jueves, 16 de mayo de 2013

La escolástica y la universidad en la edad media

La escolástica y la universidad en la edad media

La escolástica está íntimamente ligada con la universidad, así  al nacer una nació la otra: “la nueva institución se desarrollara, en un principio, en París y en Oxford…y su aparición se considera inseparable de la emergencia del tipo de cultura que llamamos escolástica.”[1] La escolástica gozaba de una situación privilegiada al igual que la universidad. La universidad es el cuerpo docente que la conforma y “la escolástica es el tipo de enseñanza magistral que la universidad se encarga de promover.”[2] Así no hay la una sin la otra. Así ambas nacen hacia los umbrales del siglo XIII, y tiene su decadencia ambas hacia finales del silo XV, con la llega y establecimiento  del humanismo. En el año de 1215 se promulgaron los estatutos de la universidad de París  ,los cuales organizarán también la escolástica, a través de una normativa que regiría el cuerpo universitario y al mismo tiempo ordenación de los textos que deberían de ser comentados como: “Organon, Ethica noca et vetus de Aristóteles, Issagoge de Porfirio, Institutiones de Prisciano, Barbarismus de Donat, etcétera.”[3]Con estos estatutos que rigen lo que debe se leído por los docentes en las universidades, es decir los textos autorizados, por ejemplo los textos de la filosofía natural de  Aristóteles estaban prohibidos, así se ve que de un mismo autor se permitía leer algunos texto y otros no, lo cual a las luces actuales parecería una contradicción.
                Por escolástica se designa “el magisterio de un cuerpo profesional que se apoya en un estatuto sancionado por el papa y que se compone de maestros encargados de comentar los textos legitimados que se elevan a la categoría de autoridad. El trabajo del maestro era supervisado por el cuerpo institucional, encargado de condenar cualquier desviación. Todo ese universo de textos constituye el horizonte de la escolástica y su frontera viene marcada por la prohibición impuesta a otros libros”[4] Entonces, una de sus características es su carácter corporativo. Un cuerpo cerrado y aislado. Así la escolástica posee los verdaderos saberes. No puede recibir ningún saber que venga de fuera de su cuerpo y sus textos, entonces nada que venga fuera de sus aulas estaría permitido. Así la idea sería influir sobre el mundo pero no recibir de él hasta no ser sancionado o aprobado. Pero no todo parece tan oscuro, sino que aquí el libro escrito es usado como un objeto para ser leído a los alumnos y para que los alumnos lo pudieran leer y a la vez el libro pueda ser copiado, en un latín muy rígido y sin influencias. Así se hacían copias del griego al latín para ser usado por los escolásticos y esto daba pie, a ratificar, que solo trasmitían lo de un grupo selecto de textos y que además estaban traducidos al latín.
                Los textos solo se comentaban no se criticaban, ya que así era la labor de los maestros escolásticos al trabajos con los textos con sus alumnos. Así los textos y la enseñanza en las universidades estaban agrupados en cuatro facultades: “Facultad de artes (filosofía), facultad de derecho (canónico y civil), la facultad de medicina y la facultad de teología.”[5] Así la escolástica estaba descompuesta en cuatro escolásticas distintitas e independientes: filosófica, jurídica, médica y teológica.  Pero existía una de ellas que parecía ser el tronco común de las otras que era la escolástica filosófica. Así el jurista, el médico y el teólogo debían de ir a la faculta de artes para adquiere el conocimiento filosófico para después irse a su especialidad. Así “la escolástica marca el triunfo de Aristóteles: durante varios siglos, las escolásticas especificas se apoyaron en la escolástica aristotélica enseñada en la faculta de artes y todas ellas, directa o indirectamente, están impregnadas de aristotelismo.”[6]
                El maestro escolástico seguía un método para dar su lección, el cual constaba de seis fases: La primera que es del maestro, en la cual el maestro, escoge del autor un texto y dentro de este un problema, enunciándolo con la ayuda de una interrogación; la segunda fase incumbe a un interlocutor imaginario, esta fase es una lista de todas las objeciones que se oponen a lo que dice el maestro;  la tercera fase la lleva el maestro, enunciando la tesis magistral antes de defenderla contra las objeciones; la cuarta fase es la defensa de la tesis contra las objeciones; En la quinta fase el maestro expone los argumentos que sostiene su tesis. En la sexta fase el maestro hace una recapitulación de los argumentos de las objeciones y los refuta mediante una respuesta a cada una de dichas objeciones. Pero es de notarse que el dialogo real no existe, lo que decía Platón en forma de diálogo dejó de usarse para usar la forma aristotélica de presentar los argumentos. Pero dentro de esta forma rigurosa en que los maestros escolásticos daban su lección aparece como motor de sostenimiento de la misma durante varios siglos la contraposición entre San Agustín y Aristóteles. Así con los puntos de vista de cada uno de ellos la enseñanza de las cuatro áreas, y principalmente la filosófica, era el tronco común de las otras, y esto daba como resultado que se podía tener alejada a la monotonía, ya que la contraposición entre ambos: San Agustín y Aristóteles, es lo que el maestro escolástico podría exponer durante su enseñanza.



