viernes, 19 de abril de 2013

Les intellectuels au Moyen Age, Jacques Le Goff - II


Jacques Le Goff

Les intellectuels au Moyen Age

 

La Universidad en el siglo XIII - La escolástica - Del universitario al humanista – Evolución de la escolástica– Fe y razón

 

L'homme microcosme


La visión del hombre en el siglo XIII se construye por una analogía entre el mundo y el hombre, entre el megacosmos y este universo en miniatura que es el hombre, y uno de sus efectos es que obliga a considerar al hombre completo con todo y su cuerpo.

Este humanismo dice que "c'est san doute que l'homme qui est nature, que peut comprendre la nature par la raison, peut aussi la transformer par son activité" (es sin duda el hombre que es naturaleza, quien puede entender la naturaleza por medio de la razón, y quien puede también transformarla por medio de su actividad).[1]

 

Le XIIIe siècle - La maturité et ses problèmes (El siglo XIII – La madurez y sus problemas)

El siglo XIII es el de las universidades porque es el siglo de las corporaciones[2], aunque los orígenes de las corporaciones universitarias nos son a menudo tan oscuras como los de otros cuerpos de oficios, se organizan lentamente a golpe de conquistas sucesivas, al azar de incidentes[3], en parte contra los poderes eclesiásticos[4], en parte contra los poderes laicos[5].

Aunque en muchas ocasiones también la universidad encontró un aliado en el Papado[6], por ejemplo: En París es Celestino III, en 1194, quien da a la corporación sus primeros privilegios, y son sobre todo Inocencio III y Gregorio IX los que aseguran su autonomía; en 1215 el cardenal Robert de Courson, delegado pontificio, proporciona a la Universidad sus primeros estatutos oficiales[7], entre otras acciones.

Le Goff nos explica las contradicciones[8], la organización[9], los programas[10], el clima moral y religioso[11], y demás aspectos de la Universidad, hasta llegar a uno en el que sería bueno detenerse:

 

La escolástica

El método del técnico intelectual de la Universidad es la escolástica[12], Jacques Le Goff cita la Introducción al estudio de santo Tomás de Aquino, de le Pére Chenu: "Pensar es un oficio en el que las leyes están minuciosamente fijadas"[13].

La escolástica se basa en la gramática, hay controversias entre realistas y nominalistas, los intelectuales de la época reconocen el justo poder de las palabras y se preocupan por definir su contenido, es esencial para ellos saber qué relaciones existen entre la palabra, el concepto, el ser[14].

Las leyes de la demostración son las de la dialéctica, junto con procedimientos que hacen del objeto de saber un problema, lo exponen, lo defienden, etcétera[15].

La escolástica se nutre de textos, es un método de autoridad: a las leyes de la imitación une las leyes de la razón; a las prescripciones de la autoridad, los argumentos de la ciencia[16].

A partir de la lectura (lectio) se desarrolla la quaestio, el intelectual universitario nace en el momento en que pone en cuestión el texto que ya no es más que un soporte, así él se convierte de pasivo en activo, la conclusión de la quaestio es la determinatio, es la obra de su pensamiento[17].

Luego, la quaestio se despega del texto y existe en sí misma, se convierte en la disputatio, un ejercicio en el que el bachiller disputaba con los alumnos que le hacían preguntas y le planteaban problemas sobre un tema establecido de antemano[18].

Posteriormente se desarrolla la disputa quodlibétique, en la cual un maestro trataba un problema propuesto por quien fuera sobre cualquier tema[19].

Causas de graves crisis fueron las contradicciones de la escolástica, espíritu racional pero fundado sobre el pensamiento antiguo, al que no siempre supo escapar, que no siempre logró llevar los problemas al contexto histórico contemporáneo[20].

Otros temas importantes que Le Goff toca en lo concerniente a la escolástica son, por ejemplo: Las tentaciones del naturalismo[21], el difícil equilibrio de la fe y la razón[22], las relaciones entre la razón y la experiencia[23], entre la teoría y la práctica[24].

De l’universitaire a l’humaniste (Del universitario al humanista)

A lo largo de la declinación de la Edad Media, la fortuna de los universitarios evoluciona[25], en los siglos XIV y XV no abandonan los recursos que pueden obtener de un trabajo asalariado, además exigen a los estudiantes pago por sus lecciones, refuerzan las prescripciones acerca de los regalos que los estudiantes deben dar a los maestros al momento de los exámenes, el número de estudiantes pobres que se gradúan disminuye rápidamente, etcétera[26].

