Farid Uddin Attar fue un sabio sufí que vivió entre los siglos XII y XIII. Comúnmente se denominaba como sufí a quien ocupaba el más alto grado de realización espiritual en el camino iniciático del Islam, aunque puede variar su uso según el autor. Escribió el poema Mantíc Uttair, que significa el lenguaje de los pájaros, en referencia al lenguaje pájaros conocido por Salomón. En el poema se relata el viaje de en busca del Simurg, rey de los pájaros. Para el presente reporte, también me serví del comentario sobre el Simurg que Jorge Luis Borges hace en su Manual de zoología fantástica.
El libro inicia con una reunión de las aves. En ella discuten y dicen que cómo es posible que todas las naciones tengan un rey excepto la suya. Por tal motivo, consideraban necesario partir en busca de un rey. La abubilla, el ave más cercana a Dios y que será la encargada de guiarlos en su viaje, interviene y les asegura conocer al rey. Les dice lo siguiente:
“Nosotros tenemos un rey legitimo que reside detrás del monte Qaf[1]. Su nombre es Simurg; es el rey de los pajaros. Está junto a nosotros pero nosotros nos hemos separado de Él. El lugar que él habita es inaccesible y ninguna lengua podría celebrarlo. Delante de Él posee más de cien mil velos de luz y oscuridad. En ninguno de los dos mundos existe alguien que pueda disputarle su imperio. Es el soberano por excelencia y está sumergido en la perfección de su majestad […]”[2]
Sin embargo, la abubilla advierte que el camino hacia el Simurg es desconocido y la travesía difícil. Pero aunque cada pájaro se siente en la mejor posición y el más importante, por ejemplo el ruiseñor que dice: “cualquiera que me escucha pierde la razón, quédase como ebrio, aun si de ordinario logra dominarse”[3], o el pato, que presume de poder sostenerse sobre el agua, todos empiezan a poner pretextos para no emprender el viaje. El ruiseñor se excusa diciendo que el llegar al Simurg está fuera de sus fuerzas y que le basta con el amor de una rosa. La cotorra dice que no puede ir porque está encerrada en una jaula. El pavo real se conforma con habitar el paraíso terrenal. El pato dice que no puede abandonar su elemento, que es el agua y que además, no le agrada la tierra seca. La perdiz prefiere quedarse en su hogar, junto a las piedras preciosas. El quebrantahuesos considera ocioso buscar la mistad del Simurg cuando tiene la realeza a su disposición. El halcón prefiere recibir alimento del rey que ver al Simurg, pues se considera suficientemente honrado con ello. A la garza le basta el amor del océano. El búho ama demasiado sus tesoros y las ruinas donde vive. El aguzanieves dice ser falto de vigor y medios. Y así cada pájaro da excusas, cada cual más estúpida que la anterior. Pese a todo, la abubilla los convence y emprenden el viaje a través de los siete valles. El camino es largo, muchos pájaros se desesperan y otros tantos perecen en el camino. Finalmente, luego de viajar muchos años, los pocos que llegan al final de la travesía perciben que ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno de ellos y todos ellos.
El poema está fuertemente influenciado por la religión monoteísta islámica. Los pájaros son una analogía del creyente, y sus excusas, los obstáculos que se interponen entre el creyente y Dios. Así, el ruiseñor representa el apego al amor humano, el pavo real la aspiración de recuperar un sitio perdido, la perdiz el amor a las riquezas o el búho que sacrifica el futuro en aras del presente. Cada pájaro tiene temor de iniciar el viaje, pues significa el abandono de la seguridad, las comodidades y los hábitos. Todos ellos quieren un rey pero ninguno quiere hacer un sacrificio por obtenerlo. Así pues, este poema alegórico puede interpretarse como el sacrificado y valiente camino espiritual que todo religioso debe agotar para alcanzar la fusión con Dios.
[1] Según la tradición persa, el monte Qaf es el hogar del Simurg o Anqa. Rodea la tierra y tiene 3.000 kilómetros de altura( N del T).
[2] Farid Uddín Attar, El coloquio de los pajaros [traducción, introducción y notas de Manuel Aguiar], SUFI, Madrid, 2003,p. 73.
[3] Ibid, p.77.
Bibliografía
Borges, Jorge Luis, Manual de zoología fantastica, FCE, México, 2010, p.134-135.
Farid Uddín Attar, El coloquio de los pajaros [traducción, introducción y notas de Manuel Aguiar], SUFI, Madrid, 2003, pp 13-109.