recibirlos).

La inteligencia tiene por objeto el Bien, la sabiduría tiene por objeto el Ser. La prudencia es una reflexión superior que reflexiona más bien sobre lo universal. La dialéctica y la sabiduría proveen a la prudencia de todo. Las virtudes inferiores se pueden dar sin la dialéctica y la sabiduría sólo de modo imperfecto y defectuoso. Las virtudes naturales anteceden a la sabiduría, luego ésta perfecciona las virtudes morales. En conclusión la dialéctica es la parte más valiosa de la filosofía y no debe ser confundida con la lógica. Es auxiliar de la física y de la ética y fundamento de las otras virtudes: prudencia y virtudes morales perfectas.

Bibliografía

Plotino, Enéadas I.3 Sobre la Dialéctica, Ed. Gredos, pp. 43-54


[1] Plotino, Enéadas I, Cap.3 Sobre la Dialéctica, p.46

[2] Plotino, Enéadas I, Cap.3 Sobre la Dialéctica, p.48

2 comentarios:

  1. Lo que me llama la atención es que la razón es base importante para la dialéctica, la cual es el acceso del bien. Cabe decir que ésta es considerada como una disciplina y como virtud. También considero que la razón eleva el alma a la inteligencia y de ésta nos eleva al Bien. Y el último aspecto que pude conocer es que el filósofo, el enamoradizo, y el músico son las personas que pueden alcanzar el bien.

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  2. Plotino al declarar que por medio de la dialéctica se puede llegar a Bien, plantea en el alma una vía racional, solamente por medio de la razón, se puede llegar a la virtud suprema, la cual consisten en la contemplación del Bien. Plotino plantea de cierta manera, que el filósofo, quien hace uso de la razón, de la dialéctica, es quien llega al Bien.

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