La posición de los maestros comienza a convertirse en una aristocracia hereditaria[27], lo cual también se hace notorio en el desarrollo de los colegios[28].

La escolástica también evoluciona, paralelamente a la evolución social, llegando a renegar de sus exigencias fundamentales, algunas posiciones que se alejan de la escolástica son: la corriente crítica y escéptica que se origina en Duns Scoto y en Guillermo de Ockham; el experimentalismo científico que en Oxford y con los doctores de París lleva al empirismo; el averroísmo; el anti-intelectualismo[29].

 

El divorcio entre la fe y la razón

Con los grandes doctores franciscanos Juan Duns Scoto y Guillermo de Ockham la teología se dedica al problema mayor de la escolástica, el equilibrio de la razón y la fe. A partir de 1320 aproximadamente la tradición de la fe en busca de la inteligencia es abandonada al mismo tiempo que los esfuerzos por lograr una unión entre lo creado y lo divino, que había sido, por medio de aproximaciones variadas, la ambición de agustinianos y tomistas[30].

Es Duns Scoto el primero en rechazar la razón de los asuntos de la fe, Dios es tan libre que escapa a la razón humana[31].

Guillermo de Ockham continúa esta labor y completa el divorcio entre el conocimiento práctico y el conocimiento teórico al aplicar las consecuencias de la teoría de Scoto a la relación del hombre con Dios[32].

(Los adversarios del ockhamismo, como Thomas Bradwardine de Oxford, hacen de la autoridad del dogma el centro de toda verdad y de todo conocimiento, lo que conduce a una exclusión radical de la razón[33].)

Sin este trabajo destructor de la teología escéptica no habrían sido posibles ni el Renacimiento ni la Reforma[34].

Las universidades pierden, en el transcurso de dos siglos, su carácter internacional, la principal causa de esto es la fundación de numerosas universidades nuevas en las que el reclutamiento toma un sesgo cada vez más nacional o incluso regional[35]. Asimismo, las universidades se van convirtiendo en poderes políticos, hacia el fin de la Edad Media[36]; la política escolástica, por ejemplo, busca extender a todos los hombres la ciudad de Aristóteles transformada en ciudad cristiana[37], mientras que el ockhamismo y el averroísmo adoptan más bien la división, la particularidad[38].

Los universitarios se van orientando al humanismo, la primera generación de humanistas franceses, Jean de Montreuil, Nicolas de Clamanges, Gontier Col, Guillaume Fillastre, tienen lugares en la Universidad de París[39].

El humanista es un aristócrata, si el intelectual de la Edad Media ha traicionado finalmente su vocación de trabajar científicamente es en la renuncia a su naturaleza[40]. El sitio del humanista es el del grupo, de la Academia, cerrado, no se enseña en la Universidad sino en el College de lecteurs royaux, el futuro Colegio de Francia. Su lugar es la corte del príncipe[41].



[1] Jacques Le Goff, Les intellectuels au Moyen Âge, p. 63.
[2] Idem, p. 73.
[3] Idem, p. 74.
[4] Ibidem.
[5] Idem, p. 76.
[6] Idem, p, 77.
[7] Ibidem.
[8] Idem, p. 80.
[9] Idem, p. 82.
[10] Idem, p. 85.
[11] Idem, p. 89.
[12] Idem, p. 97.
[13] Ibidem.
[14] Idem, p. 98.
[15] Ibidem.
[16] Idem, pp. 98-100.
[17] Idem, p. 100-101.
[18] Idem, p. 102.
[19] Idem, p. 103.
[20] Idem, p. 116.
[21] Idem, p. 118.
[22] Idem, p. 121.
[23] Idem, p. 129.
[24] Idem, p. 130.
[25] Idem, p. 139.

[26] Ibidem.
[27] Idem, p. 142.

[28] Idem, p. 147.

[29] Idem, p. 149.

[30] Ibidem.
[31] Ibidem.

[32] Idem, pp. 149-150.

[33] Idem, pp. 150-151.

[34] Idem, p. 151.

[35] Idem, p. 156.

[36] Idem, p. 160.

[37] Idem, p. 163.

[38] Idem, p. 164.

[39] Idem, pp. 172-176.

[40] Idem, p. 180.

[41] Idem, p. 181.

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