Brujas:
la represión sexual femenil en la Edad Media
La persecución de
brujas en la Europa Medieval “representó un movimiento misógino, basado en la
atribución de una naturaleza demoníaca de la mujer”. [1]
Ésta es la tesis del psicólogo Eduardo Cosacov Belaus acerca de las causas por
las cuales fueron criminalizadas las llamadas brujas en la época medieval. A
diferencia de las dos teorías pragmáticas: paganismo y represión política como causas de la caza de brujas, Eduardo
Cosacov contrapone a dichas teorías la del
complejo de castración, derivada del psicoanálisis de Sigmund Freud.
Si bien es cierto que
el paganismo tiene creencias
filosóficas de tipo monoteísta que se encuentran por primera vez en inscripciones cristianas de principios del Siglo IV después de nuestra era, con
la hegemonía del cristianismo, estos resabios se convirtieron en los “aliados del diablo”. La persecución
de brujas, sin embargo es muy posterior al comienzo de la Edad Media, siglos
XIV, XV y XVI. Por otro lado, también es cierto que el aparato jurídico para
perseguir herejes llamado inquistorial,
perseguía minorías, y en el caso de las brujas las victimas solían ser pobres,
disidentes del pensamiento cristiano; no obstante la dificultad estriba en que
sus confesiones se obtenían habitualmente
mediante la tortura.
Por lo tanto, de alguna
manera ha sido superficial la explicación que antropólogos e historiadores han brindado
al tema de la persecución de las brujas. En ese sentido Eduardo Cosacov, autor
del libro Caza de Brujas en Europa
Medieval: una mirada psicoanalítica y de género, sostiene que no es posible
entender un fenómeno irracional –como es el de la caza de brujas- de una manera
racional, por lo que sólo puede ser comprendido en lo más profundo del
inconsciente de la psique humana. Luego entonces Casovoc afirma que la persecución
tiene un sesgo de género, en este caso la mayoría de perseguidos eran mujeres. “La
persecución ocurrida en Europa hacia las mujeres sólo resulta explicable si se
asume que en los estratos más profundos
de nuestra mente el sexo femenino se encuentra asociado a la muerte”[2].
Siguiendo los
planteamientos de Freud, Cosacov afirma que los tres grandes temores del hombre son: la
muerte, la locura y la homosexualidad. En ese sentido el psicoanalista afirma
que los niños como a los neuróticos, al contemplar los genitales, les provocan inquietud
y lo relacionan con lo siniestro. La represión sexual en lo general y la
misoginia en lo particular están relacionados con la angustia de castración, que evoca a un sentimiento siniestro ligado
a la muerte. Cuando un niño de cinco años quiere pasar la noche en medio de sus
padres, y este niño es desplazado por el papá, expresa simbólicamente la
castración. En el judaísmo la castración es real y se realiza a través de la circuncisión.
Por otra parte, el impulso
de muerte del inquisidor que tortura a la víctima, en este caso la bruja, no
sólo refleja su misoginia, sino también como todo sociópata, el placer de
infringir dolor a otra persona. La destrucción,
la muerte, la violencia en contra de las mujeres es un ejemplo de impulso de
muerte de los varones inquisidores. Mientras que el placer sexual de las mujeres consideradas brujas era condenado, el
placer del inquisidor al aplicar la tortura sistemática a otro ser, fue
naturalizado y no cuestionado.
Otra forma de represión
sexual hacia las mujeres consideradas brujas, fue la masturbación. Como lo
describen las pinturas del pintor español Francisco de Goya, “La linda maestra” Capricho 68 de Goya, “el
empleo de bastón o escoba era indudablemente algo más que un acto simbólico
freudiano: servía para aplicar la planta que contenía atropina las membranas vaginales sensibles, así como la sugestión
de cabalgar sobre un corcel, una ilusión típica de viaje de las brujas de aquelarre”.[3]
De igual manera las acusaciones
contra las brujas eran variadas, desde la culpabilidad de la impotencia sexual del
hombre, la esterilidad, el acceso al goce sexual sin distinción de sexos, el auto
placer y la masturbación, degradar los símbolos cristianos y homenajear a la
muerte.
De acuerdo con el
perfil expuesto en el Malleus Meleficarum (manual del inquisidor), la
bruja eran mujeres viudas o casadas de entre los 50 y 70 años de edad. Otro de
los rasgos que describe Casocov es que “según el Malleus, fémina proviene de fe-minus, es decir, con menos fe que el
varón o cual dicho sea de paso, es etimológicamente falso. También habla de que
son más impresionables, más lujuriosas y sensuales, todo lo cual las vuelve
vulnerables a las tentaciones.”[4]
La misoginia es una
expresión cotidiana desde sociedades de la antigua Grecia pasando por la Edad
Media y perdura hasta nuestros días. La lectura del libro Caza de Brujas en Europa Medieval: una mirada psicoanalítica y de
género, nos brinda un enfoque diferente para comprender el por qué hoy en
día la misoginia y la homofobia son cuestiones de lo más siniestras en países con fundamentalismos religiosos.
Buenisimo informe.Saludos desde Argentina.
ResponderEliminarBuenisimo informe.Saludos desde Argentina.
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