San Agustín



Aristóteles


Buenaventura


Averroe
Las dos órdenes  y las formas de escolásticas a mediados del siglo XIII corresponden a los franciscanos y a los dominicos, ambos con sus respectivos representantes entre los que se encuentran, principalmente, el franciscano Buenaventura y el dominico Tomas de Aquino,  ambos respaldados por los ideales de sus órdenes y de las figuras de San Agustín y la de Aristóteles. Así “el conflicto que opone al <antiguo> San Agustín y al <nuevo> Aristóteles proporciona el marco específico a partir del cual la escolástica determina sus opciones.”[7] Así esta disputa entre ambas escolásticas permitió que esta viviera varios siglos, ya que le daba fuerza e ímpetu. “Ambas escolásticas impulsaron sus respectivos objetivos con suma claridad hasta sus últimas consecuencias y cada una de ellas percibía los objetivos de la otra como absurdos incomprensibles.”[8] Están por un lado los pensamientos de Buenaventura, sobre las ideas de Aristóteles y las que defienden los aristotélicos averroístas.[9]  Buenaventura piensa que: “las artes no producen más que ideas tenebrosas.”[10]  A su vez “el averroísta considera la doctrina del teólogo como mera mitología.”[11] Ambas escolásticas se enfrentan de este modo con sus respectivos seguidores y representantes. Así como por un lado las ideas de Aristóteles que se puede decir son más “novedosas” y las ideas de San Agustín (y la patrística[12]), que son más platónicas y místicas pero profundamente religiosas. Así con el avanzar de los siglos de cada una de estas escolásticas se puede decir que surgen otras representadas por el maestro Eckhart y por Duns Escoto. Entonces, estas pugnas entre diversas modificaciones de la escolástica y la aparición de algunas de ellas diferentes a las otras dio paso a su fin ya que aparece una dispersión de la escolástica.



Eckhart



Duns



La escolástica a los comienzos del siglo XIV conjuntado con otros  acontecimientos como el papa humillado en Aviñon y el Gran Cisma, así como esta dispersión en diferentes escolásticas dio paso a que se encaminara a su fin. Así como la misma traducción de la Biblia a otras lenguas vernáculas como el inglés, alejándose del latín, y la aparición de un maestro agustiniano de la Universidad de Wittenberg, Martín Lutero están marcando el fin de la escolástica. Así se deja atrás solo el comentario de los textos seleccionados y aprobados por un poder papal, sino que se abrirá a la crítica y cuestionamiento de otra forma de pensar.



Martín Lutero


 


[1]Goff. Jacques Le, Schimitt, Jean Claude. Diccionario razonado del occidente medieval, tr. Ana Isabel Carrasco Machado, Akal, Madrid, 2003, p. 261.
[2]Idem.
[3]Idem.
[4]Idem.
[5]Ibid., p. 263.
[6]Idem.
[7] Ibid., p.265.
[8] Idem.
[9] Averroismo según Abbagnano es la doctrina de Averroes tal como fuera entendida e interpretada por los escolásticos medievales y por los aristotélicos renacentistas. Puede compendiarse en los siguientes puntos fundamentales: 1) eternidad y necesidad del mundo, que es una tesis contraria al dogma de la creación, 2) separación del entendimiento activo y el pasivo del alma humana y su atribución a Dios, así priva el alma de su parte más elevada e inmortal, 3) doctrina de la doble verdad o sea de una verdad de razón, que se obtiene de la obras de Aristóteles, el filósofo por excelencia, y de una verdad de fe, las cuales pueden hallarse en pugna entre si. Abbagnano, Nicola, Diccionario de filosofía, actualizado y aumentado por Giovanni Fornero, 4ª ed., Fondo de Cultura Económica, México, 2004, p. 121.
[10] Goff. Jacques Le, Schimitt, Jean Claude., op.cit., p. 265.
[11] Idem.
[12] Patrísticas sería la filosofía cristina delos primeros siglos. Consiste en la elaboración doctrinal de las creencias religiosas del cristianismo y en su defensa contra los ataques de los paganos y los herejes. Se caracteriza por no distinguir entre religión y filosofía. La herencia patrística fue recogida por la escolástica en la figura de San Agustín. Abbagnano, Nicola,  Diccionario de filosofía, actualizado y aumentado por Giovanni Fornero, 4ª ed., Fondo de Cultura Económica, México, 2004, p. 797-798.

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