A decir verdad sobre
Jesús y sus enseñanzas, siempre se ah tenido incertidumbre; ¡que es verdad y
que es mentira¡ como podemos tomar las enseñanzas de Jesús o incluso si los
Evangelios del Nuevo Testamento se deben ver en un sentido literal o netamente
metafórico. A todo esto, un descubrimiento asombroso a puesto al mundo
occidental y en particular ha la religión cristiana de vuelta hacia atrás, a
vislumbrar su pasado y los cimientos de la institución de Pedro.
En diciembre del año de 1945 un campesino hizo un
descubrimiento en el alto Egipto. Cerca de la región de Nag Hammadi, en una pequeña cueva, cuando el campesino se
refugiaba, se topó con una jarra de barro que contenía trece papiros
encuadernados en cuero. Estos papiros contenían conocimiento de los llamados
cristianos gnósticos y se relataba otro tipo de enseñanza que Jesús había dejado
al mundo. Entre los papiros se encontraban títulos tan controversiales como El Evangelio de la Verdad, El Evangelio de
María, El Evangelio de Tomas, El Apocalipsis de Pablo, La Carta de Pedro a
Felipe y El Apocalipsis de Pedro.
Los que escribieron e hicieron circular los textos no se
consideraban a sí mismos herejes. Actualmente a estos cristianos se les conoce
como gnósticos del griego gnosis,
palabra que suele traducirse por conocimiento. Porque del mismo modo que a
aquellos que dicen no conocer nada sobre la realidad última se les denomina agnósticos, literalmente que no conocen, a las personas
que si afirman conocer tales cosas se la llama gnósticas.[1]También
podría traducirse por intuición, porque gnosis
entraña un proceso intuitivo de conocerse a uno mismo. Y conocerse a uno
mismo decían ellos, es conocer la naturaleza y el destino humano.
Algunos afirman que los gnósticos, al interpretar la
doctrina cristiana en términos de la filosofía griega, en cierto sentido se
convirtieron en los “primeros teólogos cristianos”[2]. A
esto actualmente la mayoría de los estudiosos coinciden en que lo que
denominamos gnosticismo era un movimiento extendido que obtenía sus fuentes de
varias tradiciones. No hay duda que
los cristianos gnósticos expresaban ideas que los llamados cristianos ortodoxos
(con esta palabra la autora se refiere a los cristianos de la Iglesia Romana,
que apoyan la idea de la jerarquía, por designio divino ya que Jesús hablo con
Pedro; y los obispos, sacerdotes y demás son sus sucesores) aborrecían. Por
ejemplo, algunos de estos textos gnósticos se preguntaban sí todos los
sufrimientos, trabajos y la muerte se derivan de los pecados humanos, los
cuales, según los ortodoxos estropearon una creación que en principio era
perfecta.[3]
¿Sera la resurrección, un símbolo simplemente o en
realidad un dogma?, la visión de los cristianos gnósticos, se refiere a este
suceso de la vida de Jesús como un suceso espiritual; dicen que no debe ser
tomado en sentido literal, aunque por el contrario los ortodoxos afirman que
los Evangelios dicen literalmente que Jesús resucitó al tercer día y que se les
presento a los apóstoles. Aunque algunos de ellos al principio dudaron, Jesús
les permitió tocarlo e incluso pidió que se le sirviera de comer para demostrar
que no era un fantasma o una ilusión.
Quinientos
años antes los discípulos de Sócrates habían afirmado que el alma de su maestro
era inmortal. Pero lo que decían los cristianos era distinto y, en términos
ordinarios, totalmente implausible[4].
Pero los cristianos gnósticos rechazaron la teoría de Lucas. Algunos gnósticos
decían que la interpretación literal de la resurrección era la “fe de los
necios”. El Evangelio de Felipe, expresa
el mismo punto de vista y se burla de los cristianos ignorantes que interpretan
la resurrección literalmente, “los que dicen que morirán y luego resucitaran
están en un error[5]
Si
las crónicas del Nuevo Testamento Podían servir de base para interpretaciones
distintas, ¿Por qué los cristianos ortodoxos del siglo II insisten en
interpretar literalmente la resurrección y rechazan todas las demás
interpretaciones por considerarlas herejes?[6]
Considera la autora puede tratarse de un problema político de aquellos tiempos.
Paradójicamente,
que la doctrina de la resurrección de los cuerpos cumple también una función
política esencial: legitimiza la autoridad de ciertos hombres que pretenden
ejercer la dirección exclusiva de las iglesias como sucesores del apóstol
Pedro. Ah partir del siglo II, la doctrina ah servido para validar la sucesión
apostólica de obispos, base de la autoridad pontificia hasta nuestros días. [7]
¿Cuál fue el vínculo entre el grupo reunido en torno a
Jesús y la organización a escala mundial que, en plazo de ciento setenta años
después de su muerte, se convirtió en una jerarquía de tres rangos: obispos,
sacerdotes y diáconos?[8]
Los cristianos de generaciones posteriores defendían la tesis de que dicho
vínculo ¡era la pretensión de que el propio Jesús había vuelto a la vida! Los cristianos
ortodoxos afirmaban que las apariciones posteriores a la resurrección, conferían
autoridad a aquellos que las habían presenciado; y en consecuencia los que fueran
sucesores de los apóstoles tenían el “derecho divino de la jerarquía”
Los gnósticos a su vez reconocían implicaciones políticas
en su teoría, se basaban en algunos escritos como el Evangelio de María. Este documento afirma que ah María Magdalena fue
la primera en aparecérsele Jesús, incluso antes de tener contacto con los así llamados
“Doce” (es decir los doce apóstoles, sustituyendo a Judas Iscariote). De esta manera
los gnósticos confrontaban a los ortodoxos, apoyándose en decir que estos solo ofrecían
a “los muchos” enseñanzas esotéricas; mientras que los gnósticos ofrecían su enseñanza
a pocos y afirmaban que eran las enseñanzas secretas de Jesús.
BIBLIOGRAFIA
Pagels Elaine, 1988,
Los Evangelios Gnósticos, México D.F., Editorial Critica
Meyer Marvin ed. 1986,
Las Enseñanzas Secretas De Jesús, Barcelona, Editorial Critica.
[1]
Pagels Elaine, 1988, Los Evangelios Gnósticos, México D.F., Editorial Critica.
Pp. 18
[2]Cf.
Ibíd. Pp. 30
[3]Cf.
Ibíd. Pp. 38
[4] Cf.
Ibíd. Pp. 41
[5]Cf.
Ibíd. Pp. 51
[6]
Cf. Ibíd. Pp. 44
[7]
Citax. Pagels Elaine, 1988, Los
Evangelios Gnósticos, México D.F., Editorial Critica. Pp. 44
[8] Cf.
Ibíd. Pp. 46
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